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sábado, 30 de abril de 2022

PERÚ: A la sombra del enemigo

A estas alturas hasta los más crédulos -incluyendo a muchos de los ‘cojudignos’ que votaron por Pedro Castillo y que confiaron hasta hace poco en la ilusoria esperanza que con los caviares podría hacer un gobierno razonable-, ya se dieron cuenta que el país andino se está deslizando, cada vez más rápido, hacia un abismo insondable. Es decir, hacia un despeñadero que no tiene fondo, en el que el Perú se puede ir deteriorando indefinidamente. Entretanto ese vil sujeto y la banda delincuencial que la está destruyendo pretende seguir viviendo del cuento, lanzando como un elemento distractivo su aberrante proyecto de ley de “una nueva constitución” de corte comunista que saben muy bien que no va a ser aprobada por el Congreso, pero que van a querer utilizar ese rechazo como un pretexto para incendiar las calles y cerrar el Legislativo, lo cual como sabéis siempre ha sido su deseo primigenio, para instaurar su “república popular de nueva democracia”. Si bien al inicio ese analfabeto anuncio demagógicamente que en los próximos días presentaría “un Gabinete de unidad en el marco del Acuerdo Nacional” todo resulto ser un burdo engaño. Quizás no lo descartaba como una posibilidad. Ello, en el supuesto de que hubiese evaluado que ello le podía ser útil al único objetivo que organiza su vida política; a saber, cómo evitar dejar Palacio antes de conseguir impunidad para los casos de corrupción en los que cada vez hay más evidencias de su involucramiento al punto de que la fiscal que investiga uno de ellos lo coloca como cabeza de una organización criminal. Fueron Aníbal Torres y Vladimir Cerrón quienes lo convencieron de que esa apuesta del acuerdo era muy riesgosa y no debía realizarse. Que la única forma de salvar el pellejo y no terminar en la misma celda que ocupo su idolatrado líder Abimael Guzmán, era retomar el radicalismo polarizante de la campaña electoral. Tratar de convertir las protestas populares en regiones, causadas por el fracaso gubernamental para paliar los efectos del aumento de la canasta alimenticia básica y los insumos para producir (petróleo y fertilizantes) para los más pobres, en una aparente lucha política “por una asamblea constituyente y contra los monopolios”. Es obvio y para nadie es un secreto que, de concretarse este delirante despropósito, una Constitución al estilo cubano o venezolano establecería un régimen autoritario en el que Castillo y Cerrón podrían vivir con total impunidad, recordando con sorna cuando en democracia eran perseguidos por una justicia independiente debido a la gravedad de sus múltiples delitos, como por ejemplo el de estar coludidos con el narcoterrorismo del VRAEM -que financio su campaña - para instaurar un narcoestado en el Perú, como sucede en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Ese es su camino a seguir y ya están dando los primeros pasos, como el de anunciar el próximo retiro de las bases militares del VRAEM, así como de construir un aeropuerto en la zona, para beneficio de los “cocaleros” - narcoterroristas de Sendero y otros capos de la droga que es lo que son - “con el objetivo de que puedan vender su producto sin problemas”. Es indudable que Pedro Castillo se ha burlado descaradamente de quienes desinteresadamente querían encontrar una salida sana para la profunda crisis política, social y económica a la que ha llevado al país andino a nueve meses de desgobierno. Aníbal Torres - motivado por su angurria por conservar el cargo y con la brutalidad que lo caracteriza - se lanzó a la ofensiva contra quienes pedían un cambio radical hacia un gobierno de unidad nacional. “Ahí tenemos un cura [...] que es autoridad en Huancayo, que en este momento me olvidé su nombre, tan miserable puede ser esta persona. [...] Lo que está es a favor de ese grupo de poder en el Perú, jamás se pronuncia a favor de las grandes mayorías” vocifero fuera de sí. Nunca en la historia del Perú un ministro se ha expresado en estos términos contra personas honorables y, en general, contra ninguna persona. Una infamia sin límites frente a la que no ha habido una palabra de disculpas públicas por parte de Castillo que pudiese indicar algún nivel de desagrado con lo dicho por ese impresentable sujeto que aparte de su senilidad, padece una grave enfermedad mental. Por eso, hay algo muy positivo en esta situación: no creo que haya ya nadie honesto, con buena voluntad y un mínimo de conocimiento de lo que está ocurriendo, que pueda pensar que ese oscuro individuo que hoy okupa ilegalmente Palacio mediante el fraude, vaya a dejar de lo que siempre ha sido, un ignorante. El mayúsculo daño que le hace al país cada día adicional de su (des)gobierno debiera convencer a los peruanos de que hay que dar la batalla final contra la cleptocracia y la renovada amenaza autoritaria. Ahora bien, existen dificultades para lograrlo. En el Congreso hay un número suficiente de legisladores que, gracias a sus oscuros negociados bajo la mesa con el régimen - como los ‘niños’ de Acción Popular y los arribistas de APP y PODEMOS - siguen protegiendo a ese delincuente, sin interesarles el gravísimo daño que causan al Perú y para quienes su bolsillo es lo primero. Otra dificultad a vencer es la pasividad de una población que no encuentra aún la forma de canalizar su decepción, hartazgo e indignación ante lo que están padeciendo. Es seguro de que liderazgos nuevos, sanos y plurales pueden romper ese bloqueo. En tanto, el disparatado proyecto de ley presentado por los senderistas - el cual tal como alertamos la semana pasada, es un burdo calco y copia del realizado por el narcopedófilo Evo Morales en Bolivia, así como de la reciente “experiencia” chilena - colisiona frontalmente con la Constitución, las leyes y el más mínimo sentido común. Por ello es indudable que va a ser archivado en la Comisión de Constitución en pocos días. Frente a ello y tal como ha amenazado Vladimir Cerrón, tratarán de convertir su rechazo en violentas movilizaciones políticas contra el Parlamento y “el derecho del pueblo a expresarse” con miles de indios bajados de los cerros de miseria que rodean Lima para desatar el error, al mismo tiempo que pondrían en acción su plan b, que es tomar por asalto la sede del Legislativo y disolverlo, como el mismo sujeto - para quien la fiscalía solicita su detención inmediata por sus lazos con el terrorismo - ha admitido en su cuenta de Twitter. Desde ya hay que responsabilizar a Castillo y esa organización criminal llamada Perú Libre por la violencia que piensan generar. Que no olviden que el poder es efímero y que los grandes crímenes sellan la vida de los que los cometen. No se puede perder esta batalla por la libertad y la democracia que debiera ser la definitiva para expulsar a esos parásitos marxistas-leninistas-maoistas-mariateguistas-Pensamiento Gonzalo que buscan atornillarse en el Poder a toda costa, del cual piensan que solo muertos los sacaran, como sucedió con Allende, Castro y Chávez, entre otras sanguijuelas de esa misma calaña que lamentablemente pululan en América Latina. No se puede permitir que los que ya han recibido la extremaunción política hagan creer a los peruanos que pueden lograr sus deleznables objetivos. Castillo ya es un cadáver insepulto y el mismo lo sabe. Los promotores de la salida autoritaria son ínfimas minorías que conocen todas las mañas de la política con minúsculas y, con ello, se aprovechan de la inacción de la inmensa mayoría que debe reaccionar ya mismo para desbaratar sus sueños de poder. De ustedes peruanos, depende liberar a su país de esa lacra comunista. De nadie más :)
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