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sábado, 2 de enero de 2016

PERÚ: El candidato fantasma

Venga ya, en este país bananero sucede cada cosa. Como sabéis, en abril de este año se realizaran las elecciones generales y existe un candidato - que se autoproclama como el “outsider” de la política peruana - cuando en realidad es el recambio de los sectores empresariales, los cuales han inflado su presencia estas semanas mediante una intensa campaña mediática en la prensa basura tratando de levantar su imagen. No deja de extrañar por cierto que se le conceda en esos medios tanto espacio a un don nadie de la política que tiene el 0% de aceptación ciudadana. ¿A que se debe esa intención? se preguntaran muchos. Sucede que aquellos sectores dominantes que siempre han gobernado el Perú - con una excepción, durante el régimen de Velasco - no quieren inesperadas “sorpresas” en las próximas elecciones que posibilite el surgimiento de algún candidato que no puedan controlar (¿Urresti? ¿Acuña? ¿Mendoza?). Ya tuvieron más que suficiente con el triunfo del nacionalista Ollanta Humala en el 2011, cuando se llevó de encuentro a todos sus candidatos a pesar de la vomitiva guerra sucia desatada en su contra , ocasionándoles un buen susto creyendo que iba a instaurar una gobierno revolucionario como el venezolano. Si bien finalmente ello no ocurrió - por diversos motivos que algún día se sabrán y no soy el indicado para aclararlo ahora - tratan de evitar que esa “amarga” experiencia para ellos vuelva a repetirse. Con el descrédito total de los políticos tradicionales (García, Fujimori, Toledo, Kuczynski) que incluso han empezado a caer en las preferencias según las últimas encuestas, han decidido “crear” un candidato “distinto” a ellos en apariencia, pero que en el fondo es mas de lo mismo. Según pude averiguar de fuentes de primera mano, quieren imitar lo sucedido en España, donde los sectores conservadores, temerosos ante el avance de PODEMOS - un movimiento de izquierda antimonárquico y republicano liderado por Pablo Iglesias, quien no oculta su simpatía y admiración por el chavismo venezolano - decidieron reeditar la formula desde la derecha, potenciando a nivel nacional a un grupúsculo fascista catalán llamado Ciutadans, encabezado por un cachorro franquista como Albert Rivera, presentándolo como la “nueva alternativa” al desgastado Partido Popular, envuelto en sonados escándalos de corrupción. Para su desilusión, en las últimas elecciones realizadas en la Península, donde aspiraba ilusamente a convertirse en el “arbitro” de la política española, Rivera termino en un lejano cuarto lugar y con su movimiento en franca caída libre, demostrando con ello su fracaso más absoluto. A pesar de ello, en el Perú la CONFIEP quiere imitar esa opción “de cambio” (?) creando un fantoche acorde a sus intereses que de boca para afuera no tenga relación con el pasado. Su nombre: Julio Guzmán - candidato de un remedo de partido creado para la ocasión – el cual no tiene antivoto pero tampoco intención de voto: no llega al 0% en ninguna de las encuestas. Su maquillada hoja de vida (penúltimo de 12 hermanos “de una familia venida a menos”) que va desde la PUCP hasta Oxford y a un doctorado en políticas públicas en la Universidad de Maryland. Pero el haber sido además funcionario internacional del BID, viceministro de Industria y secretario general de la PCM, no sería suficiente como para seducir a una legión de los indecisos, quienes están en busca de un candidato distinto a los ya conocidos, que no tienen nada nuevo que ofrecer y que sólo pretenden volver a Palacio para seguir robando las Arcas Públicas, tal como lo hicieron cuando fueron gobierno. Sin embargo, este enigmático candidato , al igual que los tradicionales a los cuales dice no parecerse, tampoco quiere dar explicaciones de quien o quienes lo financian, mas aun cuando recientemente declaró que se encuentra sin trabajo “para dedicarse de lleno a la campaña”, afirmando que con lo que gana su mujer es suficiente - demostrando con ello que es otro mantenido como el marido de Keiko - y que tiene además un sancochado en la cabeza, porque cuando le preguntan si se considera de izquierda o derecha, contesta ingenuamente que “todos estaremos bien cuando todos estemos bien” (?) reafirmando con ello la percepción que se tiene de el, que esta muy “crudo” para estas lides y que mejor se prepare a fondo para una próxima oportunidad, si es que la tiene. Habla por hablar y no se le entiende porque se enreda en sus propias palabras. De nada vale que el engreído de la CONFIEP tenga aceptación en las redes sociales - como afirma tan campante - si no tiene presencia también en el offline, donde es un completo desconocido. No cabe duda que se trata de una moda pasajera que difícilmente alzara vuelo y si lo hace, si que sería una gran sorpresa ¿No lo creen ustedes?. Ultimas informaciones no sólo confirman nuestra posición, sino que además dan cuenta de que posee nacionalidad israelí y tiene un inusitado interés en convencer al electorado que si él fuera presidente del país, “ello sería para los mejores intereses de Israel” según denuncio César Hildebrandt: “Su estrategia es la siguiente: convertir al Perú en plataforma de la propaganda de Israel a nivel continental y firmar un TLC con ese país que pueda ser imitado por los países vecinos” según sus propias palabras en una entrevista que el político dio en 2015 al canal Jewish Broadcasting Service. Hildebrandt criticó además que Julio Guzmán haya hablado en primera persona sobre los intereses de Israel. Esto dijo el candidato: “Tenemos la ventaja de tener valores que están en la mente de los peruanos”. Dice “tenemos” como si en ese momento se sintiera más israelí que peruano. Y para que no quepa la menor duda, agrega: “Para los peruanos Israel es una buena cosa y no TENEMOS nada en contra”. Vuelve a decir “tenemos” indicando dónde están sus raíces y su pertenencia emocional”indicó el periodista. Quizás lo hizo sólo para complacer a su entrevistador o se trata de un oculto deseo que difícilmente podrá cumplir. Vaya uno a saber. La entrevista completa (en inglés y sin subtítulos), a continuación:
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