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martes, 14 de mayo de 2024

MISTERIOS DESENTERRADOS: Los cráneos alargados Paracas

Durante la década de 1920, el arqueólogo peruano Julio C. Tello descubrió una serie de tumbas en Paracas, Perú. Su contenido de la tumba dejó perplejos a los especialistas cuando se recuperaron innumerables cráneos alargados en ellas. Desde entonces, se han encontrado cráneos más alargados en la región, lo que genera numerosas preguntas sobre estas misteriosas personas. Durante más de cinco años, expertos como Brien Foerster han intentado resolver el misterio detrás de los cráneos alargados. Aunque se ha avanzado mucho en su comprensión, quedan muchas dudas que resolver. Así, en el 2018 un equipo de científicos de la Universidad de Cornell (Nueva York, Estados Unidos) creyó haber resuelto el misterio que da explicación a los curiosos cráneos alargados de los habitantes de Collagua, una cultura que vivió en el Valle del Colca en el sureste de Perú antes de la llegada de los Incas. Cabe precisar que la deformación craneal es una práctica que se ha podido observar en diversos pueblos y culturas separadas tanto en el espacio como en el tiempo. El registro escrito más antiguo que se conoce sobre esta modificación corporal data del año 400 a.C. y se trata de un texto de Hipócrates que describía una tribu africana, llamados Macrocéfalos o Cabezas Largas por esta característica. Además de los habitantes de Collagua y los Paracas, entre los pueblos que han practicado la deformación craneal encontramos a los Hunos, los Alanos, los Mayas y ciertas tribus de EE.UU., así como en lugares aislados de Tahití, Samoa o Hawái. En la actualidad esta tradición pervive en algunos lugares, como Vanuatu y la República del Congo. En cuanto a los primeros cráneos alargados del Perú descubiertos en 1927, pudieron ser catalogados hasta en cinco formas distintas de cabezas alargadas, cada uno predominante en un yacimiento. Aunque los conspiracionistas opinan que se trata de cráneos de alienígenas, en realidad esta deformación es producto de la acción humana. Los padres aplicaban a los bebés presión sobre la cabeza con tablones, gorros especiales, vendas u otros instrumentos, para conseguir un cráneo alargado. La investigación de la Universidad de Cornell sugiere que en el caso de los Collaguas, la deformación craneal la practicaban las clases altas de la sociedad con el objetivo de proporcionar unos lazos fuertes entre los grupos de élite durante una era de intenso conflicto, que los historiadores datan alrededor del año 1100 d.C. Matthew Velasco, investigador principal, descubrió que los cráneos alargados están vinculados con un alto estatus social, entre otros indicios porque los análisis químicos de los huesos revelan que estos individuos comían una mayor variedad de alimentos. Además, los huesos de cabezas largas muestran menos signos de violencia que las cabezas convencionales. "Las formas de cabeza cada vez más uniformes pueden haber fomentado una identidad colectiva y una unidad política en entre las élites de Collagua", explica Velasco. "Es posible que sus líderes hayan negociado maneras de coexistir con el invasor inca en lugar de luchar contra ellos". No cabe duda que ellos preservaron la técnica utilizada por los Paracas (cultura que floreció entre los años 700 a. C. y 200 d. C.), cuya razón principal fue para mostrar su alto estatus como nobleza, esto era un signo de distinción y también para justificar en muchos casos su origen divino el cual les permitía gobernar. Para realizar las deformaciones craneanas, los Paracas utilizaban 2 métodos: la deformación craneana de cuna y la de llautu. La primera utilizaba un mecanismo que aplastaba la cabeza del bebe mediante unas tablas, el cual se realizaba a los recién nacidos hasta los 6 meses de edad, esto debido a que a esa edad los huesos del cráneo todavía están en formación y pueden ser moldeados; Mientras la segunda se realizaba colocando un gorro y las tablas en la parte delantera y posterior de la cabeza, amarrados de forma firme. Por cierto, las deformaciones craneanas en adultos eran poco comunes porque los huesos de la cabeza ya están formados, dificultando su deformación. Durante el apogeo del imperio Inca se dice que esta práctica estaba reservada a la nobleza, como símbolo de distinción de su estatus, siendo prohibida por los españoles en el siglo XVI por considerarlo bárbaro. De esta manera paso al olvido, hasta ser descubiertos esos cráneos por los arqueólogos, no dejando de llamar la atención desde entonces.
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