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sábado, 2 de mayo de 2020

PERÚ: El éxodo del hambre

En estos días se esta dando en el país andino un curioso fenómeno y es que si antes era habitual desde hace décadas la llegada de millones de peruanos procedentes del interior a Lima, invadiendo las desérticas montañas que la rodean, en las cuales levantaron sus chabolas (que lamentablemente se han vuelto parte del “paisaje urbano” de esta horrible ciudad, ya que ninguna autoridad ha querido erradicarlos a pesar de la pésima imagen que representan) hoy sucede todo lo contrario y ahora miles de ellos quieren escapar como pueden de esta caótica capital, con los servicios de salud colapsados y abandonados a su suerte por el vizcarrismo, lo cual se ha puesto en evidencia con el avance del Coronavirus, un pandemia que esta dejando miles de muertos a su paso por el mundo y que en el Perú se esta cebando con los que menos tienen, convirtiéndose esta huida en plena cuarentena, en un éxodo de los olvidados, los excluidos, los pobres extremos, quienes tratan de regresar a sus pueblos donde saben que al menos ahí probablemente, no faltara algo que comer. “Nos va a matar el hambre antes que el virus”, exclama, con voz de angustia, una mujer joven, de rostro cansado, que lleva en brazos a su hija de pocos meses. El suyo es un amargo reclamo por el abandono, un desesperado grito por ayuda. Esa noche dormirá - como las anteriores y las siguientes - sobre unos cartones al lado de la Carretera Central que lleva de Lima a la zona andina en el centro del país. Va de regreso a su pueblo. Va escapando. Sin nada, lo hace caminando. Le esperan cientos de kilómetros. Con ella pasarán la noche más de trescientas personas que cargan la misma angustia y comparten el mismo recorrido, largo, agotador, penoso. En otros puntos de esa misma carretera, y en otras similares como la Panamericana y la Vía Expresa - otros miles viven el mismo drama. Abandonan la capital para regresar a sus pueblos. Como sabéis, en Lima, la ciudad de la que escapan con desesperación, se concentra la mayor parte de casos de Coronavirus en el país, pero ellos no solo huyen del virus. Huyen del hambre. “Ya no tenemos qué comer, por eso regresamos a nuestros pueblos, donde algo tendremos. Caminando nos iremos, no tenemos de otra”, dice un hombre sentado junto a sus tres pequeños hijos que duermen abajo de un puente de la autopista. Era vendedor informal y ahora con la cuarentena se quedó sin los pocos ingresos con los que apenas sobrevivía. En otra carretera, otro ‘caminante’ - como se les ha bautizado en los medios - cuenta que era pintor eventual, que como se quedó sin trabajo desde que comenzó la cuarentena no pudo pagar el cuarto en el que vivía, lo echaron a la calle y sin dónde ir ha emprendido la sufrida caminata de retorno al pueblo del que salió hace años. “Ya no aguantamos más, no tenemos nada ya, estamos viviendo en las calles, ya no tenemos para comer”, grita una mujer cuando se le acerca la cámara de un telediario. Ellos forman parte de este éxodo del hambre. También están los que viajaron a la capital desde el interior por algún trámite, un tratamiento médico o para un trabajo temporal de unos meses, y quedaron atrapados por la inmovilización social. Luego de 40 días de cuarentena y con sus pocos recursos agotados, tratan con desesperación de regresar a sus casas. Muchos están entre los ‘caminantes’ en las carreteras, otros centenares duermen en las calles de la ciudad, frente a estaciones de buses o el aeropuerto esperando que salga ese bus o ese vuelo humanitario que las autoridades les han ofrecido, pero que no llega. Adultos mayores en silla de ruedas o madres con sus pequeños en brazos aguardan por el traslado humanitario y denunciaron no tener respuesta alguna por parte del (des)gobierno vizcarrista. “Parece que nos hubieran abandonado” claman a gritos. “Queremos regresar porque aquí no tenemos nada”, afirmaron. Llevan días en esa interminable espera. Los que se cansan de esperar se suman a los ‘caminantes’ que huyen de la capital para no morir de hambre en tiempos de cuarentena. Se han dado choques entre estos angustiados pobladores y la policía cuando ésta les bloquea el camino para que no sigan su viaje. “No se puede permitir una salida desordenada porque estos grupos grandes son caldo de cultivo de contagios y se puede generar un problema en las zonas a las que se dirigen. Lo primero es empadronarlos, luego se les tiene que hacer pruebas rápidas del Coronavirus para ver si están infectados, si lo están son llevados a un centro de salud, los que dan negativo son llevados a su destino en transporte puesto por el Estado y cuando lleguen deben estar dos semanas en aislamiento porque hay la posibilidad que tengan el virus a pesar del resultado negativo de la prueba rápida. Todo esto requiere una articulación y una logística que no es algo sencillo. Entendemos la desesperación de la gente, reconocemos que esto se puede hacer más rápido, estamos trabajando en eso. Ya hemos trasladado a más de tres mil personas”, declaró una funcionaria vizcarrista encargada para tratar este asunto, que por lo visto - dada la notoria incapacidad y precariedad de este (des)gobierno - hace mucho que se les ha escapado de las manos. Con 70 por ciento de los trabajadores en la informalidad, sin derechos laborales y la mayoría con ingresos precarios, con empresas que en complicidad con el vizcarrismo, han despedido arbitrariamente a miles de trabajadores - bajo el eufemismo de la “suspensión perfecta de labores” (?) arrojándolos a la calle sin pago alguno, así como la larga inactividad ha llevado a una buena parte de la población, que se ha quedado sin ingresos, al límite de su resistencia. Millones que antes de esta crisis ya estaban en la pobreza, o al borde de ella por obra del neoliberalismo, piden ayuda para sobrevivir. A modo de ‘respuesta’ y en un alarde de populismo barato, Vizcarra ha dispuesto la entrega de un bono equivalente a unos 220 dólares para 3,5 millones de familias pobres urbanas y un millón de hogares rurales, pero es insuficiente en el monto así como en la cobertura, y todavía no se termina de entregar. Como si este dispendio no fuera suficiente, se ha anunciado que este bono se ampliará hasta llegar a 6,8 millones de familias, el 75% de hogares del país. Lo triste es que esta gente ‘beneficiada’ se lo gasta no en productos de primera necesidad, como debiera ser, sino en adquirir productos suntuarios, mientras a los que realmente lo necesitan y que viven las chabolas que rodean Lima, no les ha llegado absolutamente nada. Ante tanto reclamo, a ello se agrego el reparto de canastas, pero la entrega es lenta, desorganizada, con alimentos con fechas vencidas y llenas de gusanos, por lo que solo les ha quedado como única alternativa de sobrevivencia, el retornar a sus pueblos. El Perú es el segundo país de América Latina, luego de Brasil, con más casos de Coronavirus. Son 20.914 los contagiados y 572 los muertos. En las últimas 24 horas se han dado 1.664 nuevos casos y 42 fallecidos. Con los contagios en alza, la cuarentena, que comenzó el 16 de marzo, fue prorrogada hasta el 10 de mayo. Esa extensión era necesaria, dicen los expertos. Esta ha tenido importantes fisuras, tanto por la absoluta desorganización por parte del vizcarrismo - con sonados escándalos de corrupción en la policía y ocultando el número real de muertos por el Coronavirus - como por la irresponsabilidad de gran parte de la población que se niega a acatar las normas establecidas para combatir la pandemia. A ello debemos agregar que el sistema público de salud ha colapsado totalmente por obra y gracia de este (des)gobierno que prefirió invertir miles de millones de dólares en unos juegos ridículos como los Panamericanos, que construir nuevos hospitales y modernizar los existentes que se caen a pedazos. Como consecuencia de esta negligencia criminal, el Perú es uno de los países de la región con la más baja inversión en salud, con menos del cinco por ciento de su PBI al año, y eso está pasando factura en esta crisis sanitaria. No es de extrañar por ello que su infraestructura esta colapsada, sin equipos ni personal medico, con enfermos que han muerto en los pasillos esperando una atención que no llega y todo parece indicar que este drama se agudizará. Si esto ocurre en Lima, imagínense en el resto del país. Mientras tanto, en las carreteras, continúa el éxodo de los que nada tienen, buscando entre los desperdicios algo que llevarse a la boca. Son aproximadamente más de 300 mil peruanos en esa condición a nivel nacional, quienes pugnan por trasladarse a sus provincias desde Lima o viceversa. A ellos se les van a agregar otras decenas de miles en los próximos días. Hala ¿y así dice esa prensa vendida con sus encuestas evidentemente manipuladas de que Vizcarra tiene el 80% de aprobación? Venga ya (Por cierto, este jueves el Congreso ha puesto en su sitio a ese improvisado, al promulgar la ley que permite el retiro de hasta el 25% de los aportantes a las AFP y que Vizcarra se había negado a hacerlo buscando proteger a los dueños de esas empresas para que no pierdan su rentabilidad. Asimismo, tal como se esperaba, ese mismo día fue nuevamente excarcelada Keiko Fujimori por desidia y negligencia de una Fiscalía que increíblemente a pesar de los meses transcurridos desde su captura, no presentan la acusación para que sea procesada y castigada como se merece... Menuda panda de inútiles) :(
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