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sábado, 1 de agosto de 2020

PERÚ: Los muertos que a nadie importan

Trágico aniversario el del país andino, que sufre una aguda crisis política, económica y social, producto de la incompetencia e incapacidad del golpista Martín Vizcarra para hacer frente al Coronavirus, que hasta el momento se ha cobrado la vida de 50 mil peruanos, según da cuenta el diario británico Financial Times que ha puesto al descubierto todas las sucias maniobras del régimen vizcarrista para tratar de ocultar el real número de fallecidos, adulterando de una manera criminal las cifras de los muertos para que no quede en evidencia su rotundo fracaso y las responsabilidades penales que tanto este impresentable sujeto como los parásitos comunistas que lo rodean tendrán que responder antes de lo que se imaginan ante la justicia. Debido precisamente a las presiones para que diga la verdad, la ministra de salud Pilar Mazzetti recién ha admitido el engaño este miércoles, confesando que el número de decesos es de 43 mil - y ya no 18 mil como decían en la víspera - tratando de acercarse a la cifra real. Venga ya, pocas veces la prensa internacional le dedica tanto espacio como ahora a lo que sucede en el Perú, ello debido al desastre ocasionado por aquella banda de improvisados que la han destruido y saqueado a más no poder, acompañando las notas con espantosas imágenes de la extrema miseria que se vive en los arenales y las montañas desérticas que rodean Lima, algo que muchos en ese país no quisiesen que se mostrasen ya que desnuda meridianamente la farsa del neoliberalismo en toda su magnitud. En efecto, bajo el titular Peru in mourning: ‘The virus has changed everything’ (Perú de luto: ‘el virus lo ha cambiado todo’) el acreditado medio británico hace un profundo y descarnado análisis de la desastrosa situación que se vive en el Perú - algo que la prensa prostituida adicta al régimen trata inútilmente de ocultar - el cual presentamos a continuación, traducido y entrecomillado claro esta ¿vale?: “A primera vista, pareciera que el Perú había hecho todo bien en su batalla para combatir la propagación del Coronavirus: Impuso un cierre temprano y duro, cerró sus fronteras, utilizó toques de queda nocturnos y dio a conocer uno de los paquetes de apoyo económico más grandes de la región. Pero no nos engañemos, Todo fue un fracaso descomunal y hoy el país se tambalea al borde del abismo. La pandemia del Coronavirus lo ha castigado duramente haciendo trizas su modelo económico neoliberal impuesto por Fujimori en la década de los 90 y que desde entonces los sucesivos gobiernos lo habían mantenido hasta hoy. Ubicado en el ‘top’ de los países con mas contagiados en el mundo, Perú también es visto como uno que posee los mayores porcentajes de aumento de muertos en el planeta por encima de los niveles normales. ‘Nuestra capacidad de respuesta es débil. Al principio solo teníamos 100 camas de cuidados intensivos en todo el país’ dijo a modo de excusa Patricia García - ex ministra de salud y profesora de la universidad Cayetano Heredia en Lima - para graficar la tragedia que se ve en los hospitales y centros de salud públicos, completamente colapsados y desabastecidos hasta de lo mas elemental, mientras la gente muere en las puertas de los nosocomios por falta de oxígeno y medicinas, que son acaparados por empresarios inescrupulosos que los venden a precios exorbitantes traficando con la salud de la población y todo con la venia del gobierno, que aduce que no puede intervenir en regular los precios ‘ya que el Perú se rige por las leyes del libre mercado’ mostrándose indolente mientras miles mueren en las calles a la vista de todos, suplicando por una ayuda que no reciben por parte del gobierno. Con el número de casos que siguen en aumento sin cesar, Vizcarra extendió el bloqueo hasta finales de julio, colocando al país en una de las cuarentenas más largas del mundo, pero de nada le sirvió ya que la cifra de muertos y contagiados ha crecido imparablemente y hasta los cementerios están a su máxima capacidad y se sabe que ya no reciben los cuerpos de los fallecidos, por lo que están apareciendo abandonados en la vía pública. ‘Cada mañana, cuando me levanto, siento que el Perú esta de luto’, dijo Claudia Sandoval, una abogada de 43 años y madre de tres hijos que perdió su trabajo cuando se produjo la pandemia y ahora trabaja como repartidora para sobrevivir. ‘Personalmente, sé de tres personas que murieron, y mis amigos dicen cosas similares. En un caso, mamá y papá murieron. Uno de sus hijos infectó a los padres. El virus lo ha cambiado todo. Ha cambiado mis planes de vida, ha cambiado la vida de mis hijos’ aseveró. Hay muchas razones por el que los casos Coronavirus en el Perú hayan crecido en forma exponencial, y entre ellos esta en primer lugar la informalidad de su fuerza laboral. Si bien este es un problema en América Latina y en todo el mundo en desarrollo, es particularmente grave en el Perú. El FMI dice que el 70 por ciento del empleo era informal hasta antes de la pandemia, frente a un promedio latinoamericano del 54 por ciento, pero ahora se ha disparado hasta el 80%. Muchos peruanos dicen que han tenido que romper el encierro forzoso decretado por el gobierno para trabajar y sobrevivir, por lo que al hacerlo no les ha importado contagiarse y de paso a todo aquel que se cruce en su camino. Lima, hogar de 9 millones de personas, casi un tercio de la población, también es un imán para los migrantes del interior pobre. Luego de haber perdido el trabajo por el encierro y los despidos generalizados, miles abandonaron la capital para regresar a sus pueblos y aldeas ubicadas en los Andes y en la cuenca del Amazonas, llevando consigo al Coronavirus. La escala del éxodo tomo por sorpresa al gobierno. La policía detuvo inicialmente a los migrantes que salían de la capital y los obligó a volver a la cuarentena, pero ante la creciente cantidad de desplazados - hasta 70 mil según cifras conservadoras - se dio por vencida y ahora lo hacen libremente contagiando los lugares por donde van en los cuales los servicios de salud son nulos. ‘Los números de infectados y muertos por Coronavirus en el Perú son altísimos porque la gente no ha querido seguir la cuarentena y ahí vemos los resultados’ admitió García. Las cifras oficiales - engañosas desde todo punto de vista - señalan que el Perú, con una población de 32 millones, ha evaluado a 1,2 millones de personas, más que en sus países vecinos, pero lo que no se dice es que aquellos exámenes, solo el 14 por ciento han sido pruebas de PCR molecular (reacción en cadena de la polimerasa), consideradas como las más confiables. El resto han sido pruebas de serología y pruebas rápidas nada confiables, que muchos países no lo incluyen por ello en sus números oficiales. Pero al igual que su caótico y anticuado sistema de transporte público, los mercados y centros de abastos se han convertido en importantes foco de contagio. Estos locales, bulliciosos, estrechos y repletos de productos locales ubicados junto a basurales infestados de ratas, son una característica del comercio peruano. Con la cultura culinaria más repulsiva de América del Sur, los peruanos regularmente compran alimentos en esos lugares insalubres en lugar de hacerlo semanalmente en una tienda de supermercado, debido a los bajos precios de sus productos. ‘Voy a los mercados y la mayoría de la gente no observa las reglas’, dijo Eusebio Aguirre Palomino, un desempleado de 30 años. “Intento mantener la distancia pero la gente se acerca como si no fuera un problema. La mayoría de los compradores y vendedores no usan guantes y solo unos pocos usan máscaras. En los primeros días de la cuarentena, todos los usaban. Ahora no’ agregó. Si bien la mayoría de los casos se encuentran en Lima, las regiones del norte del país, como Piura y Lambayeque fueron las primeras en ser afectadas, debido a un brote temprano y agudo en Guayaquil , justo en la frontera con Ecuador. Igual sucedió en las vastas provincias de la selva de Loreto y Ucayali que tienen una gran cantidad de casos, lo que ha generado preocupación por la situación de las tribus indígenas que están abandonadas a su suerte. Desde entonces y ante la incapacidad del gobierno para contrarrestarlo, el virus se ha expandido rápidamente por todo el país y al igual que Lima, están atravesando la misma situación Arequipa, Cuzco, Ayacucho, Ica, Junín, Huanuco, Cajamarca, San Martín, Madre de Dios y Áncash. A ello debemos agregar la posición asumida por el gobierno de ocultar por razones políticas el real número de fallecidos que son el triple de los anunciados oficialmente. Se sabe que el Perú lidera el exceso de muertos en el mundo comparado con otros años, registrando más de mil muertes en exceso por cada millón de habitantes. Va a pasar lo que ocurrió en Colombia y Chile con incrementos de hasta el 200% y 300%, respecto al promedio de victimas que tenían antes, mientras el número de fallecidos por Coronavirus crece sin cesar. En cuanto a la tasa de mortalidad, el Perú está por encima del promedio histórico por semana ya que han llegado a 6,500 cuando antes del Coronavirus era de 3,250; esto implica que de enero al 8 de julio había 40,100 decesos más, 149% de exceso y que no aparecieron en las cifras ofíciales. La tasa de mortalidad también aumentó en zonas urbanas. En Lima, el promedio por semana histórico alcanzó 1500 muertos, pero con el COVID-19 pasó a los 3000. De enero al 8 de julio, en la capital murieron 23.200 personas más comparado con otros años, un exceso de 289%. Desde entonces y hasta finales de julio, el número de decesos no ha dejado de crecer, llegando a los 50 mil muertos. De seguir la tendencia - y todo indica que así será - a finales del año se llegará a los cien mil fallecidos, con el 50% de los peruanos que terminaran infectados.Y estas cifras seguirán creciendo a medida que no halle una cura para el virus, del cual se dice que llegará recién en el primer trimestre del 2021” puntualiza la nota. Hasta entonces, nos preguntamos ¿cuantos más morirán en este país por culpa del vizcarrismo? De nada van a servir sus demagógicas medidas populistas anunciadas por aquel mentiroso consuetudinario el 28 de julio, donde prometió montos y obras que sabe que no podrá cumplir en los meses que le quedan. A propósito ¿que fue de los 80 hospitales, mil colegios y el millón de tablets ofrecidos hasta el hartazgo? Nada de nada. Como todo lo demás, fueron palabras que se las llevo el viento :(

jueves, 30 de julio de 2020

COMPLETE GLORIA: Desafía tu edad

Como parte de su estrategia de innovación, la empresa Gloria ha lanzado, por primera vez en el Perú, un complemento nutricional pensado para personas de 40 años en adelante. Se trata de Complete, un producto que no solo fortalece tus músculos ya que además mantiene sus características nutricionales sin necesidad de preservantes, aportando 13g de proteínas, 12 vitaminas y 12 minerales. “Tecnología de vanguardia e innovación son las principales características de la inversión hecha por Gloria en una de las plantas más modernas de América Latina orientada a la producción de alimentos. Complete representa nuestra principal apuesta en este nuevo portafolio”, indicó Jorge Namisato, Director Comercial de Gloria. “Con el ingreso de este nuevo producto, Gloria espera aumentar su participación en el mercado con un producto que ayudan a mantener los huesos fuertes, fortalecer los músculos y a elevar las defensas para estar protegidos. Complete es nutrición especializada para adultos” indicó. “Dadas las nuevas tendencias de consumo, donde el estilo de vida crea la necesidad de contar con productos para toda edad, Complete constituye un producto nutritivo, de alta calidad y que no requiere refrigeración. Esta es una apuesta por la diversificación”, explicó Namisato. Complete está disponible en su presentación de 200 ml. y es practica para llevar. ¡Desafía la edad con Complete de Gloria! :)

martes, 28 de julio de 2020

UN 28 DE JULIO EN LIMA: ¿Como celebraban las Fiestas Patrias en los siglos pasados?

Contrariamente al triste panorama actual en el que quienes pueden huyen de esta caótica ciudad durante las Fiestas Patrias, durante la mañana de ese día festivo - en la que se conmemora la independencia del Perú - se celebra a primera hora de la mañana el solemne Te Deum en la Catedral de Lima, luego el viene el aburridísimo, largo y soporífero Mensaje a la Nación realizado en el Congreso de la Republica por el inquilino de Palacio, donde demagógicamente se harán promesas y ofrecimientos que nunca cumplirá, para que al día siguiente, las marciales comparsas de las bandas de guerra que acompañan a la Parada Militar en la avenida Brasil pongan fin a las celebraciones, en el siglo XIX - al menos - la gente parecía tener algo que celebrar ese día y lo hacía con música, pero no únicamente. El día de hoy se trata de una celebración “oficial” y, por ello, como todas las cosas oficiales, el aspecto que adquiere es muy acartonado o, en todo caso, muy poco festivo. La independencia del Perú frente al imperio español y su paso a la vida republicana no fue una tarea sencilla. Como lo han recordado muchos historiadores, se inició con la llegada de Libertador José de San Martín al frente de Expedición Libertadora y su entrada triunfal en Lima, concluyendo con las batallas de Junín y Ayacucho lideradas por las tropas del Libertador Simón Bolívar. Por ese motivo, ambos fueron conscientes de la importancia de irradiar en la población - en un nivel simbólico - los beneficios de la independencia y los nuevos hábitos que la vida de una República exigía. Para ello, las festividades y las celebraciones cumplieron un papel fundamental. En un inicio, los ritos celebratorios de la independencia no pudieron alejarse demasiado de las pautas impuestas durante los tiempos felices del Virreynato. La propia declaración de la independencia tuvo que continuar con las formas de la declaración del poder real. Por ello, la proclamación se efectuó en la Plaza Mayor, en la de La Merced, en la de Santa Ana y en la Plaza de la Inquisición. Las celebraciones posteriores, congregaron a las élites limeñas en Palacio. Un historiador rememora dichas celebraciones con las siguientes palabras: “Aquí sería de desear que pudiese describirse la magnificencia de esta y de las demás funciones, como igualmente la costosa decoración de caprichosas iluminaciones, jeroglíficos, inscripciones, arcos, banderas, tapicerías y en las cuales compitió a porfía este vecindario”. Desde esas primeras celebraciones, la conmemoración de la independencia se iniciaba en la víspera, el 27 de julio, con el repique de las campanas de la ciudad y con música y bailes. Se trataba de una celebración que involucraba a toda la población. Por ello, la Plaza Mayor y los alrededores del centro de la ciudad - como en otras festividades -eran ocupados por todos los ciudadanos, quienes celebraban las Fiestas Patrias según sus costumbres. La celebración oficial no se imponía a las celebraciones de la población, sino que las acompañaba. Las músicas de las bandas militares que partían del cuartel de Santa Catalina hacia la Plaza Mayor eran seguidas por los vecinos de Lima en actitud festiva, como lo describen los periódicos de la época. Lima era una fiesta. No solo la plaza se llenaba de vendedores que expendían todo tipo de viandas y bebidas a la población, sino que los castillos y fuegos artificiales iluminaban el cielo en esos días. Las celebraciones públicas eran remedadas por celebraciones privadas con bailes y convites. El teatro disponía funciones especiales para estas celebraciones y el desfile de las bandas militares adquiría más bien el aspecto de una procesión, ya que todos, sin distingo, participaban de la fiesta. Ismael Portal, en su libro “Del pasado limeño”, lo recuerda de la siguiente manera: “Por donde quiera que camináramos mañana, tarde y noche el eco glorioso del himno a la Patria salía de todos los hogares… los artistas teatrales ensayaban sus mejores obras, las músicas marciales levantaban el espíritu público y las hijas del Rímac contrataban en los jardines todas las flores para arrojarlas desde los balcones”. No obstante, con el paso de los años esta algarabía comenzó a disminuir. A fines del siglo XIX, y con mayor nitidez en los primeros años del siglo XX, las celebraciones comenzaron a controlarse desde el Ayuntamiento y fueron desplazadas poco a poco del centro de la ciudad hacia el Parque de la Exposición. Aun cuando la idea detrás parecía noble - dar cabida a una población más numerosa para que pudiese presenciar los castillos de fuegos artificiales y celebrar en un lugar más adecuado para garantizar el orden público - lo cierto es que el alejamiento de la población del centro de la ciudad en el que se ejecutaban los actos oficiales fue restando con los años el carácter festivo de las décadas anteriores. Esto se reflejaría de manera clara en la celebración del Primer Centenario de la Independencia, que se cumplió en 1921. Se encontraba en el poder el dictador Augusto B. Leguía, quien había puesto en marcha su proyecto de la “Patria Nueva”. Por ello, las celebraciones de ese Primer Centenario fueron, antes que un motivo de festejo ciudadano, la ocasión para intentar ‘legitimar’ a su régimen autoritario y represivo nacido del golpe de 1919. Dicha ‘legitimación’ trato de ser acompañado de un proceso de modernización del país, particularmente de Lima, en los códigos europeos de lo que era considerado moderno y civilizado. Sin embargo, las celebraciones del Primer Centenario dejaron numerosos regalos para la población: la fuente china del Parque de la Exposición, el Arco Morisco, el monumento a Manco Cápac o el Estadio Nacional, por ejemplo, fueron algunos de los regalos de las delegaciones extranjeras a los peruanos por el aniversario de su independencia. Pero, al margen de la alegría generalizada que se vivió por aquellos días, la celebración fue ya un acto oficial que, mantuvo a la población como simple observadora de los festejos. Aunque en muchas provincias los festejos por las Fiestas Patrias siguen congregando la alegría popular, lo cierto es que con el pasar de los años los peruanos se han convertido en meros espectadores de una fiesta ajena a ellos. Para agravar las cosas, este 28 de julio - con un país diezmado por el Coronavirus debido a la incapacidad del régimen vizcarrista para contenerlo - todas las celebraciones serán ‘virtuales’ y no habrá Parada Militar. Triste aniversario para un país en ruinas y que ni siquiera podrán celebrar en familia que hace casi doscientos años dejaron de ser súbditos de un poder extranjero para convertirse en rehenes de una dictadura, que tal como sucedió en tiempos del leguiismo, conmemoraran esta vez su Bicentenario el 2021 con otro usurpador en Palacio ¿curioso no? :(
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