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sábado, 6 de mayo de 2023

PERÚ: Un informe sesgado y carente de valor

Venga ya, a nadie ha debido sorprender el informe sobre la situación en el país andino que a mediados de semana iba a presentar la cuestionadísima Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) controlada por una caviarada miserable que siempre han intentado justificar los monstruosos crímenes cometidos por sus ‘camaradas’ de Sendero Luminoso, a la vez que ignoran olímpicamente las bestialidades que ellos realizan, ya sea contra una indefensa población civil o peor aún, si las víctimas son integrantes de las FF.AA. y policiales caídos en el cumplimiento de su deber. Para tan parcializada comisión, ellos no cuentan y sus vidas no tienen la más mínima importancia. Pero si los muertos son terroristas, no demoran un segundo en salir en su defensa, demostrando con ello su complicidad con esas malditas hordas asesinas con los que se sienten tan cercanos ideológicamente. Si bien de mala gana reconoce el Golpe de Estado perpetrado por el delincuente terrorista Pedro Castillo, acto seguido llena de agravios a las Fuerzas del Orden por el “delito” de preservar la Democracia. Era previsible por ese motivo el rechazo generalizado en el Perú tras conocerse el citado informe de 107 páginas, cuyas disparatadas conclusiones no deben ser tomadas en cuenta por las autoridades y enviadas a la brevedad a la basura, adonde pertenece. Como sabéis, ese mamotreto mal redactado, titulado “Situación de derechos humanos en Perú en el contexto de las protestas sociales”, está lleno de mentiras de grueso calibre, aduciendo falazmente que en el Perú se violarían sistemáticamente los derechos humanos. La condicional utilizada, como es obvio, estigmatiza con la misma fuerza que una aseveración. Esta postura es inaceptable e insultante para los peruanos, porque no se hace referencia alguna a los reales promotores de la violencia, como es Sendero Luminoso, agazapado entre los manifestantes y financiado por los caviares, el narcotráfico y (des)gobiernos izquierdistas de la región. Es más, la infame CIDH no ha dicho que de manera cruel e inhumana, usaron como “carne de cañón” a una indiada ignorante, soliviantándolos con sus discursos de odio y resentimiento. Ya en el pasado obligaron al Perú a “indemnizar” a los terroristas por casos sin investigación seria y profesional. Hoy persisten en denunciar injustificadamente a más efectivos militares y policiales, Han pasado 30 años y los terroristas ya saben quiénes son sus aliados que siempre los han defendido en foros internacionales ‘santificándolos’ al presentarlos como las “victimas” y no como los monstruos que son. Como es obvio, nada dice la CIDH sobre quienes financiaron sus actos de violencia, como el asesinato del SO2 José Luis Soncco, quien fue torturado y quemado vivo, o que obligaron a los ciudadanos a desafiar a las fuerzas del orden que resguardaban activos críticos nacionales, que la propia ONU considera como ataques terroristas a quienes pretenden tomar aeropuertos. Fiel a su retorcido estilo, la CIDH ya sentenció antes que el Poder Judicial y el Ministerio Público del Perú. Esto es inaceptable e insostenible. En el ítem “Desarrollo de la protesta y conflictividad social, en el punto 86″, se menciona: “El Estado advirtió a la Comisión sobre la infiltración en las protestas de grupos organizados al margen de la ley… Sin embargo, hasta el cierre del presente informe, no había entregado ningún medio de prueba que confirmara dicha hipótesis”. Nada más falso. Los indicios, pruebas, evidencias, capturas, como la de la camarada ‘Cusi’, entre otros, eran fáciles de constatar, pero se niegan a revelar la verdad, porque no les conviene desenmascarar a sus ‘camaradas’. Conviene recordar que el presidente de El Salvador Nayib Bukele, en recientes declaraciones sobre el papel de la ONU, OEA y la CIDH respecto a “las maras” en su país, les ha dicho “hipócritas” y que hoy aparecen para defender a los “mareros” y no en el tiempo que miles de salvadoreños fueron asesinaros a mansalva por estos grupos criminales. La indignación de Bukele la deben hacer suya todos los peruanos, porque hoy vemos el grado de ideologización y direccionamiento político con el que actúan mancillando así la soberanía del país. Por eso, no es de extrañar que una corriente mayoritaria esta planteando con absoluta energía, que el Perú debe retirarse de la competencia contenciosa de la CIDH porque es lo mejor para sus intereses. Los únicos que entrarán en crisis emocional (y económica) son los parásitos caviares que viven de ellos. Por cierto, EE.UU. y Canadá, entre otros países, no pertenecen a este organismo manipulador de las conciencias y mantienen su independencia en el campo jurídico, al cual los peruanos también tienen derecho. Sin temores y sin complejos, ha llegado el momento de salir ya de la CIDH. ¡Si se puede! Señora Boluarte, deje su “tibieza” de lado y actúe con prontitud. Con los terroristas y mucho menos con quienes se presentan como sus “intermediarios” puede haber negociación alguna... A por ellos.

martes, 2 de mayo de 2023

HISTORIAS DEL TIEMPO: El Toro submarino

Con ese curioso nombre fue conocido un submarino desarrollado durante la Guerra del Pacífico en 1879 y construido en el puerto de Paita. Es considerado el primer sumergible de América Latina, aunque nunca entro en combate. Sucede que al estar operativo y esperando su oportunidad para atacar durante el Bloqueo del Callao, tuvo que ser hundido para evitar su captura por tropas chilenas el 17 de Enero de 1881, ante la inminente ocupación de Lima, pero ello no evitó que los invasores lo rescataran y se lo llevaran a su país como trofeo de guerra (tal como sucedió por ejemplo con el monitor Huáscar o el Reloj Monumental de Pedro Ruiz Gallo, que se encontraba en el Parque de la Exposición). Diseñado por Federico Blume y Othon en 1864, en el marco de la Guerra Hispano-Sudamericana que sostuvieron Perú contra España entre 1863 y 1866. Su propósito era crear un dispositivo que podría enfrentar, con un riesgo mínimo, a la flota española. Sin embargo, la guerra acabó y Blume no pudo concretar su proyecto. Hubo que esperar hasta 1879, donde el Perú entabló una guerra contra Chile, y en este escenario Blume decidió construir su submarino, con un diseño más avanzado que el de 1864 utilizando sus propios talleres y recursos, ubicados en Paita, comenzando a trabajar en su proyecto en junio de 1879. El 14 de octubre del mismo año realizó las primeras pruebas y estas arrojaron increíbles resultados: podía alcanzar una profundidad de 12 pies (3.3 metros) con el sistema de ventilación y una velocidad máxima de 3 nudos. Blume perfeccionó la nave, luego 18 inmersiones adicionales de más de una hora realizadas en los 24 días siguientes, logrando una inmersión máxima de 72 pies (22 metros) sin inconvenientes. Para poder convencer al presidente Nicolás de Piérola, fue trasladado en absoluto secreto al Callao donde en julio de 1880, el submarino hizo su primera inmersión oficial en presencia del Ministro de Guerra y Marina general Manuel de Mendiburu. Durante las maniobras, el submarino permaneció sumergido 30 minutos sin ningún inconveniente y la decisión era de no esperar: se aprobó su uso contra la escuadra chilena. El Gobierno peruano nombro una junta de marinos e ingenieros para estudiar mejoras al invento y asigno un fondo de S/. 10,000 para la construcción de otro sumergible perfeccionado, mayor y con características superiores de diseño, pretendiéndose eliminar los 2 tubos de aire, empleando aire comprimido para que respire la tripulación en inmersión y eliminación de una de las torrecillas. Sin embargo, el desarrollo adverso de la guerra para Perú y el inminente inicio del Bloqueo del Callao en 1880, hizo que la Marina de Guerra del Perú dispusiera su uso y preparará al Toro Submarino. Su objetivo principal sería avanzar en la noche y atacar a las fragatas blindadas Cochrane o Blanco Encalada que merodeaban la bahía del Callao. En la primera oportunidad en donde los dos blindados chilenos estaban anclados cerca de la isla San Lorenzo, se preparó el ataque, el Toro ya estaba armado y sumergido, pero las fuerzas chilenas fueron advertidas por sus espías: “Los peruanos preparan un ataque con un arma secreta muy poderosa”. Este aviso hizo que la escuadra de Chile se moviera de sus fondeaderos hacia el sur, teniendo como consecuencia que la misión se abortase. Los buques chilenos tomarían en adelante la precaución de no rondar en las cercanías para evitar ataques con minas o torpedos. El 17 de Enero de 1881, ante la inminente ocupación de la capital peruana por las tropas chilenas, se dio la orden de hundir a todas las naves de la escuadra peruana en el Callao, incluido el submarino, a fin de evitar su captura por el enemigo. De esta manera, el primer submarino peruano fue hundido frente a donde hoy se levanta la Plaza Grau del Callao. Al poco tiempo, los chilenos lo reflotaron y trasladaron a Chile como trofeo de guerra, aunque se ha perdido definitivamente su rastro. Algunos analistas de guerra navales creyeron que, de haber tenido éxito el submarino, habría cambiado radicalmente el curso de la guerra a favor de Perú, aunque muchos historiadores modernos han expresado su escepticismo de que hubiera sido posible. Por cierto, Blume falleció recién en 1902, y tuvo tiempo más que suficiente para desarrollar y construir una flota de submarinos para el Perú ¿Por qué no lo hicieron realidad? (A propósito, con este capítulo regresa esta serie a pedido de muchos - luego de un intervalo de 10 años - en una nueva temporada que de seguro va satisfacer a muchos nostálgicos, Estén atentos a sus entregas ¿vale?)
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