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sábado, 9 de julio de 2016

VENEZUELA: El (in)discreto encanto de la burguesía

No saben lo que significa pasar todo el día en una cola para conseguir alimentos a precios regulados, compran en autoservicios reservados para ellos donde no falta nada o si prefieren, hacen su pedido por encargo de todo lo que necesitan e inclusive hasta se dan el lujo de viajar en avionetas privadas para surtir sus despensas en Florida. Es la llamada clase alta venezolana, que “padece” la crisis sólo por redes sociales, pero son los primeros en realizar cacerolazos para dárselas de victimas. En efecto, un reportaje de la BBC publicado este miércoles habla de aquel otro país de fantasía de aquellos que celebran sus fiestas privadas y reuniones a todo lujo sin que nada les falte en la mesa. Es así que mientras la mayoría de los venezolanos - a los que dicen representar -hacen largas filas para obtener los alimentos de primera necesidad a precios regulados, la clase alta puede gastar ingentes cantidades de dinero a quienes contrabandean esos rubros para revenderlos hasta con mil por ciento de ganancia. Las modalidades de expendio de quienes realizan estas ilícitas actividades van desde ofertas en redes sociales y grupos de whatsapp, hasta portales en Internet como Mercadobook, donde se pueden adquirir sin problema los productos de la cesta básica con entrega a domicilio. Muchos conocidos rostros de los culebrones venezolanos, que en el exterior apoyan campañas para decir que en el país hay una "crisis humanitaria", exhiben sus mensajes de satisfacción en redes sociales por hacer sus compras sin pasar ni minuto de calor en las colas pantagruélicas para adquirir leche, harina de maíz, azúcar, aceite, mantequilla o el resto de rubros básicos. Sí, básicos, porque los otros no escasean. No obstante, quienes pueden comprar productos bajo la modalidad 'delivery' los pagan hasta 3200% más costoso que el precio oficial. Un reportaje publicado por el portal web Mensaje Directo refiere que, por ejemplo, la carne de primera se expende entre 7.000 y 7.300 bolívares cuando está regulada en 250 bolívares por kilogramo. En semanas recientes, unas fotografías conmocionaron a los sectores más pudientes del país y fueron censuradas en la prensa española. El empresario vasco Agustín Otxotorena dejó en evidencia que los más ricos no padecen en absoluto la crisis al publicar varias gráficas de los abastecidos anaqueles de automercados de alta gama, rebosantes de jamones ibéricos, delicateses y whisky mayor de edad. "Hay escasez de productos regulados, eso es lo que yo he estado diciendo. La gente rica tiene de todo. No tiene necesidad de ir al supermercado, llama y se lo llevan a casa (…) ¿quién está padeciendo más? la clase media y media-baja, porque hasta ahora no tenían que recurrir a las ayudas sociales", aseveró. Otxotorena pagó caro su "atrevimiento" de decir la verdad. Además de la censura del diario ABC, caracterizado por sus críticas furibundas a Venezuela por supuestamente "limitar" la libertad de expresión, el empresario recibió amenazas de muerte por Twitter, Facebook y hasta en su entorno familiar. La reacción era de esperarse. Los sectores más acaudalados del país son los mismos que siempre se opusieron al gobierno socialista de Hugo Chávez y ahora adversan al Presidente Nicolás Maduro. Las figuras prominentes de esa burguesía, que por un lado hacen "activismo político" con la bandera de una supuesta "crisis humanitaria" y recolectan alimentos y medicinas en sus frecuentes viajes al exterior, por el otro engalanan las portadas de las revistas de sociedad para exhibir su ostentoso modo de vida, como ocurre con la esposa del golpista Leopoldo López, Lilian Tintori, o Dora D'Agostino, la esposa del impresentable y grosero presidente de la Asamblea Nacional (AN), Henry Ramos Allup. Así, mientras las mayorías padecen los embates de una crisis económica - generada tanto por la caída de los precios del petróleo en un país rentista, como por la especulación ocasionada por grupos empresariales y golpistas para crear un clima de animadversión al gobierno - los privilegiados de siempre mantienen su status y pasan del largo, aunque, como de costumbre, con un cinismo digno de mejor causa, son los primeros en “indignarse”. Menuda panda de hipócritas :)
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