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sábado, 20 de mayo de 2017

VENEZUELA: Traición y sedición

No podíamos dejar de ocuparnos esta semana de Venezuela, que desde hace semanas sufre una violenta arremetida de grupos terroristas patrocinados por los EE.UU. con el claro objetivo de tratar de derrocar a la Revolución para intentar apoderarse de sus inmensas riquezas naturales, utilizando para que hagan el trabajo sucio a traidores colaboracionistas siguiendo el mismo patrón utilizado en Ucrania. Si bien ganas de invadir el país no le faltan, sabe que la ONU no le daría la ‘autorización’ para hacerlo debido al veto de Rusia y China quienes exigen que los problemas venezolanos lo resuelvan ellos sin injerencia exterior de ningún tipo - especialmente la proveniente de Washington, cuyas negras intenciones en la región son conocidas por todos - por lo cual busca agudizar las tensiones en las calles para que se produzca un golpe de Estado y con ese pretexto, intervenir militarmente ‘para restaurar la democracia’ posibilitando así el retorno al poder de esa derecha traidora y vendepatria mil veces fracasada, la misma que fue echada a patadas por Hugo Chávez. “América Latina se ha convertido un objetivo fundamental para los EE.UU. y cualquier gobierno que no cuente con el beneplácito de Washington puede ser intervenido”, explica el historiador y ensayista venezolano Luís Britto en entrevista a RT. Britto considera que el Gobierno estadounidense dirigido por el desequilibrado mental de Donald Trump sigue la línea de sus antecesores, quienes han visto a la región latinoamericana como un objetivo comercial y estratégico desde comienzos del siglo XIX. Según el intelectual venezolano, el injerencismo estadounidense se afianzó tras la creación en 1910 de la Unión Panamericana, que en 1948 se convirtió en la actual Organización de Países Americanos (OEA), la cual siempre ha favorecido las intervenciones militares de EE.UU. en América Latina. La región es uno de los principales objetivos del Gobierno de Trump para mantener su supremacía, "sobre todo ahora cuando su hegemonía está en retirada, porque China ha pasado a ser la primera potencia mundial desde hace años y esa tendencia no es reversible". Esta hegemonía, explica el historiador, fue impuesta en el pasado por una cincuentena de intervenciones armadas que contaron con la aprobación de organismos como la OEA. Actualmente, los mecanismos de desestabilización dentro de los países que no son afines con los intereses estadounidenses corresponden a sabotajes de la economía, campañas mediáticas y diplomáticas y uso de mercenarios para una intervención indirecta, como ha hecho también en el Medio Oriente. "No puede olvidarse que EE.UU. tiene cerca de 60 bases militares en el continente instaladas para defender sus intereses, de las cuales gran parte de ellas se encuentran tanto en Colombia como en el Perú". Para el ensayista venezolano, su país es el objetivo favorito de los EE. UU. por sus riquezas naturales. "Tiene en reservas aproximadamente la quinta parte de los hidrocarburos del mundo y reservas estratégicas de hierro, aluminio, coltán y uranio". También hace referencia a las provisiones de oro, que según el presidente Nicolás Maduro serán certificadas este año como la primera reserva del mundo."El oro venezolano equivale al producto interno bruto de Alemania en los próximos 39 años y podría servir para fundamentar un sistema monetario con una divisa distinta del dólar. Es por ese motivo que el intentar apoderarse de esas riquezas se ha vuelto un asunto prioritario para los EE.UU.", afirma. A ello se debe la frenética acción que ejerce en la OEA - considerado acertadamente como su ‘ministerio de colonias’ y dirigido por un impresentable personaje que se ha vendido por un puñado de dólares a Washington - para tratar de ‘legitimar’ una intervención contra Venezuela” señaló Britto. De otro lado, las recientes revelaciones sobre la estrecha relación entre el Comando Sur del Ejército estadounidense y la coalición opositora venezolana Mesa de la Unidad Democrática (MUD) demuestra hasta la saciedad su complicidad con los enemigos de la patria, “los que los hace merecedores de la pena capital” puntualizó. Venga ya ¿es ‘rentable’ ser opositor en Venezuela? Si y mucho porque se ha convertido en un ‘negocio’ muy lucrativo gracias a los millonarios aportes - nada desinteresados por supuesto - entregados a los grupos opositores tanto por los EE.UU., grupos económicos nacionales y, claro, de organizaciones internacionales interesadas en frenar a la Revolución Bolivariana. Las denuncias sobre este guión golpista de la derecha que busca un baño de sangre en Venezuela diseñado por Washington, ha sido denunciado hasta la saciedad desde los tiempos de Hugo Chávez, quien como sabéis, fue víctima de un golpe de Estado orquestado por la CIA en el 2002 y, desde entonces, el asedio a su gobierno sólo fue en escalada. Pero, ¿de qué se trata? ¿De dónde provienen los cuantiosos recursos que han sido destinados a la derecha venezolana, por casi dos décadas, de manera interrumpida? La respuesta es amplia. Desde aportes directos del Departamento de Estado a voceros de la oposición, hasta inyección de divisas a organizaciones fachada que operan en el país, pasando por los aportes del empresariado local, sin descuidar el "apoyo" recibido por parte de partidos políticos y fundaciones en Europa, lo que le ha sobrado a la derecha han sido ingresos. Casi siempre en moneda extranjera. La abogada estadounidense Eva Golinger ha sido una de las voces más citadas para hablar de los recursos que llegan para la oposición, vía Washington. En el 2009, por ejemplo, la investigadora -apoyada en pesquisas a documentos desclasificados del Departamento de Estado - cifraba en 6,4 millones de dólares los aportes del Fondo Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) a los grupos políticos que adversos a la Revolución Bolivariana. Los números no son descabellados. En el 2014, la justificación presupuestaria del Congreso norteamericano (página 126) detalló que a Venezuela se destinaron 5 millones de dólares para "apoyar los esfuerzos políticos de construcción de competencias", con el propósito de "proteger" el espacio democrático mediante el financiamiento a la "sociedad civil". Aunque EE.UU. tiene varios programas de "cooperación" en áreas como salud, cultura o educación, todos los recursos para el país suramericano se enviaron a una sola partida: el Fondo de Apoyo Económico (ESF, por sus siglas en inglés). La llegada de Donald Trump la Casa Blanca amenazó en un primer momento con cortar el flujo de billetes, ya que este había anunciado que haría un recorte de más de un tercio a los programas de "cooperación" con América Latina, que se ejecutan a través de instancias como la Usaid (la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), según 'Foreing Policy', por lo que derecha venezolana, que fue financiada en el 2016 con 6,5 millones de dólares, no recibiría un solo centavo. Sin embargo, fue todo lo contrario, ya que los ‘aportes’ se han multiplicado y Donald Trump acaba de reunirse con el presidente colombiano Juan Manuel Santos, ‘prometiendo’ trabajar con los países de la región en ‘solucionar’ lo que ha dado por llamar el ‘problema venezolano’ (?). Por lo pronto, ya tiene varias bases militares en América Latina listas para intervenir a una orden suya. El poder blando, que encubre la cara ruda de sus financistas, también tiene su espacio en Venezuela en forma de ONG. Estos sectores, ‘aparentemente’ desvinculados del Estado y de los partidos políticos, se han convertido en la principal fachada para recibir financiamiento de terceros países, con EE.UU. a la cabeza. Aunque en el 2010 Venezuela sancionó una ley que impide a organizaciones recibir financiamiento externo para programas que "puedan atentar contra la estabilidad y funcionamiento de las instituciones de la República", eso no impidió que entre 2013 y 2014 entraran al país más de 14 millones de dólares provenientes de EE.UU. para financiar a ONG vinculadas a la oposición, ‘coincidentemente’ en el período en que recrudecieron las manifestaciones violentas de la derecha que cobraron la vida de 43 venezolanos. El escenario ahora es similar. Mientras la derecha terrorista recrudece los focos de violencia callejera con ataques a militantes del chavismo, destrucción de patrimonio público, incendio a hospitales, acciones vandálicas, bloqueos a carreteras principales y hasta saqueos en zonas populares, que han dejado un saldo de decenas de muertos y centenares de heridos, varias ONG como el Foro Penal -financiada por Freedom House y dirigida por Gonzalo Himiob- convocan manifestaciones en contra del gobierno venezolano, a quien, paradójicamente, responsabilizan de "provocar" ese escenario de caos cuando son precisamente ellos quienes lo realizan. Para el presidente venezolano Nicolás Maduro, el plan de sus adversarios políticos es diáfano: generar un estado de conmoción nacional que les permita perpetrar un golpe de Estado con el aval de EE.UU. y la bendición de la Organización de Estados Americanos (OEA). Para neutralizarlo, Caracas anunció su retiro del ente hemisférico dejando sin piso a los golpistas, quienes han optado por recrudecer la violencia en las calles. Pero el apoyo que recibe estos terroristas - que eso es lo que son - no es únicamente internacional. Sus financistas también están en Venezuela y son, esencialmente, parte del poder fáctico más importante: el económico. Empresarios, banqueros e inversionistas figuran entre los patrocinantes preferidos (y subrepticios) de la derecha nacional. Lo que ha cambiado son sus métodos de colaboración. Si entre el 2002 y e 2003, durante el golpe de Estado y sabotaje patronal contra Chávez, los empresarios se unieron a una estrategia de paralización de sus industrias para presionar la salida del líder bolivariano, con Maduro han tomado un camino distinto. Hoy, esos mismos monopolios han optado por "luchar" sin sacrificar sus jugosos beneficios económicos. Lorenzo Mendoza, un millonario venezolano cuya fortuna engrosa las filas de la Revista Forbes, es uno de ellos. En un audio difundido en octubre del 2015, el golpista admitió que estaba "en guerra contra el gobierno chavista" mientras conversaba con un entrañable amigo: Ricardo Haussmann, un ex ministro de economía responsable de implementar el paquetazo neoliberal que condujo al estallido social del 27 de febrero de 1989 en Venezuela, mejor conocido como "El Caracazo". Frente a ese audio revelador, el señor Maduro llamó hipócrita y doble cara a Mendoza por conspirar contra el país mientras recibía más de 5 mil millones de dólares preferenciales del Estado para sus negocios en territorio nacional. Sin embargo, el poder económico global nunca deja solos a los suyos. En marzo de este año, el dueño de Polar fue galardonado por su "audacia empresarial" en uno de los círculos más exclusivos de la élite corporativa, que ya intenta colar su nombre entre los eventuales "presidenciables" de la derecha. De la misma familia del dueño de Polar proviene una de las figuras de la ultraderecha venezolana: el golpista y agente de la CIA Leopoldo López Mendoza, sobrino-nieto de un acaudalado empresario dueño de contratistas y bancos, que engrosaron sus ingentes fortunas durante los gobiernos antes de la llegada de Chávez al poder. Los viajes realizados por Lilian Tintori, esposa de López, y el intenso lobby político en las más altas esferas del ámbito internacional para pedir la liberación de su marido, condenado en Venezuela a 14 años de prisión por su responsabilidad en las acciones terroristas que propiciaron la muerte de 43 venezolanos, dan cuenta del poder que ostenta su familia. No es de extrañar que vallas publicitarias con la cara de ese criminal se vean en Caracas, pero también en países como España o Francia. Algo similar ocurre con la propaganda política de la oposición que invade las multi-pantallas: en celulares, mientras se navega por internet, se utilizan las redes sociales o se descarga un juego, el mensaje de la derecha es casi omnipresente. Y nada es gratis. El financiamiento que recibe la oposición terrorista no es solo con fines político-partidistas. Otro de los flancos en los que han podido disfrutar de cuantiosas contribuciones es en lo tocante a medios de comunicación y capacitación para distribución de contenidos a través de las redes sociales. Según documentos desclasificados, al menos entre 2007 y 2009, el Departamento de Estado financió de manera soterrada a periodistas latinoamericanos en países como Bolivia, Nicaragua y Venezuela. En la nación caribeña se destinaron unos 700.000 dólares en becas de periodismo y programas vinculados, así como recursos para reclutar a jóvenes reporteros a través de ONG como Espacio Público y el Instituto de Prensa y Sociedad (Ipys). El resultado salta a la vista. En los últimos años, pese a la supuesta falta de "libertad de expresión" que denuncia cínicamente la oposición, han proliferado los medios digitales en el contexto venezolano. Así, en un caldo noticioso donde abundan las noticias falsas, los rumores y la información "sin confirmar", existe una caja de resonancia mediática que ha contribuido a ofrecer una imagen única de la coyuntura política, que silencia de manera adrede las voces del gobierno e, incluso, las sataniza. Aunque es difícil determinar el origen de los fondos, lo que sí es cierto es que a miembros de la oposición política en Venezuela no les va nada mal, a juzgar por las compañías constituidas en paraísos fiscales, que fueron reveladas a través de Panamá Papers. Figuras como el ex banquero prófugo Eligio Cedeño, refugiado en EE.UU., tienen un emporio de empresas off shore; lo mismo ocurre con el ex candidato presidencial (que se midió contra Chávez en 1998), Henrique Salas Römer, quien posee varias empresas, una de ellas constituida en 2015 a través de intermediarios en Suiza. Los nombres del actual presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, así como su compañero de partido y ex jefe de campaña presidencial del homosexual Henrique Capriles, Armando Briquet, también flotaron en la lista de propietarios de esas empresas. Ello demuestra que en estos tiempos, ser oposición en Venezuela es un negocio, un gran negocio. Pero si ahora creen que conseguirán su objetivo están completamente equivocados: El gobierno venezolano no esta sólo en su lucha contra el imperialismo ya que también tiene amigos poderosos que lo respaldan. La Revolución Vive y Vencerá :)
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