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sábado, 31 de diciembre de 2022

PERÚ: La conexión boliviana

Tras como lo señalamos la semana pasada, a ese grupo de orates que se inmiscuyen groseramente en los asuntos internos del país andino saliendo en defensa del delincuente terrorista Pedro Castillo - alias Abimael 2.0 - debemos agregar al narcopédofilo boliviano Evo Morales, quien pretende hacer realidad el sueño de Andrés de Santa Cruz de apoderarse el sur del Perú y ‘anexarlo’ a Bolivia. Como recordareis, el 2 de noviembre del 2021 le dedique una entrada a la fracasada Confederación Perú- Boliviana, donde detallamos los planes de ese pérfido sujeto quien en 1836 tras invadir el país con sus tropas por una “invitación” del dictador Orbegoso, se hizo con el poder autoproclamándose 'Protector', pretendiendo dividirla en una serie de miniestados que con el paso del tiempo, terminarían siendo integrados “voluntariamente” a Bolivia, pero todos sus planes terminaron por hundirse tras su derrota en la batalla de Yungay en 1839 y el consiguiente fin de la Confederación. Sin embargo, esos deseos anexionistas nunca fueron dejados de lado por los bolivianos, más aun con la pérdida de sus territorios costeros a manos de Chile en 1879, quedando desde entonces enclaustrada en los Andes. Pasaron décadas de aquello y ahora el narcopedófilo Morales intenta revivir esos sueños de opio, valiéndose del Foro de Sao Paulo y de traidores como Castillo, quien en la pasada campaña electoral ofreció “regalarle” el mar peruano... y esto era solo para comenzar. En efecto, ese indeseable fue un asiduo visitante al territorio peruano durante el régimen filosenderista, y junto a él fueron llegando progresivamente, durante los últimos meses, varios integrantes de su partido Movimiento al Socialismo (MAS) para alentar la insurgencia popular, la legalización de la hoja de coca, la reforma de la Constitución y la expulsión de la DEA. De esto dio cuenta el ex titular de la Dirección de Inteligencia (DINI), José Fernández Latorre. Pero esto no es todo. Ahora, desde lugares como Puno, donde más marcó su paso este séquito (y cuya masa indígena aymará se siente tan íntimamente identificada tanto cultural como racialmente con los indios bolivianos), estarían promoviendo desde el 4 de enero del 2023 hacer realidad un disparatado proyecto secesionista: La autodenominada República peruana del Sur. Al menos ocho ciudades de esta franja buscarían unirse a este desmembramiento. No es de extrañar que regiones como Arequipa, Moquegua y Tacna, donde los aymarás son mayoría, también apoyen ese proyecto separatista. Según alegan sus propulsores, buscan restaurar el reino Colla (considerándose herederos de Tiahuanaco), que fue anexado por los Incas en 1450 y que abarcaba actuales territorios bolivianos, el sur del Perú y el norte de Chile. Y como botón uno de los voceros peruanos de esta iniciativa, Felipe Domínguez, apela al mantra de Runasur - grupo fundado por el izquierdista boliviano - “para consolidar la autodeterminación de los pueblos” apelando a la cantaleta de siempre, intentando victimizarse: “Esto ya lo hemos decidido porque no es posible que Lima nos siga abandonando de esta manera, llevándose nuestros recursos, nuestros tributos, aproximadamente vamos a ser cerca de 11 millones de habitantes. En ese sentido, creo yo que vamos a darle vuelta al asunto (...) Es una lucha de largo aliento, pero se puede lograr como en otros países que se han dividido y los Estados que surgieron hoy son autónomos”, dijo Domínguez, quien indicó que los que otras regiones - como Cuzco, Ayacucho, Madre de Dios, Apurímac, e incluso hasta Ica - también apoyan su plan: “Peleemos entonces por la libre determinación de los pueblos”, complementó el muy demagogo. “No es mi creación, soy muy honesto en decirlo, pero comparto la idea de los amigos de Puno y Cuzco, y tras a tener una reunión macrosur con gran cantidad de dirigentes de todo el sur, hemos acordado la ‘independización’ (?) de la República peruana del Sur”, finalizó. Como complemento de este llamado abiertamente sedicioso, Morales llego a Puno, donde se entrevisto con el gobernador regional de la ciudad mencionada, Germán Alejo Apaza, quien elogió a ese vil sujeto - declarada persona no grata por el Congreso peruano - diciendo que “dio un paso trascendental en Bolivia”. “Supo sobreponerse a la adversidad y lucha por los ideales de miles de bolivianos que fueron sometidos a la pobreza”, agregó el muy miserable traidor. Pero, los lineamientos del líder del MAS y Runasur, no son una cortesía ni parte de un catálogo motivacional. Luego que Castillo engrosara el divisionismo en el país, este tipejo encontró una tierra fértil para su hábito de descomponer todo a su paso. En su última presentación en Puno, dijo: “Saben hermanas y hermanos, lo que está viviendo el Perú no es una simple reivindicación: cierren del Congreso, nuevas elecciones. No. Esta es una insurrección del pueblo peruano contra ese estado colonial del Perú. ¿Saben? Una insurrección no se resuelve con una reforma a la Constitución. Una insurrección del pueblo no se resuelve con represión. Se resuelve con la refundación del país. Perú está buscando una refundación. Se acabó ese estado colonial” afirmó el cocainómano. Olvida que el artículo 325 del Código Penal Peruano contempla como un atentado a la integridad nacional "el que practica un acto dirigido a someter a la República, en todo o en parte, a la dominación extranjera o a hacer independiente una parte de la misma". El castigo para esto es la “pena privativa de libertad no menor de quince años". Este escenario ya había sido advertido por la DINI. “La cada vez mayor presencia e influencia de Evo Morales en el Perú abrirá espacios hacia una mayor politización de sectores extremistas sobre temas sensibles como el cambio de Constitución Política y la despenalización de la hoja de coca”, se lee en un material trabajado por el entonces titular de este organismo, Fernández Latorre, y su equipo. El Perú ahora entró al juego de las fuerzas izquierdistas foráneas digitadas por el Foro de Sao Paulo: Primero Méjico, y ahora Bolivia. El golpe de Castillo no habría sido el desenlace de su régimen. Pateó el tablero para enturbiar la atmósfera y dejarle la posta - en las zonas con demandas que nunca les importó - a falsos líderes donde están incluidos los remanentes terroristas, que encontraron una oportunidad para convertir al país en el paraíso de los incendiarios. Y ello no se puede permitir. Como sabéis, el autodenominado socialismo del Siglo XXI, también llamado: “castrochavismo”, busca tergiversar la historia a su antojo y se vale de falacias para intentar seguir vigente, a pesar del fracaso que ha significado ponerlo en los países que han caído bajo el yugo comunista, ya que el objetivo central no es la búsqueda del bien común, sino el mantenimiento indefinido del poder de los sátrapas que llegaron de alguna manera a ser gobierno. En ese afán, han creado mitos alrededor de despreciables sujetos como Evo Morales, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Daniel Ortega y, en el último tiempo, Pedro Castillo, cometiendo toda clase de delitos, desde fomentar la violencia callejera por parte de milicias para desatar el terror entre la oposición, hasta dedicarse al ilícito negocio de las drogas en gigantes proporciones, convirtiendo a los países que oprimen en narcoestados (El Perú iba en ese camino, pero con la caída de Castillo sus planes quedaron desbaratados. No es de extrañar por ello que los narcoterroristas del VRAEM hayan sido los más “afectados” y sean ahora uno de los principales ‘promotores’ de la violencia). Pero también, usando enormes cantidades de dinero, esos países han falsificado los hechos históricos para aparecer como “victimas” de crímenes cometidos por ellos mismos. Veamos. El boliviano Evo Morales llegó al poder en el 2006. Su mandato era de cinco años, pero se quedó catorce. Para eso se valió de sucias maniobras con el objetivo de eternizarse en el cargo. Primero, suplantar la Constitución de la República de Bolivia por la de un folklórico Estado Plurinacional. Segundo, forzar a que sus lacayos del Tribunal Constitucional de Bolivia adapten la Constitución a los caprichos del delincuente cocalero. Por ejemplo, en el 2017, sus magistrados emitieron un fallo ‘constitucional’ que afirmaba que la elección indefinida de ese tipejo como un “derecho humano” (?). Tercero, como lo certificó la OEA y el Departamento de Estado de los EE.UU., Morales manipulo las elecciones para siempre salir como ‘ganador’. Y cuarto, ejercer el terrorismo de Estado mediante sus grupos de choque, mal llamados: “movimientos sociales”, como se vio en el 2019 luego del fraude electoral y su posterior huida a Méjico. No obstante, una vez que el Movimiento Al Socialismo retomó el poder en Bolivia, Morales empezó a perseguir a opositores y miembros del gobierno de Jeanine Añez, ella misma incluida, bajo el sofisma de “golpe de Estado”. Una vulgar mentira que no soporta el más mínimo análisis historiográfico o jurídico, pero en Bolivia, penosamente, hace rato que la mentira suplantó a la verdad y al sentido común. En tanto en el Perú, Castillo, temeroso de terminar en la cárcel por corrupto y por ladrón, pretendió adelantarse el pasado 7 de diciembre a su vacancia (que iba a ser dictada horas más tarde por el Legislativo), disolviendo el Congreso, el Poder Judicial, el Tribunal Constitucional y la Fiscalía. Asumió todo el poder para gobernar por decretos leyes. Además, siguiendo la receta del castrochavismo, se atrevió a convocar a una ilegal asamblea constituyente para elaborar una nueva constitución de corte comunista que le permita eternizarse en el poder e instaurar además “su república popular de nueva democracia” siguiendo los lineamientos de su guía y mentor, el genocida Abimael Guzmán, muerto en prisión el 2021. Lo hecho por Castillo fue un golpe de Estado en toda regla, pero fracasó miserablemente porque el Congreso determinó su vacancia con sucesión constitucional, siendo detenido el golpista en plena vía pública por la policía como un vulgar ladrón y procesado. Esta es la verdad, con todo el mundo de testigo, está tratando de ser falsificada para presentar a Castillo como víctima de un “golpe” organizado por los “racistas” de la derecha peruana y otros “lacayos” de los EE.UU. El mismo cuento que los operadores cubanos vienen repitiendo desde los años 60. Como era de esperar, Argentina, Bolivia, Colombia, Méjico - en manos de parásitos comunistas que están destruyendo a sus países - se han sumado a la falsificación de la verdad con el objetivo de incitar y sostener la violencia en el Perú, que consideran una presa suculenta para sus protervos intereses. Los terroristas al igual que Evo Morales, exigen el cierre del Congreso y una Asamblea Constituyente, lo mismo que había pedido Castillo, y pretenden que las víctimas mortales sigan sumando, azuzando para ello a la indiada ignorante. Que eso ocasione más muertos, mejor para ellos. Esa es su coartada para acusar al gobierno de Dina Boluarte “de haber violado los Derechos Humanos”. Al respecto, Pedro Yaranga, experto en seguridad, en una entrevista a un medio local, afirmó: “En Andahuaylas lo primero que han hecho los terroristas es atacar la comisaría, la policía responde a vil ataque, en tanto los criminales seguidores de Castillo cercaron la comisaría e inmediatamente atacaron al aeropuerto ¿por qué? porque por ahí viene el auxilio a la policía. Van al aeropuerto, logran los muertos que querian y una vez conseguido, inmediatamente retroceden y se dan cuenta que el apoyo viene por la zona de Chinchero-Churipa, inmediatamente atacan esa zona para evitar que vaya el apoyo hacia Andahuaylas. Eso no lo hace cualquiera y los ataques han sido con ‘avellanas’, se ha reportado, por ejemplo, por inteligencia en la zona de Andahuaylas, que en algunos casos se ha utilizado dinamita. Ello demuestra que los que dirigen estas protestas no responden a reclamos por obras o dejadez de autoridades locales, regionales o nacionales, sino ‘objetivos políticos coordinados por el comunismo internacional’. El lenguaje subversivo es uno solo: cierre del Congreso y nuevas elecciones, y en algunos casos la Asamblea Constituyente” aseveró. Es evidente que lo que vive el Perú es la repetición de los hechos que sufrieron Bolivia en el 2003, Chile en el 2019, Ecuador en el 2020 y Colombia en el 2021. Son acciones subversivas llevadas a cabo por expertos en desestabilización y terrorismo desde fuera del país. No buscan fines políticos, sino la toma del poder por medios violentos, utilizando a los indios como carne de cañón. Son grupos criminales entrenados en Cuba y financiados por el narcotráfico. No son políticos, son terroristas. Es hora de empezar a tratarlos como tal, con toda la fuerza de la Ley. Por lo visto, el comunismo internacional le ha vuelto a declarar la guerra al Perú, pero como sucedió en los años noventa, volverá a ser derrotado... De ello no hay ninguna duda :)
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