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martes, 9 de abril de 2024

SUYKUTAMBO: Los gigantes de piedra

Oculto en las montañas del Cuzco se encuentra uno de los novedosos atractivos de la región. Se trata de los Tres Cañones de Suykutambo. Esta maravillosa formación natural se encuentra a 241 kilómetros de Cuzco, en la provincia de Espinar, en un territorio de casi 40,000 hectáreas que sobrepasa los 4,000 metros sobre el nivel del mar. Sin lugar a dudas es un paraíso, dotado de inigualables bellezas naturales que alegran la travesía de los visitantes. El viento, la lluvia y los ríos son los responsables de crear estos imponentes cañones de 80 metros de altura cuya sombra refleja figuras con formas de seres humanos y animales. Como sabéis, las formaciones geológicas como los cañones son accidentes geográficos formados hace millones de años cuando se inició el proceso de orogenia que dio lugar a los valles y cañones de la vertiente pacífica al nivel de todos los Andes. Además, por estos cañones surcan los ríos Apurímac, Callumani y Cerritambo, los cuales se unen en un gran anfiteatro natural rodeado de bosques de queñuas y tholas. Como podéis imaginar, este es el hábitat perfecto para la vida de animales como vicuñas, vizcachas, venados y pumas. Las formaciones rocosas pueden superar los 70 metros de altura, y la combinación con los ríos convierten el lugar en un edén natural para aquellos amantes de las caminatas al aire libre, o para los practicantes de deportes de aventura como el tracking, kayak y rappel, entre otros. Uno de los atractivos más notables de este singular lugar, es el aspecto que tienen las formaciones rocosas en la cima de la montaña. Ya que, al transcurrir las horas del día, se vislumbran en las sombras imágenes parecidas a rostros humanos, criaturas mitológicas y un sinfín de diferentes figuras. La vista de este maravilloso cañón lo hace único en la región, desde la cima se puede observar largos callejones realizados de manera natural debido a la erosión volcánica. También cuenta con un mirador el cual permite una vista general y panorámica de todo el lugar. Indudablemente se trata de un destino que vale la pena conocer y disfrutar de su magnificencia. Y para darle aún más encanto a esta zona, encontrarás también lugares arqueológicos de diferentes culturas prehispánicas. En efecto, en los Tres Cañones de Suykutambo y sus alrededores podrás visitar vestigios de antiguas culturas como los Wari, los Tiahuanaco e incluso los propios incas pasaron por aquí y no dudaron en dejar su huella para la historia: Mauk’allaqta, Taqrachullo, y muchos otros más. Además, en la zona se ha encontrado un complejo arqueológico que se cree, fue la capital de la nación K’ana durante la época Inca.Ante todo, cabe precisar que K’ana es el nombre genérico de una macroetnia o conjunto de grupos étnicos, llamados Kanchi, K’ana, Cavina y Ayaviri (Markham 1871: 298), conformado a su vez por varias federaciones de ayllus, que se repartieron por ambas márgenes del río Vilcanota. Los K’anas, cavina y ayaviri se distribuyeron por la margen izquierda del Vilcanota, mientras los kanchi se emplazarían en la margen derecha. Los ayaviri estaban distribuidos en la zona occidental del Collao, y mantenían una alianza política con los kanchi. Todos estos pueblos formaban una federación de largo aliento, en virtud seguramente de un origen lingüístico común. Estas etnias pactaron alianzas como pueblos independientes, pero a la vez estaban en constante rivalidad por el control territorial, uno de los posibles orígenes de las diversas formas de competencia ritual que han sobrevivido hasta hoy en estas provincias. De ellas la más feroz fue la de los K’anas, que resistieron la invasión inca, más tiempo que ningún otro y años más tarde, cuando se integraron al imperio en vista de su valor, lograron mantener sus privilegios. Cuenta la leyenda que el Inca Mayta Capac, en su afán de conquista atacó con sus tropas a los invencibles K'anas, considerados sus enemigos acérrimos, quienes se defendieron valerosamente, para evitar la invasión de sus tierras. Para ello, el jefe K'ana hizo un llamado a su pueblo para defender su territorio, formándose un numeroso contingente, a cuya cabeza marchó el mismo, dejando su palacio de K’anamarca. Al tener noticia de la estrategia de los K’anas, el Inca entro en desesperación, ya que empezaron a sentir los estragos del hambre porque sus provisiones se habían agotado. Por ello, cuando los K’anas aparecieron por los cerros aledaños, el Inca viéndose acorralado, trató de dialogar con el enemigo mediante emisarios para evitar una derrota. Durante la tregua momentánea el jefe K’ana propuso una pelea personal con el Inca, para demostrar cuál de los dos era más hombre y poderoso. Aceptado el reto y concertada la pelea y las condiciones, ambos escogieron la honda como instrumento de arma para disipar la situación, los dos jefes se colocaron cada cual a una distancia prudencial y comenzaron el duelo. Se dice que el jefe de los K’anas, con el primer hondazo le voló la montera de la cabeza al inca, quien antes de ser asesinado por otro golpe en la cabeza pidió una tregua y cumpliendo las condiciones del trato, retiró sus tropas dejando en paz a los K’anas. Como recuerdo perenne, el inca no recogió su montera y con el correr del tiempo, en la cumbre del cerro Ccaccapunko, se divisa la forma intacta de la montera inca petrificada, para los K’anas como un símbolo de valentía para las generaciones venideras. Por ello, la nación K’ana es conocida por su gran coraje. Como podéis notar, motivos para visitar el lugar existen de sobra ¿A qué esperas para hacerlo?
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