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martes, 19 de noviembre de 2019

COPA LIBERTADORES DE AMÉRICA: El precio de la improvisación

Venga ya, la Copa Libertadores, el trofeo más representativo y anhelado por los clubes que conforman la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), ya se encuentra en Lima, ciudad donde fue diseñada y confeccionada en 1959. Un torneo que ha tenido la mala suerte en estos dos últimos años de tener que realizar la final en escenarios distintos a los programados. Como recordareis, el año anterior se tuvo que jugar en el Santiago Bernabéu de Madrid en lugar del Monumental de Buenos Aires por motivos de seguridad y este año, volvió a cambiar de escenario, eligiéndose apresuradamente al Monumental de Lima - dejando de lado el Nacional de Santiago - por la sublevación generalizada de los chilenos contra el gobierno de Sebastián Piñera. Por lo visto, la Commebol nunca tuvo un “Plan B” y en una carrera contra el tiempo, aceptaron tener que jugar el partido final en los estadios de quienes se ofrecieron a ayudarlos, una improvisación total que los pinta de cuerpo entero. En referencia al trofeo, cuenta la historia que el entonces presidente de la Conmebol Fermín Sorhueta, le encargó a Teófilo Salinas - cuestionadísimo directivo peruano y miembro del comité ejecutivo - la misión de encontrar un trofeo cuyo diseño represente al torneo, que a partir de 1960, se pondría en disputa entre los campeones de cada país de la región, naciendo así la Copa Campeones de América, que en 1965, pasaría a llamarse definitivamente como Copa Libertadores de América. Fue entonces que Salinas Fuller - quien posteriormente lograría ser presidente del máximo ente rector del fútbol sudamericano entre 1966 y 1986 - eligió a la prestigiosa Joyería Camusso, ubicada en ese entonces el Centro de Lima, para que le diera vida a la pieza que se entrega desde 1960 al ganador del torneo. La tarea recayó en Alberto de Gásperi, un inmigrante italiano radicado en Lima desde los años 40 y que era director de la planta de Camusso, la firma de joyería y platería fundada en 1933. "Él nos dio una idea, hicimos un dibujo, lo rechazó, hicimos otro, le gustó. Lo que más tardó fue su aprobación. Cuando no le gustaba, había que volverla a pensar. Como decimos en la jerga de la platería, tenía que 'pagar el ojo'. Cuando el doctor Salinas vio el resultado final, quedó encantado", recordó de Gásperi en una entrevista realizada en el 2010. Señala Conmebol que la pieza original "fue hecha en plata y trazada imitando una silueta redonda, la de una pelota, que está unida por una cinta donde se lee Copa Libertadores" y que "en la cúspide se observa la figura de un futbolista pateando la pelota". La idea inicial se ha mantenido en el emblemático galardón tal como lo conocemos hoy en día, claro que con el correr de los años ha sufrido algunos cambios, sobre todo en la base, donde figuran los nombres de los equipos que alcanzaron la gloria, en el cual por cierto no aparece ningún equipo peruano. Como sabéis, este 23 de noviembre, la copa será entregada al ganador de la final que se jugará en el estadio Monumental entre el River Plate de Argentina y el Flamengo del Brasil, dos de los clubes más importantes y populares del continente, que coincidentemente, en 1959, se enfrentaron también en Lima... pero esa es otra historia. "Cada vez que yo la veo por televisión me emociono, la verdad que sí. Me llena de orgullo no solo por mí, sino por todos los que la hicieron, de los artesanos, que son muy buenos. Todo un equipo de unas 12 personas. Vale la pena saber que se hizo en el Perú. Lástima que no se ha quedado mucho tiempo por acá", dijo en aquella oportunidad Alberto de Gásperi, sin imaginar que nueve años luego de esa charla, su creación retornaría al país donde fue forjada pero nunca ganada, debido a la mediocridad de los equipos peruanos. Solo esperemos que tal como sucedió en Madrid el año pasado, la fiesta transcurra en paz por el bien del espectáculo :)
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