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jueves, 12 de marzo de 2020

SCHWEPPES: Todo en uno

Mucho antes de que existiera Coca-Cola, la marca más famosa e importante de su categoría y antes también de que existiese cualquier otra que fabricara bebidas carbonatadas, sería una menos conocida mundialmente hablando pero con una imagen más refinada, aquella que daría origen a una industria multimillonaria. Esa marca que nació en Suiza, se consolidó en Gran Bretaña, y ha hecho de España el lugar donde más se vende el agua tónica que produce, no sólo es un icono de la globalización y un sello que cada vez más logra tener una penetración y popularidad semejante a la de contendores similares como Pepsi o la misma Coca-Cola, también, es heredera de un legado fascinante en la que hechos y situaciones históricas especialmente del Reino Unido la han tenido como protagonista. Así, los mismos hechos y acontecimientos históricos en los que la misma se vería envuelta, se encargarían de hacer con el tiempo que la misma se volviera parte de la vida y tradición de los británicos. De esta manera Schweppes se volvería un embajador más del Reino Unido que sería exportado y acogido en múltiples lugares: primero en las colonias del imperio y más tarde en otros países y lugares donde la fama y tradición de sus productos también llegaría a ‘conquistar’ otros mercados. La historia de Schweppes comienza en Ginebra cuando Jacob Schweppe, un alemán que se había dedicado a la industria relojera pero que también podemos considerar un inventor amateur, crea en 1783 el proceso industrial para carbonatar agua mineral de forma artificial o soda (diferente de aquella de origen natural). Con un éxito moderado siendo vendida como producto medicinal en tanto que era recomendada como una especie de medicamento digestivo, la soda, de la mano de su fundador, no tardaría en hacerse presente en una de las capitales con mayor atractivo comercial y de negocios en Europa como lo era Londres en aquellos tiempos. Allí, siete años más tarde, Schweppe, en compañía de otros socios, establecería la primera planta de producción para su bebida. Sin embargo a pesar del éxito que ya empezaba a tener su creación, Jacob Schweppe no llegaría a ver desarrollado todo el potencial de su idea y seguramente entonces no alcanzaba a imaginar en lo que su invento llegaría a convertirse. Mucho menos cuando el Rey Guillermo IV de Inglaterra, otro fiel consumidor de la soda, le otorgase a esta el sello real by appointment of (por la gracia de su majestad), ya que para ese entonces (1821), se había producido su deceso. De esta forma si bien esto ayudaría a elevar el producto a un lugar de privilegio en el corazón de los Ingleses poniéndolo a la altura de tradicionales y muy representativas bebidas del país como era el caso del té, la cerveza o el ginebra, el futuro de este pasaría a manos de otros empresarios quienes se encargarían de llevarlo aún más lejos a partir de encontrar nuevos usos y aplicaciones para el mismo ayudando a incrementar aún más su fama y popularidad hasta conseguir hacer de Schweppes una marca mundialmente famosa. Así, durante el siglo XX la marca lograría tener una gran penetración en diferentes mercados, algo que ya en pleno siglo XXI ha logrado consolidar siendo vendida en una gran cantidad de países alrededor del mundo y un reconocido proveedor de bebidas gaseosas suaves. En el 2020, llega el nuevo Schweppes Citrus, una explosión de pomelo, lima, naranja y mandarina en un solo refresco, elaborado con ingredientes de origen 100% natural. Pruébalo :)
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