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martes, 5 de febrero de 2019

CASINOS EN EL PERÚ: Una apuesta pérdida

Se legalizaron para atraer el turismo, pero se han convertido en un vil negocio donde muchos han perdido literalmente hasta la camisa y en su desesperación llegan hasta el suicidio. Son las llamadas salas de juego (casinos) que como una peste se han expandido rápidamente tanto en Lima como en el interior del país, que no solo proporciona fabulosas ganancias a sus dueños sino que también sirve como fachada para lavar el dinero del narcotráfico y de otras actividades ilícitas. Fue en el año 1979 cuando el gobierno de Francisco Morales Bermúdez autorizó, por primera vez, el funcionamiento de los casinos en el Perú. Su objetivo - dice - ‘era promover el turismo receptivo’. Los militares soñaban convertir a Lima en una suerte de paraíso sudamericano al que miles de extranjeros llegarían en busca de los placeres del juego. Cada gobierno que los sucedió desde entonces, continuó regulando a esta industria repitiéndose una idea que en el mejor de los casos no les constaba y en el peor era una grosera mentira: "estamos promoviendo el turismo". Así lo hicieron todos, desde el primer gobierno aprista, a través del Decreto Legislativo 608 (1990), que legalizó la explotación de máquinas tragamonedas, pasando por el fujimorismo y la Ley 27513 (1999), hasta el segundo gobierno aprista, con la Ley 28945 (2006), que reorganizó y formalizó esta actividad. Durante todos estos años, los gobiernos han insistido en que están permitiendo el negocio de los casinos y tragamonedas "de manera excepcional, como parte de la actividad turística" (Ley 27513dixit). Por esa razón es que el ente rector es el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo. Sin embargo, pasados 40 años desde que se permitió su funcionamiento, cabe preguntarse si ese viejo sueño de ver turistas de todo el mundo precipitándose a las salas de juego del país tiene alguna oportunidad de hacerse realidad. Como dice el excongresista Jaime Delgado, solo habría que fijarse cuántos de los clientes de las 754 salas de juego que hay en el país son turistas. Muy pocos lo son. Apenas se cantan con los dedos de una mano, ya que la mayoría son peruanos en busca de dinero fácil. A ello debemos agregar que inicialmente se dijo que deberían funcionar únicamente en hoteles de lujo, y ello como podéis comprobar fácilmente, no es cierto. Por si fuera poco, aparte de las ‘oficialmente’ registradas, existen multitud de ellas que funcionan de manera clandestina en todo Lima y en los lugares más inimaginables, ya que incluso puedes encontrar maquinas tragamonedas hasta en la bodega de tu barrio, dejándose seducir por las luces de colores y el sonido que emiten. El objetivo es sacar hasta el último centavo de aquellos incautos - incluidos menores de edad - victimas de la ludopatía quienes acuden a esos lugares de manera compulsiva quienes perdiendo una y otra vez, continúan con el vicio creyendo que ahora si ‘tendrán suerte’ en el juego, pero como podéis imaginar, ello no ocurre casi nunca porque la casa siempre gana… siempre. Si así no fuera ¿Dónde estaría el negocio? Al respecto, el Instituto Nacional de Salud Mental afirma que cada vez más limeños padecen de ludopatía. Y, según Essalud, este problema crece a un ritmo de 33% cada año. Lima es una de las pocas grandes ciudades de Sudamérica en donde estas salas proliferan en cualquier esquina. En Buenos Aires por ejemplo solo hay tres casinos y ninguno está en el centro de la ciudad: dos están en barcos atracados en Puerto Madero y el tercero está en el Hipódromo de Palermo. En Santiago de Chile están prohibidos: quienes quieren acudir a alguno deben salir de la ciudad. En el Perú en cambio, los encuentras en todo lugar principalmente en las zonas populosas de las ciudades, generando ludopatía en los sectores marginales con ingresos más bajos. Ante este grave problema de adicción, el gobierno reacciono tarde, estableciendo un Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) para los casinos y tragamonedas, que el congreso fujimorista pretendió derogar el pasado mes de diciembre, que motivo el rechazo del El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) que salió al frente para aclarar que la norma no es inconstitucional - que era el pretexto esgrimido por los fujimoristas para favorecer a los dueños de esos negocios - y que el impuesto sí puede trasladarse al consumidor final, afirmando que este tipo de impuesto grava productos o servicios que generan "externalidades negativas"- en este caso la ludopatía - como los cigarrillos y las bebidas alcohólicas, que causan problemas de salud, o los combustibles, que contaminan el medio ambiente. Al respecto, el gobierno aprobó el Reglamento del impuesto selectivo al consumo (ISC) a los juegos de casino y máquinas tragamonedas a través del Decreto Supremo Nº 341-2018-EF publicado en el Diario Oficial El Peruano y que entro en vigencia el 1 de enero. ¿Pero ponerle un ISC a los casinos y tragamonedas es suficiente para enfrentar la ludopatía? Para el MEF, establecer el impuesto ayudará a desalentar a los jugadores a seguir jugando. Para Jaime Delgado, la solución debe ser más radical: simplemente prohibirlos. El exparlamentario también considera inútiles medidas como los cartelitos que advierten que ‘jugar demasiado puede causar ludopatía’ cuando nadie hace caso de ellos."¿Acaso les va a interesar a los casinos excluir a los ludópatas? ¡Si son sus principales clientes! ¿Cuál es la capacidad de persuasión que puede tener un cartelito? Ninguna. Las puertas están abiertas de par en par. Si eres ludópata, anda con tu platita y allí te van a dar desayuno, almuerzo, cena, te van a dar trago y hasta show. Establecer impuestos no son una solución al problema" indicó. "Cuando se autorizaron los casinos, hicieron creer a los peruanos que iban a atraer el turismo, pero todo eso es falso. Los que van a los casinos son peruanos. Los ludópatas son peruanos. Se engañó a la sociedad al autorizar su funcionamiento debido a las consecuencias sociales nefastas que tajo consigo. Fue una gran mentira. Ahora, será muy difícil erradicarlos, pero hay que hacer el intento" puntualizó :(
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