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martes, 2 de agosto de 2022

MUNDO VICÚS / MUERTE, TRANSFORMACIÓN Y VIDA: Una conexión inquebrantable

El Museo Central del Banco Central de Reserva del Perú (MUCEN), como parte del programa de exposiciones del Proyecto Nación (2021-2024), inauguró su más reciente exposición “Mundo Vicús: muerte, transformación y vida”. Esta muestra es el resultado de una detallada investigación y una novedosa interpretación del mundo vicús, realizada con el fin de resaltar la riqueza y diversidad cultural del Antiguo Perú. Es a través de la observación y del análisis de las piezas vicús y de sus contextos, que el curador de la muestra, el arqueólogo Hugo Ikehara, logra ofrecer una nueva lectura de las comunidades vicús con el fin de ilustrar cómo era ese antiguo mundo, con énfasis en la conexión entre la vida y la muerte. El recorrido que propone esta exposición se sustenta también en investigaciones arqueológicas realizadas décadas atrás, así como en la exploración de objetos que en su momento final fueron depositados en tumbas. Si bien estos objetos fueron usados en otras ocasiones, como en fiestas, ceremonias o a modo de regalos entre personas, finalmente formaron parte de las creencias sobre la muerte de las comunidades vicús. La exposición “Mundo Vicús: muerte, transformación y vida” aborda tanto temas relacionados con la vida cotidiana, como con la arquitectura, el cuerpo como signo, las festividades y el paisaje animal (re)imaginado; así como con interpretaciones vinculadas a la muerte, las que incluyen los rituales fúnebres, la sonoridad y las transformaciones. Además, se presenta también el contexto del mundo vicús, haciendo un análisis de quiénes eran sus vecinos, cómo ha influenciado el estilo vicús en la cerámica contemporánea de Chulucanas y una detallada descripción del estilo artístico vicús. Como sabéis, esta civilización se desarrollo en el norte del país en los años 100 a.C. - hasta los 400 d.C. y pertenece al periodo denominado Intermedio Temprano. Ocupó la zona del alto Piura, en el norte del Perú, y fue descubierta por excavadores clandestinos, a fines de la década de 1950, en la zona de Frías, provincia de Ayabaca. En la década siguiente, estudios hechos en la zona del cerro Vicús lograron ubicar el cementerio más extenso de este estilo. Se calcula que durante los años que fue explotado clandestinamente se habrían profanado más de dos mil tumbas, cuyo contenido, más de 40 mil especímenes habría pasado en su mayoría a integrar colecciones en el extranjero. Al desconocerse la cultura al cual pertenecían esas piezas, se le dio el nombre del lugar donde los encontraron. Vicús aparece como el centro de interacción entre las culturas antiguas de Perú y Ecuador, ya que su uso del color es parecido al de algunos estilos ecuatorianos, y sus ceramios se parecen a los ceramios del Mochica temprano. La cultura vicús se desarrolló principalmente en tierras altas al pie de los Andes, aunque se relacionó también con la costa y la sierra. Se trata de una zona desértica, pero cuenta con algunos ríos y lagunas que son una importante fuente hídrica para el asentamiento humano y para el desarrollo agrícola, factible también por la abundancia de tierras aptas para el cultivo. Además cuenta con abundantes pastos para el ganado y con bosques para la caza. La cerámica vicús destaca, principalmente, por su decoración modelada, que plasma diversos aspectos de su vida. Por un lado, refleja la fauna local, como ciervos, roedores, felinos, monos, patos, loros, lechuzas, iguanas y serpientes. Algunas veces estas representaciones contienen las características de dos o más animales, lo que alude al carácter mítico de estos seres. Por otro, son comunes también las vasijas que representan a seres humanos en distintas actitudes o actividades, tales como guerreros, tejedoras o personajes con atuendos singulares que han sido interpretados como sacerdotes. Asimismo, desarrollaron en metal una gran cantidad de artículos para el adorno personal, como orejeras, máscaras, narigueras, cuentas de collar, láminas, coronas y tocados con lentejuelas y plumas que producen sonidos con el movimiento, además de sonajeras propiamente tales. Muchos de estos artículos eran adornados con motivos antropomorfos, zoomorfos, geométricos e híbridos. Por cierto, una de sus más famosas representaciones es la denominada Venus de Frías, que identifica a dicha cultura. En cuanto a sus rituales funerarios, las tumbas eran tubulares y muchas en forma de bota, con una cámara en la parte más profunda. Allí depositaban los cuerpos acompañados por ajuares de distinta riqueza según la jerarquía del difunto, quien, aparentemente, en muchos casos era incinerado. Eso se cree porque en las excavaciones realizadas no se encontraron restos humanos, por lo que aún faltan muchos estudios para saber más sobre su cultura. En cuanto a la exposición, esta podrá visitarse hasta el 20 de noviembre del presente año :)
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