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martes, 11 de enero de 2022

IKARUS: Aquellos buses articulados que alguna vez circularon por Lima

Como sabéis, el Metropolitano de Lima cumple 12 años de inaugurado este 2022. Si bien hay quienes no se encuentran satisfechos por el servicio que presta, son preferibles a los vetustos buses y combis asesinas que hacen de las suyas con la complacencia de las ¿autoridades? edilicias y la policía. Sin embargo, pocos conocen que en décadas pasadas tuvo un antecesor que circulaba por calles y avenidas de esta caótica y congestionada ciudad. En efecto, hubo alguna vez que en Lima transitaban unos buses amarillos-mostaza, limpios y con paraderos establecidos. Estos buses eran conocidos como los “enatru”, siglas de la Empresa Nacional de Transporte Urbano del Perú. Fue una empresa estatal, creada en 1975, luego de que la Asociación Paramunicipal de Transporte (APTL), que iniciara sus operaciones en 1966, empezara a tener problemas financieros, cuando Lima ya estaba en plena expansión. ¿Cómo apareció esta compañía? Durante la primera mitad de los sesenta, había sido construida la Vía Expresa del Paseo de la República, y se contempló que por su berma central, debería pasar el metro de Lima, obra que nunca llegó. Entonces, cuando se creó ENATRU, se decidió aprovechar ese espacio para que fuera recorrido por unos buses articulados procedentes de Hungría. Eran de la marca Ikarus (fundada en Budapest en 1895 y desaparecida en el 2003) y como tal fueron denominados por los limeños desde entonces. Cabe destacar que la ENATRU también heredó de la Administradora Paramunicipal de Transportes de Lima (APTL) los Büssing, de color rojo vino, fabricados en Alemania y dotados de modernas direcciones hidráulicas. El Büssing tenía una suspensión muy flexible, que hacía aparecer que el bus flotaba sobre un colchón de aire. Su transmisión era manual; cuando el chofer aceleraba, un ventilador, ubicado en la parte frontal, giraba conforme la velocidad que imprimía el conductor. También tenía frenos de aire, de sonido característico al momento de accionarlos. Los primeros conductores-cobradores vestían camisa, casaca, kepís y corbata. Cuando uno pagaba al subir, el conductor le entregaba a uno el boleto que debía conservar durante el viaje. Regresando a los Ikarus, su recorrido por la Vía Expresa si bien se inició en 1975 con 50 buses articulados, en 1988 la empresa tenía unas 52 rutas en la capital y cerca de 1000 unidades. A partir de 1980 y, en adelante, fueron reemplazados por vehículos de la marca sueca Volvo con carrocerías “Marco Polo”, fabricados en Brasil, algunos articulados, todos con transmisiones automáticas. Pero ya no recorrían exclusivamente la Vía Expresa, sino que se expandían hacia zonas nuevas de Lima como los llamados “conos” populosos de la capital, donde estableció tres rutas (la ‘A’ para Villa El Salvador, la ‘B’ para Chorrillos y la ‘C’ para San Juan de Miraflores). De esta forma, había unos 500 buses articulados que recorrían avenidas como Javier Prado, Alfonso Ugarte y la Panamericana Norte, entre otras. Pese a este despliegue, la empresa no llegaba a dar abasto para la atención de todo el público. La fuerte migración que sufrió Lima en los 80 generó insuficiencia del transporte que se reflejaba en situaciones incómodas, buses llenos y gente colgada de los estribos y arriesgando sus vidas para llegar a su destino. En 1991, la empresa contaba con 1.200 buses de las marcas Volvo, Mercedes Benz e Hino (estos últimos llegaron en 1989 a través de una donación japonesa). Sin embargo, a principios de los noventa, ENATRU empezó a tener serios problemas económicos y de otra índole, que terminaron sentenciando su desaparición. Entre ellos, podemos citar: 1.-Muchas de las rutas no eran rentables, por lo que tuvo que reducir de 52 a 35 sus recorridos; 2.- La tarifa era subsidiada y muy baja. En los 80, el costo del pasaje era de US$0,03. Cuando Fujimori llego al poder, se autorizó un incremento de hasta US$0,30 por el pasaje, pero la medida fue tomada demasiado tarde; 3.- El terrorismo. Como la empresa era la única que no detenía sus servicios cuando se daban los paros armados convocados por Sendero Luminoso, en represalia, los subversivos quemaban los buses en los paraderos. Hubo por ese motivo alrededor de 100 vehículos incendiados; 4.-La empresa tenía un excesivo numero de trabajadores - más de 4 mil - lo que representaba una alta carga laboral que no podía mantener. Ante este panorama, en 1992, se decidió dar paso a su privatización y entregar los buses como parte de pago de sus beneficios a los choferes. Y así los Ikarus desaparecieron no volando por los aires (como el ser mitológico de la Antigua Grecia a quien debieron el nombre), sino en los deshuesaderos ya que quienes los recibieron no pudieron darle el mantenimiento que merecían. Lima, a cambio, por obra y gracia de la dictadura fujimorista recibió esa chatarra coreana que desde entonces han convertido las calles de la ciudad en un infierno, ya que quien se arriesga a conducir por ellas,a que no tiene la vida asegurada. Pero esa es otra historia :(
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