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sábado, 22 de noviembre de 2014

EL FUJIMORISMO: Un cáncer que merece ser extirpado de raíz de la política peruana

Venga ya, el fujimorismo - aquella banda delincuencial liderada por un impresentable japonés llamado Kenyo Fujimori quien destruyo las instituciones democráticas en 1992, instaurando en el Perú un régimen de terror donde las ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas de miles de personas, así como la corrupción generalizada y el saqueo sistemático de las arcas públicas fueron cosa de todos los días - dice sentirse “ofendido” por las palabras pronunciadas esta semana por el Presidente Ollanta Humala, al afirmar ante la prensa extranjera que el fujimorismo nació de una cloaca, como si aquello no fuera una gran verdad: “Esa agrupación está descalificada moralmente para presidir en el Congreso cualquier comisión de lucha contra la corrupción. Es una cosa inédita y, hasta cierto punto, jocosa en nuestra vida política que la falta de memoria nos lleve a este tipo de situaciones. Por lo visto en el Perú tenemos poca memoria. Todos sabemos lo que pasó en la década de los 90” enfatizó. Ratas miserables que no tienen derecho a nada luego del desastre en el que dejaron al Perú. Y es que no puede existir ningún tipo de acuerdo ni trato alguno con este grupo de mafiosos ya que con la corrupción no se negocia ¿a que no lo pueden entender?. Precisamente esta semana se recordó la caída de ese régimen criminal sucedido hace 14 años, tras el estallido de un gran escándalo como consecuencia de la difusión de los tristemente célebres “vladivideos” que desnudaron la podredumbre moral del fujimorismo. Acorralado por tan reveladoras pruebas, el dictador huyo del Perú en noviembre del año 2000 para enviar su renuncia al Congreso desde el Japón vía fax, no sin antes dirigir personalmente un escandaloso operativo policial, tomando por asalto la casa de su cómplice Vladimiro Montesinos y llevándose consigo cientos de maletas conteniendo reveladores videos en los cuales aparecen como se compro con millones de dólares del Erario Publico a toda la clase política y empresarial del Perú. (Eso sin contar los miles de millones de dólares que robo al Estado, producto de la privatización de las empresas publicas, los cuales convertidos en barras de oro fueron enviados en la valija diplomática al Japón). Cobarde como era, no renunció en el país para no responder ante la justicia por sus múltiples delitos. Hubieron de pasar varios años para que por fin fuera capturado como la rata que es en Chile - adonde había llegado sorpresivamente desde Tokio – siendo extraditado y condenado en un proceso ejemplar a 25 años de prisión por Crímenes de Lesa Humanidad. Personalmente, Fujimori es un pobre diablo que tiene lo que merece. Con el genocida en la cárcel, su hija pretendió “reivindicar” su memoria, presentándose como la candidata del fujimorismo en las pasadas elecciones, fracasando en su intento de llegar a Palacio. A todo ello ¿que es el fujimorismo? No es una ideología explícita, porque no la tiene. Es, más bien, una forma de hacer política en que se mezclan caudillismo, populismo, clientelismo y abuso del poder. Sus abominables crímenes lo descalifican moralmente para ser una alternativa de gobierno y por ello hay que combatirlos sin pausa alguna, porque a pesar del tiempo transcurrido desde la caída de la dictadura, sus seguidores no han cambiado un ápice en su forma de pensar y demencialmente “justifican” sus acciones, intentando tergiversar la realidad, como si nada hubiese pasado. No hay deslinde alguno de las monstruosidades cometidas durante ese régimen asesino, no hay disculpas ni se ha pedido perdón por el gravísimo daño que le han causado al Perú. Como titule la nota, el fujimorismo es un cáncer maligno al cual hay que extirpar de raíz a como de lugar para evitar su propagación. No hay tiempo que perder:)
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