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martes, 30 de septiembre de 2025

PARACAS / SILENCIO HABITADO: A 50 años de su reconocimiento como Reserva Nacional

Desde la cima del acantilado, el único movimiento apreciable a simple vista es el del mar reventando contra los peñascos cercanos a una estrecha playa. Pero un ojo entrenado es capaz de distinguir mucho más, incluso a decenas de metros de distancia. “Mira, ahí están”, dice la bióloga Patricia Saravia Guevara mientras señala uno de los islotes. Me entrega un par de binoculares y, enseguida, el panorama se transforma completamente. Sobre las rocas –sólidas e inmóviles– va apareciendo vida en plenitud: una loba de mar que amamanta a su cría, un individuo juvenil que persigue a otro sin descanso, un par de machos que saltan al agua y se pierden entre la espuma, mientras otros que reposan al sol sin inmutarse. Nos encontramos en la Reserva Nacional de Paracas, creada hace medio siglo por el régimen militar de aquel entonces con el fin de preservar la biodiversidad. Esta área protegida alberga a más de 1.500 especies de flora y fauna, algunas en peligro de extinción. En un sector de la Reserva denominada Punta Arquillo, se ha priorizado la investigación científica, por lo que su acceso está restringido para los turistas. En el lugar, se observó un grupo de más de 40 lobos finos, una especie amenazada que solo habita en las costas sudamericanas. “Estamos en una época baja, la población está dispersa. Entre octubre y diciembre, su presencia es mucho mayor, porque vuelven para el período de reproducción. En esta zona hemos monitoreado entre 150 y 180 lobos [finos]”, relata Saravia, especialista de recursos naturales del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), entidad estatal que administra la reserva. Cabe precisar que el documento de la creación de la Reserva Nacional de Paracas destaca que “la península constituye el hábitat de varias especies en peligro de extinción y otras que constituyen un atractivo para el turismo de vista”, por lo que era necesario preservarla. Para el régimen militar, Paracas también tenía un valor simbólico. “El establecimiento de una reserva nacional […] permitirá conservar en su estado natural una parte de la bahía donde desembarcó el Libertador don José de San Martín al mando de la expedición libertadora y donde tuvo lugar la concepción de la primera bandera nacional”, concluye la norma. La reserva natural está compuesta por 335.000 hectáreas, un área mayor que la de toda Lima Metropolitana. El 65% son aguas marinas; y el 35% restante, islas y tierra firme. La bióloga marina e investigadora Joanna Alfaro Shigueto explico que el caso de Paracas es especial, ya que se trata de la primera reserva natural marítima establecida en el Perú. “Cuando uno piensa en una reserva natural, muchas veces piensa en la selva, que es maravillosa, pero no en el mar o el desierto. En Paracas encontramos mucha biodiversidad y especies únicas, algunas de las cuales no podemos ver en otros lugares”, agrega la docente de la Universidad Científica del Sur. Esta área protegida alberga a más de 1.500 especies de flora y fauna, algunas de ellas incluidas en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), tales como la nutria marina, el pingüino de Humboldt y el gaviotín peruano, entre otras. En la mayoría de los casos, el ser humano es el principal responsable del daño –a veces irreversible– ocasionado a los ecosistemas. “Las amenazas recientes incluyen caza local para consumo, mascotas o trueque, reducción de su fuente de alimento debido a la sobrepesca […] uso de dinamita para la pesca y severa mortalidad durante los eventos de El Niño”, advierte el “Libro rojo de fauna silvestre amenazada del Perú” (2018) sobre el pingüino de Humboldt, un ave que solo ocupa territorios costeros del Perú y Chile. Ubicada a solo 250 km al sur de Lima –a cuatro horas por carretera–, la Reserva Nacional de Paracas es el quinto destino del país más visitado por los turistas locales, según información oficial del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo. En el 2024, acogió a 412.424 personas, 89% de las cuales eran peruanas. Al respecto, el jefe de la reserva de Paracas, Gonzalo Quiroz Jiménez, comentó que ahora se trabaja en diversificar la oferta turística para captar un mayor número de visitantes extranjeros. Quiroz también informó que los turistas solo tienen acceso a un 5% del inmenso territorio de Paracas. Lejos del bullicio y el caos, la mayoría de la reserva se utiliza para el monitoreo e investigación de especies, pero también para actividades como la pesca artesanal, una de las principales fuentes de ingresos para las familias locales. Finalmente, Joanna Alfaro relató que como investigadora ha tenido acceso a áreas de Paracas desconocidas para la mayoría de peruanos. “El acceso limitado permite que [la reserva] se mantenga en sus condiciones naturales. En Paracas encontramos lugares hermosos e increíbles. Cuando uno los visita, descubre por qué debemos estar orgullosos de vivir en el Perú”, aseveró. Precisamente, celebrando el 50 aniversario de su creación, el Museo Amano está presentando desde el pasado 25 de septiembre hasta el 5 de octubre la exposición titulada Paracas / Silencio Habitado, organizada por la Asociación Civil sin Fines de Lucro “Protejamos Paracas” en alianza con “Planeta Océano”, la cual reúne obras de reconocidos artistas que han encontrado inspiración en la biodiversidad, el paisaje y la carga simbólica de Paracas. La muestra propone una reflexión colectiva sobre la urgencia de preservar el ecosistema y revalorar su papel en la identidad cultural peruana. “Consideramos que es imprescindible hacer un llamado que toque la conciencia de todos los peruanos y que comprendan que preservar su legado es responsabilidad de todos”, afirman desde “Protejamos Paracas”. Para ello, la Asociación ha reunido una selección de obras de reconocidos artistas de diversas disciplinas que, impregnados de su magia, atraídos por su belleza y profundamente tocados por su sacralidad, han plasmado en sus trabajos ese sentimiento que Paracas les ha despertado. Ellos son: Manongo Mujica, Pauline Barberi, Reynaldo Luza, Rafael Hastings, Eduardo Eielson, Lorry Salcedo, Esther Vainstein, Ester Ventura, Carlos Runcie, Walter Wust, Yuri Hooker, entre varios otros. “Paracas es mucho más que un paisaje. Es parte esencial de nuestra identidad”, señalan los organizadores, al destacar la necesidad de una conciencia ambiental compartida. La inauguración permanecerá abierta al público en el Museo Amano (Calle Retiro 160, Miraflores), de forma totalmente gratuita, hasta el domingo 5 de octubre... Aun tienes tiempo de visitarla.
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