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martes, 24 de enero de 2023

GUANACO: Sobreviviente al límite

Catalogado como una especie en extinción, este camélido sudamericano - pariente de la llama, la vicuña y la alpaca - vive en las alturas más inhóspitas de la Cordillera de los Andes concentrándose en grandes rebaños, especialmente en la Patagonia argentina, siempre vigilante ante el acecho de zorros y pumas. Nos referimos al guanaco (Lama guanicoe). Se cree que las llamas domésticas descienden de guanacos silvestres que fueron domesticados hace más de 6,000 años. No es extrañar por ello que sea muy parecido a la llama, aunque más pequeño. Se le suele describir como un animal de apariencia elegante, con cuerpo esbelto sin joroba, largas patas y largo cuello. Su cabeza es pequeña, sin cuernos ni astas, y de ella emergen dos orejas grandes y puntiagudas. Los ojos son también grandes, y están enmarcados con largas y gruesas pestañas que lo protegen del polvo. Su boca destaca por su labio superior partido. Un adulto mide entre 1 y 1.2 metros de altura hasta el hombro y pesa alrededor de 90 kilogramos. Los guanacos más grandes han alcanzado hasta 225 centímetros de longitud cabeza-cuerpo y unos 100-120 y hasta 140 kilos de peso. Los individuos más grandes habitan el sur de Chile, mientras que los más pequeños se registran en el norte de Perú. La capa de pelaje es color marrón claro a rojizo en la parte superior del cuerpo, blanco en la parte inferior y gris o negro en la mayor parte del rostro. Tiene una amplia distribución en América del Sur; Habita sobre todo en regiones áridas, semiáridas y montañosas, en terrenos desde el nivel del mar hasta a más de 4,500 metros de altitud. Como adaptación a los terrenos muy elevados, su sangre puede transportar más oxígeno que la de otros mamíferos. Sus hábitats típicos tienden a ser abiertos, como pastizales desérticos, praderas, matorrales, estepas, sabanas y algunos bosques. En estos entornos, el color de su pelaje constituye una ventaja, ya que le ayuda a camuflarse. Se encuentran en terrenos desde el nivel del mar hasta a más de 4,500 metros de altitud. En cuanto a su alimentación, es un animal herbívoro, y de hecho, es el herbívoro más grande de las zonas secas de Sudamérica. Se alimenta de forma generalista, es decir, consume una gama significativamente amplia de vegetación. Sus alimentos principales son hierbas y arbustos; en su dieta tienen cabida más de 100 especies de plantas, de las cuales unas 17 representan el 80 por ciento de su alimentación. No es muy exigente, pero si tiene oportunidad consume líquenes, cactus y plantas suculentas. La mayor parte de los alimentos del guanaco se caracterizan por ser secos, duros y fibrosos, y por lo tanto, difíciles de masticar y digerir para muchos animales. Pero el guanaco, que con su labio superior sujeta las plantas, tiene un sistema digestivo especializado, ya que es un rumiante. Su estómago cuenta con 3 cámaras, gracias a las cuales puede aprovechar la mayor cantidad de nutrientes. Su consumo de agua es muy bajo pero se mantiene hidratado a través de la ingesta de plantas suculentas. Cuando las personas notaron el comportamiento manso y tranquilo del guanaco, pensaron que era buena idea domesticarlo. En efecto, es de naturaleza tranquila y no acostumbra demostrar agresividad, salvo en situaciones o circunstancias especiales. Como animal social, vive en manadas compuestas regularmente por hasta 30 hembras, sus crías y un macho que ejerce el papel de dominante y que defiende su grupo ante machos intrusos. El territorio de un grupo se marca con estiércol. Otros grupos se componen de machos solteros. En invierno, las poblaciones migratorias pueden formar grupos mixtos, con individuos de cualquier sexo y edad. Una manada puede ser sedentaria o migratoria según la disponibilidad de alimento durante el año y, a veces, según las condiciones ambientales. Por ejemplo, si una sequía reduce la vegetación de una zona, los guanacos pueden viajar a otras. Aunque no lo parece, el guanaco es una criatura muy rápida, al alcanzar hasta 56 kilómetros por hora. También nada muy bien. Si avista depredadores, lanza una llamada de alarma para advertir a su manada, y en casos en los que machos se encuentran con otros, emiten una serie de chasquidos. Por cierto, los guanacos son poligínicos, es decir, el macho se aparea con varias hembras. Se sabe que esto es una estrategia de defensa de los recursos. Los individuos alcanzan su madurez sexual entre los 12 y los 24 meses de edad. La hembra da a luz una sola cría cada año, tras un período de gestación de 345 a 360 días. En los pocos casos en los que nacen dos criaturas, generalmente solo una sobrevive. El pico de nacimientos se produce en primavera, justo cuando el alimento es abundante. Muchos otros guanacos nacen en verano. Las crías son precoces, así que son capaces de levantarse y andar al cabo de unos minutos de su nacimiento. Pero a los 13-15 meses de edad, no tienen más remedio que salir de su manada natal, a instancias del macho dominante. La especie tiene como depredadores principales al puma y al zorro, además de las amenazas que derivan de las actividades del hombre como son la degradación de su hábitat y la caza, así como enfermedades introducidas por el ganado, que ha diezmado a muchos de ellos. Los guanacos acostumbran a descender desde la Cordillera hasta el nivel del mar, en busca de alimentos y allí se contagian, llevando la enfermedad consigo cuando retornan a sus refugios en las alturas. Si bien en los últimos años su población se ha vuelto estable en Chile y la Argentina, no sucede lo mismo en el Perú donde su número decrece debido a la caza indiscriminada de la que es objeto.
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