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sábado, 29 de octubre de 2022

PERÚ: Camino a su perdición

Los golpes de Estado, hasta donde se entendía, se daban de dos maneras. Los clásicos - realizados por militares que asumen al poder a la fuerza, como sucedió en el Perú en 1968 cuando Velasco echo literalmente a patadas a Belaunde, expulsándolo inmediatamente del país andino; o de una forma dantesca a la manera de Chile en 1973, donde Allende fue ametrallado hasta la muerte por orden de Pinochet tras el bombardeo y asalto del Palacio de La Moneda - y los ahora frecuentes por aquellos civiles elegidos en las urnas que se transforman en dictadores con la complicidad de las Fuerzas Armadas (FF.AA). En América Latina, para vergüenza de la historia de ese continente, lastimosamente podemos citar como “ejemplos” a Fujimori en el Perú, Chávez en Venezuela, Ortega en Nicaragua o Bukele en El Salvador. Pero ahora hay quienes dicen irresponsablemente que existe una nueva variante, “en donde el sistema de justicia y el Congreso se confabulan para darle un golpe al presidente” - según la propaganda esgrimida por el régimen filosenderista de Pedro Castillo en el Perú - que sería un aporte “novedoso” de la OEA a la ciencia política. Pero ¿qué síntomas de ese “golpe anunciado” hay en escena? ¿Ha existido desobediencia por parte de las FF.AA.? Al contrario, más bien - como dice la Constitución - cumplen las órdenes de su jefe supremo. Pero lo contrario sí ha ocurrido y a la vista de todos. En efecto, luego de la grosera manipulación de los ascensos que intentó Castillo para ascender a amigotes y paisanos que no tenían los requisitos, y ante la negativa de los comandantes generales del Ejército y de la Fuerza Aérea de adulterar el orden de méritos, estos fueron pasados de mala manera al retiro. Nos preguntamos ¿Desobedece la Policía Nacional del Perú (PNP) a ese impresentable sujeto que usurpa el cargo que llegó al poder mediante el fraude? Pese a todo el maltrato a su institución por parte de Castillo - quien los odia con toda el alma ya que fueron ellos quienes capturaron a su maestro y guía, el genocida Abimael Guzmán en 1992 - no han hecho nada que se le parezca. Son no deliberantes y así deben seguir. En cambio, el subcomandante de la PNP perdió su promisoria carrera por denunciar que, desde Palacio, exigían US$25 mil para ascender a los coroneles. Al secretario general (la persona más cercana al cabecilla de la organización delincuencial apodada La Chota Nostra), le encontraron parte del botín en un baño de Palacio y, según confesó cuando se entregó a la justicia, el principal destinatario era el propio Castillo. Ahora vayamos al ‘Congreso golpista’. Tiene más de 10 bancadas que van desde la oposición dura, pasando por un sector amplio que oscila en sus puntos de vista, hasta un abanico de bancadas oficialistas de izquierda que lo defienden a capa y espada, ya que como las garrapatas que son, temen perder sus privilegios obtenidos ilícitamente si el tipo es vacado. A ellos se han sumado, en la protección a Castillo, un número indeterminado de congresistas “de oposición”, parásitos que vendieron su conciencia a cambio de obras que, a su vez, se adjudicaron sospechosamente a un grupo de empresas fantasmas - tanto de ellos como de familiares - que no reúnen los requisitos mínimos y que fueron creados ex profeso para quedarse con el dinero obtenido de esos contratos leoninos. Ahora vayamos a la justicia que “complota” contra ese delincuente que está en la mira de la Fiscalía de la Nación. Hay que agregar que en el Perú, a diferencia de algunos de los países que hoy lo escrutan, la justicia ha sido implacable en la investigación y sanción a la corrupción desde el poder. Nada de que si eres de derecha te protejo y si de izquierda te sanciono, ni viceversa. Centenares de altas autoridades de diversos gobiernos e ideologías están procesadas o ya condenadas. En el caso de los expresidentes, salvo uno, Alan García (quien se quitó la vida en su guarida al encontrarse rodeado por la policía que iba a proceder a detenerlo) todos de los que aun están vivos - Kuczynski, Toledo, Humala, Vizcarra, Sagasti - están en diversos momentos de procesos que la justicia desarrolla contra ellos. A ellos debemos agregar obviamente a Fujimori, padre de la líder de la bancada más grande de oposición y que va por las dos décadas preso. Su breve y controvertido indulto fue declarado ilegal por la justicia, volviendo a la cárcel para cumplir su condena de 25 años por Crímenes de Lesa Humanidad. Cabe precisar que todas las medidas que ha tomado la fiscalía contra la organización criminal que investiga (la cual reiteramos, está liderada por Castillo), se han hecho con autorización judicial y, en algunos casos, revocadas en segunda instancia. Finalmente, sería descabellado sostener que también las instituciones autónomas son cómplices de ese orquestado “golpe”. Que lo sea el procurador general del Estado, al que sacaron violando la ley y que trabajosamente ha logrado su reposición por vía judicial; la Defensoría del Pueblo, que ha llamado la atención decenas de veces sobre abusos e irregularidades del gobernante; o la Contraloría General de la República, que ha emitido múltiples y sólidos informes dando cuenta de irregularidades cometidas por el régimen. Y del lado de la sociedad, la Conferencia Episcopal ha hecho pronunciamientos en los que Castillo no queda precisamente bien parado. Incluso, hace unos días, un cardenal que intentó que el personaje cambie le ha pedido que renuncie por las claras evidencias de corrupción que lo involucran en múltiples delitos. A su vez, los organismos que defienden la libertad de expresión, denuncian la corrupción y exigen transparencia se han pronunciado sobre innumerables hechos atentatorios de esos principios en lo que va del régimen. Ese es el oscuro individuo que, aupado por los cómplices que aún le quedan, ha denunciado que se prepara un “golpe de Estado” en su contra y los ha timado. La realidad es otra. Lo real es que se trata de un desesperado sujeto investigado por una fiscalía que cuenta ya con innumerables evidencias en su contra y no hay semana en que no aumenten. Así, luego de vuestra “aclamación”, se ha conocido, por ejemplo, sobre su súbita prosperidad inmobiliaria de quien antes de asumir el cargo, vivía apenas con su mísero sueldo de maestro rural. Castillo, en búsqueda de impunidad para sus delitos y evitar terminar en prisión, abusa sistemáticamente del poder que ostenta para obstruir, amenazar y calumniar a los que están a cargo de las investigaciones. Hay, además, múltiples indicios de que los que han fugado de la justicia lo han hecho con protección suya, lo cual constituye otro delito. Sépanlo, lo que hay es un país en donde, con todas sus limitaciones y errores, se está tratando de conseguir, en democracia, salir de la pesadilla de corrupción y abuso de poder a la que esos miserables (Castillo y su banda delincuencial) lo ha arrastrado hasta la ignominia. Una sugerencia, por si les faltase acción: ¿no hay acaso suficientes evidencias de graves atentados contra la democracia en Nicaragua, El Salvador y Venezuela por sátrapas que al margen de las ideologías que tienen, pretenden eternizarse en el cargo a como dé lugar? Ese es el camino que busca ser recorrido por Castillo, pero lo que no se imagina es que en el momento menos pensado se desbarrancara y nadie acudirá en su ayuda. Sería mejor que recuerde que cuando Morales Bermúdez expulsó en un incruento pronunciamiento militar a Velasco en 1975, ¿dónde estaban sus miles de ‘incondicionales’ que llenaban las plazas gritando: “chino, contigo hasta la muerte”? Desaparecieron como por arte de magia y nadie salió a defenderlo, muriendo en el ostracismo y olvido más absoluto. Eso mismo sucederá con Castillo, que cuando le llegue la hora de ajustar cuentas, sus “ronderos” y “reservistas” de los que hoy se ufana tanto, lo traicionaran como las ratas que son. Solo es cuestión de tiempo para que ello ocurra :)
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