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martes, 7 de noviembre de 2023

OLIVER SONNE: Un vikingo a la conquista de los Andes

Al recibir el último número de la revista Cosas, me sorprendió ver en la portada a Oliver Sonne, quien tras su travesía en el Perú, cuenta en una entrevista detalles de cómo llegó a formar parte de la selección peruana. ¿Cómo vivió su encuentro con el Perú pese a no haber hecho su debut oficial? ¿Vestirá la camiseta de la selección peruana en la próxima fecha doble ante Bolivia y Venezuela? El reportaje incluye una sesión con fotografías nunca antes publicadas y detalles inéditos contados por sus propios padres, Anita y Morten Sonne; el origen de la sangre peruana revelado por su abuela materna Elsa Christensen; y el estrecho vínculo con el modelaje explicado por su agente Cesar Perin. En efecto, antes de poner un pie en Lima, antes de recibir su DNI, antes de reunirse con Juan Reynoso en Copenhage, antes de ser descubierto en internet, Oliver Sonne era tan solo un chico danés con una abuela peruana. Ese país remoto al otro lado del Atlántico era apenas la elección casual y esporádica en un juego de FIFA en PlayStation o el sabor de un plato de nombre desconocido con ingredientes indefinibles que paladeaba cada vez que visitaba a la abuela el fin de semana. Mientras en el Perú se creían el cuento de Ricardo Gareca, Oliver Sonne vivía su propio mundial fuera de Dinamarca. Entre mediados del 2017 y el inicio del certamen en Rusia 2018, el chico danés, que había crecido con el sueño de volverse futbolista algún día, empezaba a descubrir que podía serlo como David Beckham. Las principales pasarelas del mundo pasaron a ser su campo de juego preferido. En Milán, París y Nueva York, las camisetas, shorts y demás implementos deportivos, cedieron su lugar a casacas Calvin Klein, poleras JW Anderson, camisas Fendi, zapatos Loewe, chaquetas Isabel Marant y cárdigans Massimo Dutti. La portada de otoño-invierno 2017 de “Vogue Hommes”, publicada pocas semanas antes de que la selección peruana lograra su clasificación (gracias a los puntos regalados por Bolivia), lo presentaba como la nueva aparición del modelaje internacional. “Sus ojos azules como lagos, una nariz esbelta y recta, cabello castaño dorado cortado en una melena hasta los hombros y una mirada desconcertantemente andrógina que está muy de moda”, así lo describía. Los flashes de los famosos fotógrafos de moda Inez & Vinoodh parecían iluminar su destino. Mientras los peruanos pensaban en Francia como el rival más difícil del grupo mundialista, Oliver ya había conquistado París como imagen de la campaña primavera-verano 2018 de Loewe. El célebre fotógrafo Steven Meisel lo convertía en un rostro inolvidable. A fines del 2017, Nueva York lo veía posar para el lente de su tía Helena Christensen, ex miss Dinamarca 1986 y top model de Victoria’s Secret. La Semana de la Moda en la Gran Manzana lo esperaba junto a su primo Mingus Reedus, hijo del actor Norman Reedus, de la serie “The Walking Dead”. Las pasarelas habían desplazado al fútbol en sus pensamientos. “Empecé a creer que nunca llegaría al punto en el que podría convertirme en profesional”, diría en julio del 2018 a CNN Sport, a los pocos días de que la selección peruana perdiera en su debut mundialista precisamente ante Dinamarca. El Perú era apenas una idea estacionada en ese conjunto de recuerdos que jamás desaparecen, pero que tan solo se activan sutilmente con una mención ocasional. Una curiosidad entrañable. Pero pasaron cinco años y todo ha cambiado. Oliver redescubrió el fútbol. Mientras la selección peruana fracasaba en su intento de clasificar nuevamente a un mundial, tras ser humillada en la repesca por Australia, Oliver decidió priorizar las canchas en lugar de las pasarelas. Cuando la selección peruana empezó a generar dudas, con las mismas caras viejas y su falta de renovación. Oliver fue descubierto por el youtuber Cristhian Hinostroza. Era junio del 2022 cuando este recibió una alerta de uno de sus seguidores acerca de un futbolista de raíces peruanas que venía destacando en Dinamarca, pero que en el país andino -agobiado de tantos fracasos deportivos - nadie conocía. Se llamaba Oliver Sonne Christensen y su biotipo era como el de la mayoría de hombres nacidos en los países nórdicos: rubio, alto y fornido como un vikingo. Antes de dar a conocer su descubrimiento, Cristian decidió ir más allá. Contactó a la propia Helena y ella le corroboró toda la información que había encontrado en Internet. “No tenía idea de que su sobrino, por ser nieto de peruana, podía jugar por el país”, cuenta. También pudo hablar brevemente con Oliver, quien no ocultó su sorpresa al saber que era posible vestir la camiseta de la selección peruana, después de un trámite de nacionalización. “Me comentó que le entusiasmaba mucho la posibilidad”, añade. La Federación Peruana de Fútbol (FPF) supo de la existencia de Sonne apenas se viralizó la noticia en Twitter. Sin embargo, el proceso para que sea parte de la selección recién comenzó a inicios de este año. Y entonces, los caminos de ambos se cruzaron en Lima por primera vez. El lateral derecho del Silkeborg IF de la Superliga danesa se reconectó con ese origen peruano que sonaba a leyenda familiar. “Siempre he sabido de dónde vengo, pero nunca había pensado que era una posibilidad ir al Perú y jugar por ellos”, diría meses antes en una entrevista con Discovery+. “Todo sucedió de manera rápida”. Demasiado rápida. Un vuelo procedente de Ámsterdam. Un mar de manos en su llegada al aeropuerto Jorge Chávez. Abrazos de sus compañeros en el Hyatt Centric Hotel de San Isidro. El anuncio de que estaría en la banca ante Chile. Su primera conferencia. La exclusión de la nómina ante Argentina. Los goles de Messi. El descubrimiento de que ese país del que le habló su abuela también suele enojarse. Un mar de periodistas detrás de él. Una camiseta número 13 en el bolso. Un ticket de avión de regreso a Dinamarca. Y la primera entrevista a un medio peruano tras esos diez días enigmáticos en Lima que jamás olvidará. ¿Cómo te sentiste al llegar al Perú?: “Fue una experiencia loca. Por supuesto, todos los fans fueron muy amables y dulces al estar allí cuando llegué al aeropuerto. Fue una gran experiencia para mí. Abrumadora”. ¿Así te imaginabas que sería el país?: Mi abuela decía que la gente era muy amable y muy acogedora. Entonces, esperaba que la gente me mostrara mucho amor. Pero me sorprendió que hubiera tantos fans, especialmente en el aeropuerto, pero también en Instagram, enviándome mensajes de texto sobre lo mucho que quieren que represente a su país. Fue único”. ¿Qué te contó tu abuela sobre el Perú?: “Ella dijo que la comida es increíble, primero que nada. Dijo que la gente tiene sus emociones muy a flor de piel. Muestran mucho amor cuando las cosas van bien. Y, por supuesto, pueden ser bastante rudos si las cosas no van bien. Eso es bueno, es parte de nuestro negocio en la industria del fútbol” señalo. Y asi continua la entrevista. Venga ya, por lo visto sigue entusiasmado con la idea de representar al Perú y si llega a jugar, sobre todo si puede hacer goles, se mete a los peruanos al bolsillo de por vida. Pero si Reynoso insiste en convocar a los mismos jugadores acabados de siempre que solo conocen de fracasos y humillaciones, los cero puntos ante Bolivia y Venezuela están asegurados... Donde te has metido Oliver.
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