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martes, 23 de mayo de 2017

WAQRAPUKARA: La otra maravilla del Cuzco

¿Fortaleza, santuario, observatorio astronómico? son las interpretaciones para este enigmático monumento de arquitectura inca clásico que se alza a 4, 300 msnm, en los abismos del cañón del río Apurímac, al sur de la ciudad del Cuzco. Ubicado en la cumbre de una enorme quebrada cubierta de bosques que coronan los abismos que dan al cañón del río Apurímac , el monumento arqueológico está rodeado de impresionantes andenes, plazas y enormes piedras moldeadas por el viento que semejan tronos con gigantes mitológicos contemplando el paisaje cordillerano. "Waqrapukara no tiene nada que envidiar a los mejores destinos de turismo de aventura y de alta montaña", nos dice el explorador James Posso, de la agrupación ÑánPerú. "Como monumento arqueológico es una maravilla, pero hay que añadirle el impacto paisajístico de su entorno y las espectaculares formaciones pétreas" aseveró."Se trata de un santuario inca de primer orden, que denota un inmenso poder político y religioso aún no descifrado", asegura por su parte el arqueólogo Miguel Cornejo. "Cuatro antiguos caminos llegan al sitio, pero antes de acceder a el se llega a un espacio vivo formado por la erosión fluvial y eólica. Todo el entorno natural advierte desde lejos que se está llegando a un sitio especial, fuera de lo común, de una belleza incomparable. Sobre esta espectacular visión de formaciones naturales, los incas amoldan o insertan una maravillosa arquitectura ceremonial, fusionando y haciendo suya toda la creación natural con lo mejor de su arquitectura artística", añade el arqueólogo de la PUCP. Antes de Cornejo, entre los años 2005 y 2008 , se realizó un impecable trabajo de restauración, previa investigación para determinar profundidad de cimientos, técnicas constructivas y evitar que las estructuras colapsen. Asimismo, la zona alberga otros yacimientos arqueológicos que podrían conformar todo un circuito turístico de primer nivel en el sur del Cuzco. Se trata de Tambopukara, Yactapukara y Ayapukara, apenas conocidos incluso por los lugareños. Se trata de lugares inexpugnables desde los cuales se custodiaba el Camino Inca. Tras la caída del Imperio y la llegada de los españoles, este dejo de utilizarse y las fortificaciones cayeron en el olvido. Para llegar a Wakrapukara lo mejor es salir del Cuzco y tomar la autopista que va hacia Puno. A la altura del kilómetro 91 se encuentra el puente de Chuquicahuana , sobre el río Vilcanota, donde empieza la carretera que pasa por Sangarará - epicentro de una batalla durante la rebelión de Tupac Amaru II en el siglo XVIII - se sigue por Acomayo y termina en Acos, al pie del imponente cañón del río Apurímac. Al llegar, lo primero es el asombro. El paisaje que rodea Waqrapukara es uno de los mas espectaculares del mundo andino. El páramo altiplánico es interrumpido por los bordes de un inmenso cañón. Feroces ráfagas de viento ascienden por los abismos formando caprichosas figuras en las cumbres de la quebrada. A esto se añaden los repentinos cambios de temperatura, con el calor del mediodía que contrasta con el frío de hasta menos 10 grados bajo cero en las madrugadas. Los arquitectos incas pretendieron dominar el paisaje sin transformar su espectacularidad. Las curvas en las terrazas de piedra tallada parecen sujetar a la fortificación, que semeja una corona de doble pico o esos gorros de los waris, pero de solo dos puntas. En medio de ella, hay una cueva natural con intervención inca y una pequeña ventana que da al abismo, que también permite una magnífica visión del cielo nocturno, poblado con constelaciones, planetas y estrellas de enorme valor en la cosmovisión inca. "Me sorprendió hallar hornacinas de triple jamba", reconoce Miguel Cornejo . "Sólo las he visto en Pachacámac y Maukallaqta". Y añade que "existen evidencias que definen el lugar como un santuario con poder político y religioso" puntualizó. Waqrapukara se puede integrar a los nuevos circuitos del sur cuzqueño, que incluyen Andahuaylillas y Urcos. Incluso, podría servir para reflotar el circuito de "cuatro lagunas", cercano a Tinta, que empezó con buenas proyecciones pero que ha sido olvidado por las agencias de viaje cuzqueñas. "Cuzco sigue siendo Machupicchu y el Valle Sagrado - sostiene James Posso - pero en el sur de la región existen circuitos alternativos que podrían duplicar la presencia de los visitantes" expresó. Y Waqrapukara puede ser el epicentro de nuevos circuitos de turismo vivencial, para caminatas e incluso para bicicletas de montaña. Y lo mejor es que permite al viajero acampar en los alrededores del monumento, sin la presencia masiva de visitantes, sin horarios y con la posibilidad de gozar esa deliciosa sensación de estar descubriendo una nueva maravilla siguiendo esa antigua red de caminos que aun persiste en Acomayo. Quizás al visitarla, el viajero encuentre la razón por la que sus antiguos constructores eligieron este lugar mágico y misterioso :)
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