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sábado, 30 de marzo de 2024

PERÚ: Aferrándose a un cadáver

Venga ya, en el país andino sucede cada cosa que ya nada debería llamarnos la atención. Como sabéis, de un tiempo a esta parte, cierta prensa está tratando de rehabilitar la figura de Alan García Pérez, quien hace 5 años se quitó la vida en su guarida al estar rodeado por la policía que se aprestaba a detenerlo por sus vínculos con la constructora brasileña Odebrecht, acusado de múltiples delitos de corrupción. Es por ese motivo que ante la imposibilidad de volver a asilarse en una embajada para intentar burlarse otra vez de la justicia, y antes de terminar tras las rejas, donde debía estar hace mucho, il capo della mafia decidió volarse la tapa de los sesos. Desde entonces, circularon ridículas versiones acerca de que todo había sido un montaje y que en realidad pudo escapar al extranjero, residiendo con un nombre falso en Europa. Una hipótesis absurda desde todo punto de vista, ya que quien escribe esta nota recibió fotos y videos del cadáver de García, bañado en sangre en la mesa de operaciones, con algodones empapados que cubren los agujeros de su cráneo. Las imágenes son fuertes por lo que decidí no publicarlos, ni en ese momento ni ahora. Sin embargo, hay oportunistas dentro de su propio partido - prácticamente extinto - que difunden esos mitos “de que aún está vivo” para intentar sacar provecho político de ello. Viejos dirigentes cual cadáveres putrefactos - como Del Castillo, Garrido Lecca, Gonzales Posada y Mulder - que buscan levantarse de las tumbas adonde descendieron en medio de la ignominia y el repudio ciudadano que los barrió del escenario político. Hoy, ante el nuevo panorama que se presenta en el Perú, con unas elecciones generales previstas para el 2026, creen ilusamente tener otra oportunidad, confiando en la mala memoria de los peruanos que eligen con el hígado, cada vez mal y peor (el delincuente terrorista Pedro Castillo alias Abimael 2.0 es un prueba de ello). Pero lo que no habían previsto era el surgimiento de la “nueva guardia” del partido que adjuró de las ideas derechistas de García - aplicadas en su segundo gobierno - volviendo a abrazar aquellas anacrónicas de tinte estatista, que en nada se diferencia de las propaladas por Antauro Humala, e identificándose además plenamente con el chavismo venezolano, ante el estupor de las momias del partido que combaten a Chávez y Maduro por encargo de la CIA a la menor oportunidad. En efecto, el APRA libra luchas intestinas y un debate ideológico entre el pasado y su futuro. Los viejos que intentan conservar “el legado” de García por mas vergonzante que este sea, mientras los jóvenes buscan precisamente ‘desalanizar’ el partido. Cada bando más intransigente que el otro. Este antagonismo entre las dos facciones encierra en el fondo una encrucijada ideológica: volver a la izquierda o seguir en la derecha. Insistir en batallar por un corrupto cuyos delitos no se pueden soslayar o pasar la página de ese pasado claudicante. Resulta que un sector del partido busca retomar las viejas banderas sociales. Una forma de reposicionarlo, siguiendo lo escrito por Mirko Lauer en una columna. Pero no es el único. El viraje a la izquierda lo proponen desde viejos militantes renegados hasta compañeros de última hora, pasando por un par de exfuncionarios que trabajaron con el lápiz como asesores y publicistas. Pero quizá el grupo más radical sea el de los jóvenes. Parte de esa nueva camada de búfalos se inclina por temas como los que propone Enrique Valderrama y su agenda social. Valderrama ganó visibilidad hace algunos años al rivalizar con Mulder por la Comisión Política del partido. Frente a ellos se presentan las momias que se dicen de ‘izquierda democrática’ (?) quienes reniegan como buenos derechistas que son, del nefasto (des)gobierno de García en 1985, reivindicando en cambio el de su segundo gobierno pro empresarial del 2005. Pero aun así, incomprensiblemente se catalogan de ‘izquierda democrática’, y pretenden demostrarlo con “la creación de dos ministerios progresistas” (Cultura y Ambiente) como si ello fuera algo exclusivo de ese sector; “la extradición y condena a Kenyo Fujimori a 25 años de prisión”, cuando lo cierto es que García lo hizo de mala gana y contra su voluntad al enterarse de su captura en Chile y además, luego de atragantarse con el pan con chicharrón que estaba devorando en su opíparo desayuno; “la creación del Lugar de la Memoria (LUM)”, cuando este no tuvo nada que ver con esta controvertida iniciativa, ya que fue financiada íntegramente por del Gobierno alemán. Y creen que el aprendizaje neoliberal de Alan, como el de Haya - que pacto con Odria y otros capitostes de la derecha - “es el camino a seguir”, a pesar de lo impopular que pueda ser. El ala opuesta, sin embargo, rechaza con desprecio ese discurso, recapitulando en cambio el estatismo ochentero y las épocas de gloria populistas, de infausta recordación para el Perú, con su desbocada hiperinflación y las colas interminables para conseguir alimentos, con un dinero que cada día perdía su valor. Uno de los problemas de este viraje a babor es que el espacio parasitario en la centroizquierda se viene poblando rápidamente y ya no hay campo para tantos oportunistas que pretenden medrar de las Arcas del Estado. Ya les ganaron los caviares en ese punto. Otro problema son las encuestas, porque, si el partido quiere despegar del 0.2% que actualmente posee, tendría que salir de la sede de Miraflores y dejar de codearse con los ricos como lo hace ahora sin ningún recato. Pero ese discurso populista de la nueva camada lo acerca al ala institucional, liderada por Belén García. Su descarriado estilo se pudo apreciar en el raleado mitin del pasado 22 de febrero. Ante ausencia de las momias del partido - que no fueron invitados - el sector institucional del PAP dominó el evento. En el discurso central en la vieja y bufalesca Casa del Pueblo, hablaron Fidel Buitrón (secretario general de la CTP), Alberto Uculmana (Comité Provincial de Lima), Enrique Melgar (secretario nacional de Organización) y la propia Belén García (secretaria general institucional). Pero el show se lo robó la aparición de los matones del denominado Ejército Social de los Polos Rojos (ESPR), un grupo de choque de ‘compañeros’ con polo rojo que resguardaron a la plana mayor institucional del partido. En el pecho llevaban inscritas las siglas MAAC, en honor a su líder, Marco Antonio Arrunátegui Cevallos. Y en la espalda llevaban inscrita las siglas ESPR. Como lo hizo José Luna Gálvez, en el 98, Arrunátegui - quien tiene nada menos que acusaciones de pedofilia - busca tomar el partido desde dentro, aprovechando su vieja militancia, atizando al ala zurda con sus ‘Niños’ así como enfrentar y expulsar a los viejos dinosaurios vendidos a la derecha. Como sabéis, este proceso de descomposición del partido no es nuevo. Sucedió anteriormente tras la muerte de Haya de la Torre, en 1979, cuando el partido también sufrió una crisis de identidad. Así, en 1980 hubo dos mítines del Día de la Fraternidad y el caso del narcotraficante Carlos Lamberg - “financista” del partido - terminó por agudizar las contradicciones y acelerar la renovación del APRA, golpeando a viejas momias como Fernando León de Vivero, Luis Alberto Sánchez y Armando Villanueva del Campo, entre otros. Irónicamente, al destapar el Caso Lamberg en Caretas, el pseudo ‘periodista’ (?) Gustavo Gorriti facilitó el despegue político de Alan García - que se despeñaba como “secretario personal” de Haya - quien terminó de jubilar a dos generaciones de búfalos apristas que esperaban impacientes su turno. Para compensar esa jugada, Alan convocó a los apristas que se habían alejado de Haya por la derechización del ‘Viejo’. Llamó a Magda Portal, quien no aceptó retornar. Buscó a Javier Valle Riestra y a Luis Felipe de las Casas, quienes se reinscribieron formalmente ¿Por qué Alan viró a la izquierda? Quizás por la crisis de identidad y el signo de los tiempos. A lo mejor por oportunismo. Quizás por hacerles caso a sus críticos, que siempre atacaron el viraje de Haya. El desastre de ese viraje ideológico se vio cuando llego al poder en 1985. A partir de entonces, el desastroso hiperinflacionario primer (des)gobierno de Alan se estudia en las facultades de economía sobre lo que no se debe hacer. Ahora con el suicidio de quien no tuvo reparos en pactar con la derecha mas rancia, el APRA se vuelve a izquierdizar. Tal parece que en el Perú, la historia se repite dos veces, pero siempre como tragedia. No es de extrañar que ante el enfrentamiento de las dos facciones, el viejo partido organice la conmemoración de su centenario por cuerdas separadas. Los 100 años iban a incluir inicialmente publicaciones, coloquios, exposiciones y la develación de un grotesco monumento a il Capo della mafia. Pero, salvo la horrible estatua, todo lo demás está aún en veremos. Algunos ya pusieron el ‘parche’, alegando que es solo la fundación internacional del partido, no la nacional (1930). Si bien pretendían inicialmente hacerlo en Méjico, lo cierto es que el gobierno del zapatista López Obrador (enemigo acérrimo del Perú) no parece muy dispuesto a abrirles el antiguo colegio jesuita de San Ildefonso, que ahora es un museo en manos del Estado. En el camino se han quedado varios proyectos. Pero la fecha central sigue siendo el próximo 5 de mayo. Según el presidente de la Comisión por el Centenario de la Fundación del APRA, ‘Pepe Lucho’ Delgado, la conmemoración se hará en la Plaza de Toros de Acho, recordando el Discurso de Acho de Haya en 1931. Tocará el Grupo Río, de familia aprista base Pueblo Libre. Pero no queda claro qué más ocurrirá ese día. Según algunas voces de Alfonso Ugarte, aún no hay quórum en la dirigencia. Pero en los extramuros del partido, el centenario no ha pasado desapercibido. El historiador Antonio Zapata Velasco abrió un curso sobre el tema en el Centro Cultural de la PUCP, nada menos que el epicentro de la izquierda caviar. El curso se llama “100 años del APRA: de los orígenes a la guerra fría” y terminará siendo un libro. Paralelamente, se reeditarán en Argentina el volumen de Marcelo Gullo “Haya de la Torre: la lucha por la Patria Grande” y el de Martín Bergel, “La desmesura revolucionaria”. Y en Perú, Íñigo García Bryce, historiador de la PUCP para mayores señas, reeditará su libro “Haya de la Torre and the Pursuit of Power”, publicado por The Univesity of North Carolina y traducido recientemente al castellano. La tesis del libro, por cierto, no sigue la línea izquierdista de la claudicación de Haya o de los dos Hayas. Queda claro que se piensa más en el APRA fuera del partido que adentro, cuya agonía por cierto, es irreversible. De nada sirve que las dos facciones luchen entre sí por intentar hacerse con el control de sus despojos de cara a las próximas elecciones... Este muerto ya no se levanta. (Por cierto, no cabe duda que el asalto a la casa de la presidenta Dina Boluarte por parte de la policía este viernes por la noche en medio de una arremetida de la mafia caviar en componenda con la prensa basura - que vuelve a las andadas - es un burdo intento de desestabilización de la democracia que se debe condenar con toda energía. A que estos parásitos están desesperados por hacerse del poder a como dé lugar ya mismo y no esperar hasta el 2026. Han quedado desenmascarados como los golpistas que son)

martes, 26 de marzo de 2024

LA PROCESIÓN DEL SANTO SEPULCRO: Tiempo de recogimiento

Este Viernes Santo es el de mayor recogimiento ya que queda consumada la Pasión de Jesucristo en su sacrificio redentor. Es un día de luto, de conmemoración y de veneración, y Lima, siguiendo las tradiciones virreynales, rememora la Pasión con antiguos rituales y sentidas procesiones. Como sabéis, en todo el orbe católico, desde el mediodía se celebra en los templos el oficio del Sermón de las Siete Palabras, también conocido con “Sermón de las Tres Horas” donde se reflexiona sobre cada una de las palabras que pronunció Cristo en la Cruz. Este sermón surgió en Lima durante el siglo XVII por el venerable jesuita Francisco del Castillo, siendo adoptado luego por la iglesia universal. Mucho más tarde, se llevan a cabo en el Centro Histórico de Lima dos solemnes procesiones, ambas ligadas a los orígenes de la Semana Santa de Lima y que son parte inseparable de su historia: 1.-LA PROCESIÓN DEL SANTO SEPULCRO: Esta solemne procesión se encuentra a cargo de la antiquísima Archicofradía de la Veracruz, fundada nada menos que por el Marqués Francisco Pizarro el año de 1540 y que fuera integrada por los más ilustres conquistadores y vecinos de la naciente ciudad. La Archicofradía es poseedora de una preciosa reliquia que le da el nombre: el “Lignum Crucis” o astilla de la verdadera Cruz (refrendada por bula papal) que dentro de un precioso relicario de plata preside la procesión. El punto de salida de esta procesión es la Basílica de la Veracruz, capilla situada al lado del convento de Santo Domingo, compartiendo el atrio. El cortejo está conformado por tres andas: La Cruz de Guía, que representa al Santo Madero con un paño blanco plegado sobre ella (por haber sido ya retirado el cuerpo de Jesús); va sobre una sencilla anda con adornos barrocos entre cirios rojos y flores. En segundo lugar, va el Señor del Santo Sepulcro, el cual es una imagen yacente de Cristo, que se inspira en el estilo sevillano del siglo XVII y va dentro de una preciosa urna de madera dorada y cristal muy vistosa. Está adornada con dolientes ángeles es sus esquinas y coronándola van dos querubines sosteniendo la corona de espinas. Finalmente cierra el cortejo La Virgen de los Dolores de la Veracruz, una antigua imagen de vestir (cara y manos talladas) traída de España en el siglo XVI, la cual va ricamente vestida de paño bordado con hilos de oro y tocada con una diadema dorada con piedras finas en la cabeza. En su anda destacan una bella Cruz situada detrás de la Virgen y una gran cantidad de cirios blancos delante de la imagen, que le confieren gran vistosidad. La procesión recorre el perímetro de la Plaza Mayor de Lima, antes de retornar a su templo; 2.- LA PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO Y DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD: En el solemne y doloroso Viernes Santo, la segunda procesión está a cargo de la “Muy antigua, ilustre, venerable y sacramental cofradía de Nuestra Señora de la Soledad”, cuyo Santuario se encuentra ubicado en el extenso atrio del gran templo de San Francisco. Fundada en 1571, esta cofradía tiene como titulares al Señor del Santo Entierro y a María Santísima de la Soledad. Durante los siglos XVI al XIX esta solemnísima procesión recorrió las antiguas calles de Lima como parte esencial de las conmemoraciones de Semana Santa. Debido a los avatares de la historia, dejó de procesionar por muchos años, hasta que en 1989, en el marco de la revitalización de la Semana Santa de Lima propiciada por el Monseñor Antonio Brazzini Diaz-Ufano, se rehabilitó esta ilustre solemnidad. El 2005 un terrible incendio se produjo en el Santuario de Nuestra Señora de la Soledad. Su bellísima imagen del siglo XVII logró ser salvada de las llamas, pero hubo de someterse a un proceso de restauración, al igual que el templo, que hoy en día está en gran parte recuperado gracias al esfuerzo de su bien organizada cofradía. La ceremonia del Viernes Santo se inicia con el Oficio del Descendimiento. Se trata de una ceremonia privada en la cual los miembros de la cofradía, a puerta cerrada, proceden a bajar a Cristo de la Cruz. Se trata de una bellísima imagen articulada, obra del gran escultor Pedro de Noguera, del siglo XVII, y es en su género, una de las más valiosas esculturas de Lima. En un ambiente de semi-penumbra y en medio de música sacra, la preciosa imagen es desclavada de la Cruz, colocada en forma horizontal sobre un lecho con sus brazos pegados al cuerpo, y ungida con esencias. Finalmente es colocada en su hermosa anda de estilo sevillano, conformada por una plataforma descubierta y elevada que permite admirar la talla de Cristo exánime, rodeada de artísticos candelabros barrocos. Durante toda esta ceremonia, ya se encuentra en el Santuario, a un lado del altar mayor, Nuestra Señora de la Soledad en su gran anda con palio, arreglada y con las velas encendidas, como participando del doloroso rito. Terminado el oficio, al promediar las 5.30 p.m. se abren las puertas del Santuario y sale primero el anda del Señor del Santo Entierro o el Cristo del Descendimiento (como recientemente también es conocido). El numeroso e impresionante cortejo va tomando sus posiciones y está integrado por diversos personajes: presidiéndolo todo la cruz alta flanqueada de cirios; luego una doble hilera de penitentes, que van descalzos y usando los capirotes negros a la usanza de Sevilla, y los hermanos de la Cofradía de la Soledad con sus hábitos blancos con negro. Cerrando el cortejo va la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, con la mirada perdida en el horizonte por el sufrimiento y las manos en doliente actitud. Va espléndidamente ataviada con larguísima capa de terciopelo negro bordado con motivos barrocos en hilos de oro. Su anda en la más larga de Lima, coronada por un impresionante palio con varales de plata y terciopelo bordado en oro con finos calados y borlas; y se adorna con numerosos cirios que forman una iluminada barrera por el frente. Es acompañada de damas que la escoltan en doble hilera, vestidas de riguroso luto y tocadas de peinetas altas y mantillas de encaje al estilo español. Es interesante señalar que al interior del Santuario existen dos pinturas de gran formato, muy antiguas, que representan las procesiones de Viernes Santo en el siglo XVII; tienen un valor excepcional desde el punto de vista documental, ya que nos permiten conocer cómo fueron originalmente las solemnidades de este día en la Lima virreynal.
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