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sábado, 19 de abril de 2014

SENDERO LUMINOSO: Una propuesta sanguinaria que no tiene cabida en el Perú

La reciente captura de un importante grupo de dirigentes del autodenominado Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef) – organismo de fachada de Sendero Luminoso - por parte de la Policía Nacional del Perú (PNP) y el Ministerio Público, acusados de financiar, pertenecer y colaborar con esa organización terrorista, demuestra una vez mas la incesante lucha del gobierno peruano para erradicarlos de una vez por todas. Y es que a diferencia de anteriores gobiernos que habían tenido una actitud vacilante, incoherente, errática y hasta cómplice - como el caso del gobierno aprista - el Presidente Ollanta Humala ha decidido enfrentar valientemente este fenómeno, lo cual le ha valido el reconocimiento internacional a su labor. Así por ejemplo, el Departamento de Estado de los EE.UU dio a conocer un comunicado, que a la letra dice: “Bajo el indiscutible liderazgo del presidente Humala, este exitoso esfuerzo ejemplifica un admirable compromiso con el respeto por la legalidad y los derechos humanos, con un trabajo de investigación criminal paciente y persistente y con un enfoque eficaz basado en la coordinación entre los elementos judiciales, policiales, la inteligencia y las fuerzas armadas” indicó. Ya antes de la exitosa operación - preparada desde mediados del 2012 - había quedado demostrado que Sendero Luminoso y el Movadef son las dos caras de una misma moneda y constituyen una sola organización, desvirtuándose la idea original de que el segundo era un “brazo legal” del primero, es decir, un frente de masas en el que actúa el senderismo como en los sindicatos y otros grupos sociales. Existe abundante evidencia al respecto de que el Movadef es el clásico organismo generado de SL, su principal forma de actividad orgánica y partidaria luego de la liquidación del aparato narcoterrorista del Alto Huallaga. El término más apropiado de “fachada legal” sirve para designar la actividad especializada de un mismo cuerpo. La respuesta del Movadef no es creíble; desmienten una vinculación probada con SL al extremo de que buena parte de los dirigentes han estado en prisión por sus actividades terroristas. La investigación policial y fiscal que demuestra su complicidad con el terrorismo es contundente. Del mismo modo, se ha documentado que Abimael Guzmán concibió la formación de este grupo, el cual dirigía personalmente desde su celda de la Base Naval del Callao – donde cumple cadena perpetua - por intermedio de sus directivos formales que fungían de “abogados defensores”, a quienes instruyó viajar al Huallaga para obtener el apoyo del jefe terrorista, alias camarada “Artemio”, con recursos del narcotráfico. Asimismo, los absurdos reparos hechos a la brillante operación policial por diversos sectores son mezquinos e interesados por lo que no resisten el menor análisis. El primero indica que “como los más altos jefes son supuestamente personas de edad avanzada, el grupo político no reviste peligrosidad para la democracia”. Este argumento no toma en cuenta el valor tradicional de una organización partidaria de cuadros calificados y del propio Guzmán que, a pesar de su avanzada edad, sigue siendo un peligro para el sistema democrático. El otro falaz argumento afirma que el Movadef de ahora “es un senderismo desarmado”, sin considerar que este grupo no se ha disuelto, ni ha renunciado a la vía armada para la toma del poder y se ha negado persistentemente a realizar una autocrítica sobre el baño de sangre que inició en 1980. La presunción de que el actual es “otro SL” es muy relativa si se tiene en cuenta estos elementos. Habría que considerar el contexto del llamado a un “Acuerdo de Paz” lanzado el 3 de diciembre de 1993 por Guzmán y la cúpula terrorista; esta fue una decisión política de SL- partido que no implicó el reconocimiento de la superioridad del Estado peruano ni el tránsito senderista a otra etapa. En aquel momento SL señalaba solo que “si ayer abogamos por una guerra popular, ahora debemos llegar a un acuerdo de paz”, prometiendo suspender las acciones de la guerra popular salvo las de defensa “con el correlato de que el Gobierno suspenda las suyas”. Esa es la base del negacionismo del Movadef que demuestra su hipocresía y cuales son sus verdaderas intenciones. Es por ello que debemos ser conscientes que el peligro del terrorismo aun no ha terminado y quienes los patrocinan solo buscan la oportunidad para reiniciar lo que llaman la “lucha armada” y volver a desatar esa ola de sangre y destrucción que vivió el Perú décadas atrás, que no debe volver a repetirse nunca mas. Combatirlos sin descanso hasta su desaparición definitiva es una obligación de lo cual no podemos sustraernos por ningún motivo:)
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