TV EN VIVO

sábado, 23 de agosto de 2025

VENEZUELA: ¿El principio del fin?

Durante las dos décadas de gobierno, si se le puede llamar así, de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, ellos contaban con unos Estados Unidos donde encontraron aliados para frenar una acción integral y dividir la política en su contra. Así sobrevivieron, a pesar de haber intervenido en otros países, en muchas elecciones e incluso creando y siendo participes de una de las organizaciones criminales más poderosas del continente, El cartel de los soles. Los ejemplos son muchos; el peor, el que se dio durante el gobierno del discapacitado físico y mental de Joe Biden, ya que Maduro y sus secuaces encontraron un gran aliado en la Casa Blanca, Juan González, con el que jugaron durante cuatro años, con ayuda, eso sí, de la multinacional petrolera Exxon. Ese aliado les ayudó a acabar con el gobierno interino e, incluso, le abrió las puertas a la financiación a cambio de absolutamente nada. Es más, sucedió algo muy grave, que debería ser investigado ya que pudo haber sido un delito: se aprovecharon de la senilidad de Biden para tomar decisiones a sus espaldas, algo que el mismo Biden denunció en un escaso momento de lucidez durante una reunión con el presidente electo de Venezuela, Edmundo González, pocas semanas antes de terminar su gobierno. Cabe reconocer que la primera administración Trump también sufrió de la falta de unidad en su política hacia Venezuela. La Casa Blanca tenía una línea dura contra Maduro, que lideraba el consejero de Seguridad para América Latina, Mauricio Claver-Carone, pero la oposición del Departamento de Estado e, incluso, del Departamento de Defensa, le impidió a Trump tener resultados más contundentes en contra de la mafia venezolana. De esta manera, Maduro sobrevivió. Pero ello cambió en esta administración de Trump, quien está al mando, él decide y los demás ejecutan sus órdenes. Ya no hay esa quinta columna con la que Maduro y sus secuaces jugaron durante poco más de una década y que les facilitó su supervivencia. Incluso, al principio de este gobierno, Maduro y su mafia jugaron a lo mismo y utilizaron a Richard Grenell, un enviado de la Casa Blanca, quien operaba de manera similar a Juan González, para ganar espacios. Le dieron unos triunfos, miserables la verdad, para fortalecerlo a ojos de Trump. Pensaron, seguimos en lo mismo, les damos algo y ellos nos dan más. No les funcionó y esa diplomacia paralela a la del Departamento de Estados se acabó. Hoy hay una sola política hacia Venezuela y hacia el criminal que la encabeza; por cierto, ya no le dicen presidente sino jefe del Cartel de los soles. Lo primero fue que subieron la recompensa por su cabeza a 50 millones de dólares, al igual que su mano derecha, Diosdado Cabello y su ministro de Defensa, Vladimir Padrino. El mensaje es claro: vamos a por ellos. Es más, de seguro ahora la esposa de Maduro, Celia (y también van por ella) no dormiría en la misma cama. Lo segundo fue convertir El cartel de los soles, y todos sus integrantes, en una organización de crimen transnacional. El objetivo es claro, son una amenaza a la seguridad nacional de los EE.UU., y se amplía el rango de medidas políticas, financieras, judiciales y militares que pueden ser utilizadas en su contra. Por cierto, las declaraciones de la Fiscal General de los Estados Unidos, Pamela Bondi, dejan claro qué opina Estados Unidos de Maduro y qué van a hacer: “Va a pagar por sus crímenes”. Lo tercero es quizás lo que más consolida esta unidad de mando en la política de Trump hacia Maduro, y muestra para dónde va la cosa, el envío de grandes recursos navales al sur del Caribe alrededor de las costas venezolanas. Esta operación habría sido imposible de realizar en Trump 1, con Biden y ni hablar de Obama. Con George Bush todos los recursos estaban enfocados en el gran error de las guerras de Irak y Afganistán. No sé si se habrán dado cuenta, pero las últimas dos veces que los EE.UU. ha hecho despliegues de fuerzas similares en la región en los últimos 40 años, se dieron dos operaciones, la invasión de la isla de Granada y la captura del líder mafioso de Panamá, el narcodictador Manuel Antonio Noriega. ¿Les queda claro el mensaje que Trump y Estados Unidos le manda a la mafia venezolana, y a algunos gobernantes de la región que son sus secuaces? No van a seguir mirando para el otro lado mientras las mafias se apoderan de sus países, mientras las mafias hacen parte de regímenes políticos o crecen al amparo de gobiernos cómplices. Queda claro que el primer objetivo es Venezuela y Maduro, pero Lula, Sheinbaum, Petro, Arce, Ortega y otros de esas sucias alimañas deben entender el mensaje. El narcotráfico es un problema de seguridad nacional para Estados Unidos, y así lo van a tratar. Ya era hora. ¿Qué viene? No necesariamente una invasión militar, aunque operaciones rápidas de extracción o de neutralización de objetivos no se deben descartar. Esa presión sin salida para la mafia venezolana, e incluso para otras mafias regionales, apenas está empezando. Estas últimas deben estar pensando que, si entregan a Maduro y a sus aliados, se puede dar una gran disminución de la presión. No se equivocan. El mensaje principal, sin embargo, es para miles de venezolanos que tienen todo para ganar y poco para perder si los entregan; es más, ya no los tienen que sacar de Venezuela, con llevarlos a la costa, donde los recoge un helicóptero gringo, es suficiente. Hay más de uno, incluyendo Erick Prince, el líder de Blackwater, que deben estar pensando cómo hacer esa operación y ganarse esa recompensa capturando personalmente al tirano. Es obvio que no se va a saber los planes que hay detrás de la movilización de semejante aparato naval, como también es obvio que los que odian a Trump nunca van a estar a favor de la política de acabar con este dictador mafioso. Ya los vemos hoy vociferando en los medios. No importa, el mensaje es claro y quien no lo entienda va a pagar las consecuencias. Hay un nuevo sheriff en la ciudad. Su primer objetivo, Nicolás Maduro, pero los otros ojalá se despierten, o de pronto mejor no, para que acaben como va terminar el líder mafioso de Venezuela. La celda de Noriega está libre y disponible. Ya tiene nombre propio. Pero hay otras celdas libres también. Que bien. Entretanto y como podéis imaginar, crece la paranoia del régimen chavista. En efecto, esta crece en la medida en que avanza el tiempo para que los tres buques de guerra de Estados Unidos lleguen a las costas venezolanas este domingo, reveló la agencia Reuters, en el marco de la directriz dada al Pentágono por el presidente Donald Trump de usar la fuerza militar contra los cárteles del narcotráfico en Latinoamérica, advirtiendo que está preparado para «usar todo su poder» para detener la entrada de droga a territorio estadounidense, sobre todo cuando se trata de un gobierno que no es legítimo como el venezolano. Ante ello, la dictadura chavista responde con más arrestos, despliegue de milicianos, prohibición de drones y discursos que hacen referencia a presuntas traiciones internas. Luego de anunciar el despliegue de 4,5 millones de milicianos (reservistas sin entrenamiento militar profesional), el régimen chavista publicó una resolución en la que prohíbe por 30 días la compra, venta y vuelo de drones en el territorio nacional, mientras casi en paralelo anunciaba el arresto de dos personas vinculadas con la planificación de un aparente atentado con explosivos que se cometería en Caracas como parte de una «trama de conspiración», cuya autoría atribuyen a la líder de la oposición, María Corina Machado. Al respecto, el impresentable ministro de Interior y número dos del régimen, Diosdado Cabello, aseguró que incautaron «23 rifles de francotirador de distintos calibres, dos escopetas, un arma automática tipo rifle, municiones de todos los calibres, lingotes de plomo que los utilizan para el diseño de balas y un fusil (calibre) punto 50». Nada nuevo. Se trata de los operativos propagandísticos desplegados cada vez que hay algún evento electoral, jornada de protesta o presión desde el exterior. Por lo visto el miedo tiene abrumados a Maduro y sus esbirros, porque saben que el momento para que rindan cuentas ante la justicia se acerca. (De seguro a estas horas el sátrapa ya ni dormir puede debido a que han puesto precio a su cabeza y no confía ni en sus "más fieles seguidores” porque de seguro están pensando en la manera de entregarlo a los EE.UU. y cobrar los 50 millones de dólares ¿Estaremos asistiendo al inicio del colapso de su régimen criminal? A partir de este domingo lo sabremos)

martes, 19 de agosto de 2025

KHIPUS: Secretos desenterrados

Hace más de cinco siglos, alguien cortó cuidadosamente mechones de su propio cabello y los tejió en un intrincado sistema de cuerdas anudadas. Este acto, en apariencia simple, podría revolucionar nuestra comprensión del Imperio Inca y desafiar todo lo que creíamos saber sobre su sofisticado sistema de comunicación. Los khipus o quipus –esas fascinantes cuerdas repletas de nudos con las que los incas registraban tributos, censos y otros aspectos de la vida económica y social, y que también pudieron tener funciones narrativas y rituales– han mantenido en silencio uno de sus misterios más profundos durante siglos. La comunidad académica sostenía que únicamente las élites de alto rango del imperio podían crear estos complejos dispositivos de información. Sin embargo, un nuevo análisis científico publicado esta semana en Science Advances ha puesto esta teoría en duda: un equipo internacional dirigido por Sabine Hyland, de la Universidad de St. Andrews, ha estudiado un quipu del año 1498 y sus hallazgos sugieren que la "alfabetización" en quipus podría haber sido mucho más extendida e inclusiva de lo que se pensaba. El elemento revelador había permanecido oculto a plena vista durante décadas: hebras de cabello humano entretejidas en las cuerdas. Fue Kit Lee, investigador asociado que participó en el estudio, quien hizo el descubrimiento crucial durante el análisis del quipu KH0631. "Kit me miró y me dijo: ‘Sabine, este cordón principal es pelo humano'", recuerda Hyland en una entrevista con NPR. El análisis confirmó que, de forma insólita, el cordón principal estaba hecho enteramente con cabello humano de una sola persona, algo nunca antes documentado en un quipu inca. En algunos quipus documentados, los especialistas –conocidos como khipu kamayuq– dejaron su "firma" incorporando mechones de cabello, a veces en el cordón principal y otras en los colgantes. También podían añadir objetos personales, como tiras de una prenda distintiva, para marcar la autoría o la autoridad sobre el registro. Para los incas, el cabello no era un simple residuo corporal. En su cosmología transportaba la esencia de la persona y conservaba su identidad incluso al separarse del cuerpo. Así, cuando un creador entretejía su cabello en un quipu, estaba impregnando el objeto con su vitalidad. El cabello del cordón principal medía 104 centímetros de largo; más de ocho años de crecimiento, según los investigadores. Pero lo verdaderamente revelador surgió cuando analizaron los isótopos de carbono, nitrógeno y azufre presentes en el cabello. Los resultados demostraron que esta persona tenía la dieta típica de un plebeyo de bajo estatus, basada principalmente en tubérculos como patatas, legumbres y verduras, con muy poca carne o maíz. Una alimentación muy diferente a la que disfrutaban las élites incas, que se deleitaban regularmente con carne y chicha (cerveza de maíz). "No es realmente posible evitar beberla", explicó Hyland a NPR sobre la cerveza de maíz. "Incluso hoy en día, en los Andes, cuando participas en rituales, tienes que beber lo que te dan". La ausencia de esta bebida en la dieta del creador del quipu, según los investigadores, es una prueba casi definitiva de su estatus social. Este hallazgo trasciende la mera curiosidad científica. Según Lee, tiene implicaciones profundas para nuestra comprensión de la civilización inca, que gobernó aproximadamente entre 1400 y 1532 y que los historiadores han citado frecuentemente como la notable excepción a la regla de que los grandes imperios deben poseer alguna forma de escritura. Como sabéis, el Imperio Inca fue conquistado por los españoles en 1532, y desde entonces solo ha sobrevivido un pequeño porcentaje de los quipus originales, ya que miles fueron destruidos por los sacerdotes españoles durante su extirpación de idolatrías al considerarlos “obras del demonio”. Los que vemos ahora en los museos fueron encontrados por los arqueólogos en las tumbas. Durante siglos, nuestro conocimiento sobre quiénes fabricaban estos dispositivos se ha fundamentado principalmente en las crónicas redactadas por los españoles. "Los incas tenían el imperio más grande del Nuevo Mundo en aquella época", señala Hyland, quien destaca que este descubrimiento sugiere que el conocimiento de los quipus podría haber estado mucho más extendido de lo que se creía. El análisis también reveló que el creador del quipu vivía en las tierras altas, entre 2.600 y 2.800 metros sobre el nivel del mar, probablemente en el sur de Perú o el norte de Chile. Además, según los investigadores, estos resultados concuerdan con investigaciones recientes y relatos de Felipe Guamán Poma de Ayala, un noble y cronista inca del siglo XVI, según los cuales las mujeres del Imperio Inca también fabricaban quipus, contradiciendo la visión tradicional de que solo los hombres de la élite realizaban esta labor. Los resultados cobran aún más relevancia cuando se considera que, desde el siglo XIX hasta la actualidad, los quipus modernos han sido fabricados principalmente por personas de clase social baja: trabajadores de haciendas, campesinos y pastores. La continuidad entre los quipus antiguos y modernos había sido controvertida precisamente por la creencia de que los quipus incas eran exclusivos de las élites. Manny Medrano, investigador de quipus de la Universidad de Harvard entrevistado por NPR, y que no participó en el estudio, considera que, aunque "el KH0631 es solo un quipu" –como reconocen los propios investigadores–, este trabajo es "sin precedentes" y podría inspirar una nueva oleada de investigaciones. Los museos conservan cientos de quipus que nunca han sido estudiados por especialistas, y muchos podrían contener información similar. "En última instancia, esto nos acerca a la posibilidad de contar la historia de los incas utilizando sus propias fuentes", afirma Medrano. "Necesitamos contar una historia de la alfabetización, la escritura y el registro de datos en el Imperio Inca que sea mucho más plural y que incluya a personas que no han sido incluidas en la narrativa estándar" concluyó.
Creative Commons License
Esta obra está bajo una Licencia de Creative Commons.