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sábado, 7 de enero de 2023

PERÚ: Los enemigos de la Patria

Llegó el 2023 y en las Américas, regímenes criminales de corte comunista están de “aniversario”. Así por ejemplo, la dictadura de Cuba cumple 64 años, la de Venezuela 24, la de Bolivia 17 y la de Nicaragua 16. Países que se encuentran en manos de despreciables sátrapas que tienen algo en común: una vez llegados al poder, nunca piensan dejarlo vivos. Eso sí, todos son narcoestados, bajo la jefatura de Cuba repitiendo su sistema de terrorismo de estado, con presos y exiliados políticos, miseria extrema, violación institucionalizada de los derechos humanos y completa impunidad para sus múltiples delitos. Son una amenaza contra todos los países de la región donde, cual cáncer incurable, se expande el autodenominado “socialismo del siglo 21” con dinero mal habido, golpes de Estado, fraude electoral, actos de terrorismo, migraciones forzadas y narcotráfico. A esa ignominiosa lista tenemos que agregar a otros países como Méjico, Argentina y Colombia donde quienes los (des)gobiernan no ocultan sus intenciones de perpetuarse en el poder, los cuales además de la manera más grosera se inmiscuyen en los asuntos soberanos de terceros países - como es el caso del Perú - intentando no dejar escapar a su presa, pretendiendo desconocer a su gobierno legítimo, buscando que delincuentes terroristas como Pedro Castillo - quien fue destituido por el Congreso peruano por golpista - sea repuesto en el cargo del que fue cesado, lo cual es algo absolutamente inaceptable. Y para conseguirlo buscan “incendiar la pradera” desatando el caos y la violencia en el país andino, utilizando para ello a sus agentes encubiertos y agitadores callejeros a sueldo que soliviantan a una indiada ignorante con sus discursos de odio y resentimiento. Es por ello que terminar con esas dictaduras asesinas y sus acólitos debe ser el objetivo fundamental de la democracia en el 2023. Las dictaduras del castrochavismo deben acabar como claman los pueblos que en resistencia civil luchan por la libertad: bañados en su propia sangre. Liquidar las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua no solo es posible, necesario y urgente, es una obligación de los Estados, gobiernos y líderes democráticos del mundo en cumplimiento de la Carta de las Naciones Unidas, de la Carta de las Organización de Estados Americanos, de la Carta Democrática Interamericana, de la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José, de la Convención de las Naciones Unidas contra el Crimen Organizado Transnacional o Convención de Palermo, del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y más. El dominio interno que ejercen para detentar indefinidamente el poder se resume en: 1.- El “terrorismo de Estado” que consiste en “cometer delitos desde el gobierno para crear miedo en la población para que asuma conductas que no serían posibles de otra forma”; 2.- La creación y sostenimiento de grupos colaboracionistas a los que benefician económicamente para simular oposición dando lugar a la “oposición funcional” que simulan democracia y que hacen la “dictadura electoralista”; 3.- Una narrativa que falsifica la realidad que presenta el crimen organizado como proyecto político de lucha “antiimperialista”; 4.- El enriquecimiento ilimitado de los miembros del régimen con la gestión del “narcoestado”, la corrupción y crímenes; 5.- La garantía de “impunidad” que se dan con los cuatro elementos anteriores; 6.- El victimismo del cual hacen gala, para culpar a otros de su fracaso y que sus países sean los más miserables, que únicamente se sostienen en poder mediante la violencia ejercida por las milicias para acallar toda disidencia. El terrorismo de Estado se implementa con el control total de los poderes del Estado que siguen existiendo nominalmente pero que son manipulados a discreción. El denominado ‘legislativo’ hace “leyes infames” que violan los derechos humanos en lugar de protegerlos, dicta amnistías para la impunidad y criminaliza los derechos fundamentales. El denominado ‘poder judicial’ es el principal medio de represión y persecución, con falsificación de acusaciones, violación de los principios de “juez imparcial”, “debido proceso”, “presunción de inocencia”, “igualdad jurídica” y más; el castrochavismo llama jueces a los verdugos y procesos a los linchamientos de inocentes. Por su parte, la llamada “oposición funcional” es la que busca dar ‘legitimidad’ y ‘legalidad’ a las dictaduras de delincuencia organizada transnacional de socialismo del siglo XXI. Son individuos o grupos que asumen identidad de movimientos sociales o partidos políticos “opositores” para falsificar la realidad. Como sabéis, la oposición es elemento básico de la democracia como factor de control y limitación de los gobiernos de turno y alternativa de ser gobierno, pero en los regímenes comunistas esa “oposición funcional” es una farsa porque es parte de la narrativa dictatorial, de la garantía de impunidad y que nunca tomará el poder por la “dictadura electoralista” en la que el pueblo vota pero no elige, ya que quienes únicamente participan en esa parodia de ‘comicios’ son todos oficialistas. Cabe destacar que el discurso antiimperialista sigue funcionando de manera sorprendente pese a que los jerarcas de las dictaduras, sus familiares y beneficiarios disfrutan los resultados económicos de sus crímenes de lesa humanidad como lo prueba el caso de la obesa hija del dictador venezolano Hugo Chávez, quien vive a todo lujo en los EE.UU. con los millones de dólares robados al Estado. Similar condición se da en los casos de los familiares de los dictadores Castro y de aquellos vinculados de las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, quienes prefieren vivir en países capitalistas a los que dicen odiar pero en el fondo envidian. En el ámbito internacional también se aplican estos elementos internos. El miedo, los intereses económicos, lucrativos negocios privados bajo la sombra del poder público, las relaciones de impunidad, financiamiento de campañas electorales, efectos de la transnacionalización del crimen organizado y su influencia en los sistemas democráticos, parlamentos, ong’s, organismos internacionales y gobiernos, son los principales pilares internacionales del sostenimiento dictatorial. Es por ello imprescindible que los líderes democráticos del mundo no pueden seguir faltando a sus obligaciones jurídicas internacionales de: 1.- Poner en evidencia a las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua como parte de un sistema de crimen organizado transnacional convertido en la mayor amenaza para la paz y seguridad internacionales; 2.- Apoyar la resistencia civil de los pueblos aplicando las normas de derecho vigentes que impiden tratar como sujetos de derecho internacional o representantes y los detentadores del poder, operadores del crimen transnacional que hoy se encubren con “inmunidad soberana”; 3.- Establecer sanciones inhabilitantes colectivas a esos regímenes y sus secuaces de manera permanente ; 4.- Capturar y procesar a esos dictadores del crimen organizado aplicando la Convención de Palermo y ejecutando las órdenes de captura vigentes; 5.- Desbaratar sus planes desestabilizadores al pretender influir en los asuntos de otros países como en el Perú, para apoderarse de sus recursos - y en el caso de Bolivia - de sus territorios. Precisamente, en este punto, se sabe que el narcopedófilo Evo Morales es quien dirige las protestas de los indios aymaras en sus delirantes sueños de secesión del sur del Perú con el fin de que ‘integrarla’ a Bolivia (que así tendría nuevamente acceso al mar, la cual perdió en 1879 a manos de Chile) para lo cual impulsa su desestabilización, exigiendo imposibles jurídicos y materiales, tales como la libertad para Castillo, la convocatoria a una asamblea constituyente “popular y plurinacional”, el cierre del Congreso y la realización de elecciones inmediatas, lo cual es absurdo desde todo punto de vista jurídico . La violencia desatada en las calles ha puesto en debate nuevamente los límites de lo que es una protesta ciudadana y cuáles deberían ser las consecuencias para los manifestantes que rompen el marco de una protesta pacífica. Sin embargo, ese debate carece de relevancia para lo que está sucediendo en el Perú actualmente. No se puede comparar ‘una protesta ciudadana’ con los actos subversivos organizados que vienen sembrando miedo al interior del país. Lo correspondiente en la coyuntura actual del Perú es poner en debate si el país está o no frente a actos terroristas. De acuerdo a su definición, el terrorismo utiliza la violencia para lograr los fines de una lucha política específica, generando un clima de terror y caos entre la población. Siendo así, los elementos convergentes para acreditar la existencia de terrorismo son los siguientes: lucha política, mecanismos de violencia y clima de caos. Por tanto, corresponde evaluar lo que ha sucede actualmente puede considerarse “una protesta ciudadana espontanea” como afirman o si efectivamente son actos terroristas organizados. Respecto del primer elemento, estos grupos en efecto persiguen una lucha política y sus principales objetivos han sido señalados líneas arriba. Sobre este punto también conviene resaltar la imposibilidad jurídica y material de sus pedidos. Una minoría pretende imponer una agenda ilegal, antidemocrática e inconstitucional; y corresponde desenmascarar las mentiras e ideas que difunden en todos los medios posibles, especialmente en las redes sociales, que de alguna manera deberían ser controlados para evitar que sigan diseminando su veneno. Respecto a la violencia como medio de difusión de la lucha política, vale recordar lo que ha sucedido en las últimas semanas: Toma de carreteras y aeropuertos, secuestros a policías, ataques organizados a entidades públicas y privadas, uso de armas de fuego y artefactos explosivos caseros, amenazas a la población que no se une a la manifestación y captura de los policías (y sus familiares) que repriman los actos delincuenciales. Esos son solo algunos ejemplos del modus operandi de los grupos organizados que, sin lugar a dudas, utilizan la violencia como lucha política. En ningún lugar del mundo una toma de aeropuerto o amenazar con la captura de policías puede ser considerado “una protesta ciudadana”. La persecución de la lucha política mediante mecanismos de violencia genera indubitablemente un clima de terror y caos en la población. Este ambiente genera temor en la ciudadanía, a tal punto de que algunas personas dejan de trabajar o realizar sus planes del día a día por temor a las represalias que puedan tomar los grupos que hoy azotan el país con extremada violencia. En consecuencia, lo que atraviesa el Perú en estos momentos no dista mucho de lo que sucedió en los 80’s y 90’s. El país se enfrenta a grupos terroristas organizados que pretenden imponer una ideología con violencia, porque es la única manera de que logren sus objetivos. Lamentablemente, la señora Dina Boluarte se muestra timorata y no actúa con la firmeza que debiera desde el primer momento, repitiendo la patética actuación de Belaunde Terry allá por los años 80 negándose a ver la realidad, quien califico las primeras acciones terroristas como hechas por abigeos (ladrones de ganado) pero cuando - obligado por el salvajismo mostrado por Sendero Luminoso - quiso reaccionar, ya era muy tarde. El Perú tuvo que sufrir años de terror para que recién con la captura del genocida Abimael Guzmán en 1992 ese grupo terrorista quede reducido a su mínima expresión. Si se les hubiese combatido desde el primer momento ¿cuantas decenas de miles de vidas se habrían salvado? Hoy vemos lastimosamente que no se ha aprendido la lección y se repiten los mismos errores de pasado. Venga ya ¿A que está esperando que suceda? ¿A que aparezcan los “coches bomba”? ¿Qué los secuestros o asesinatos se hagan pan de cada día? Una manera de aceptar la gravedad de la situación y empezar a enfrentar a estos grupos organizados es llamar por su nombre todos los actos que vienen realizando: terrorismo. Sin temor y sin pasar por agua tibia. En esta lucha no existen puntos medios, están los que quieren paz contra los que quieren la violencia y caos. Cuando la democracia se encuentra en peligro no se puede estar con Dios y con el diablo, señora presidenta. Como sabéis, los caviares por más de una década han intentado convencer a los peruanos de que los sangrientos sucesos vividos en el país en los 80’s y 90’s no fue terrorismo, sino “un conflicto armado interno” como lo señalo desde un primer momento la cuestionada Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), creada ex profeso para ‘justificar’ los monstruosos crímenes senderistas y condenar a militares y policías que los combatieron restableciendo la paz y el orden, ofreciendo su vida para ello en muchos casos. Son los verdaderos Héroes de la Pacificación y no los “villanos” como la maldita CVR los calificó. Hoy los peruanos están pagando las consecuencias de esa absurda denominación que a todas luces tenía un trasfondo político y que hoy no se puede repetir. Exijamos por ello que las Fuerzas de Orden actúen con inteligencia y energía necesaria para eliminar ya mismo a los herederos de Sendero Luminoso. Un punto a su favor es que a diferencia de la anterior ocasión - cuando paso más de una década para capturar al escurridizo Guzmán - tienen entre rejas desde el primer momento a Castillo (alias Abimael 2.0) quien es el cabecilla de esta nueva asonada. Es por ese motivo que los peruanos deben aceptar la gravedad de los hechos: se está enfrentando a terroristas. ¿Permiso para calificarlos así? Concedido. Ahora, toca actuar en consecuencia.

martes, 3 de enero de 2023

HUACACHINA: Un oasis en medio del desierto peruano

A cinco kilómetros de la ciudad peruana de Ica, en medio del desierto costero del océano Pacífico, se encuentra el Oasis de Huacachina. Una impresionante laguna de color verde, rodeada de kilómetros de dunas, en la que floreció en torno a sus aguas no solo vegetación; también una interesante oferta turística de hoteles de todo tipo, actividades y agencias de viaje. La laguna de Huacachina surgió por el afloramiento de corrientes subterráneas de agua, que permite la existencia de una abundante vegetación compuesta de palmeras, eucaliptos (introducida desde Australia) y una especie de algarrobo conocida como huarango, la que sirve para el descanso de las aves que pasan por esta región. Todo esto contribuye a hacer de Huacachina uno de los lugares más vistosos y exóticos de la costa peruana. Su gran atractivo como paraíso natural, el cálido clima imperante todo el año – que permite estar a gusto dentro de una piscina tomándose una bebida helada en el “invierno” peruano – y el poder curativo atribuido a sus aguas (antaño, ricas en sustancias sulfurosas y salinas) hicieron que se convirtiera, alrededor de 1960, en uno de los más importantes y exclusivos balnearios peruanos de entonces. En aquel entonces comenzó la construcción de casas, hoteles y un precioso paseo alrededor de la laguna. Si bien el paso del tiempo se hace notar, el balneario todavía mantiene bastante de la prestancia de sus mejores épocas. Uno de los sobrevivientes de esa época es el hotel Mossone, construido en los años 1920 . Si bien hasta el comienzo de la pandemia, el Oasis de Huacachina recibía cada día a cientos de turistas que iban buscando todo tipo de actividades, aun no se recupera del todo por la actual situación política. Además de la experiencia de disfrutar del oasis en sí; también es posible practicar ‘sandboard’ (esquí y snow en la arena) en las dunas y realizar una de las excursiones por el desierto en ‘buggy’. Para todas estas actividades no es necesario hospedarse en los alojamientos – los hay para todos los bolsillos –, ya que se puede hacer una excursión de un día desde Ica, aunque claro en mi caso por seguridad, preferí quedarme en un hotel la vez que la visité. Por cierto, el nombre de este oasis proviene de la composición de dos palabras indígenas. En quechua ‘Huacca’ significa ‘llorar’ y China, 'mujer'; lo que le da sentido a la leyenda de este oasis. Cuenta la leyenda que hubo una vez una princesa llamada inca Huacca China. Era una bella mujer, pretendida por los hombres de la ciudad a los que ella no correspondía. Solía bañarse en un sitio alejado junto a un árbol; era un lugar que nadie conocía. Hasta que un día, al bañarse, pudo ver en su espejo a un desconocido que la observaba mientras se acercaba. Asustada, la mujer comenzó a correr hasta que su vestimenta se quedó enredada en un árbol y se convirtió en dunas; ella seguía corriendo hasta que volvió a tropezar y su espejo se rompió en pedazos, convirtiéndose en laguna, donde ella se sumergió y se quedó transformada en sirena. El mito cuenta que todas las noches sale a llorar su mala fortuna y a sorprender a los extranjeros, encandilarlos y ahogarlos en el fondo de la laguna. No cabe duda que entre los innumerables atractivos turísticos que ofrece el Perú, este oasis sobresale por su encanto natural.
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