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sábado, 26 de diciembre de 2015

FUJIMORI: El regreso del Monstruo

Llega el 2016 y como podéis imaginar, se abre una nueva etapa en el Perú, ya que en ese año se celebraran las elecciones generales donde se elegirá a quien gobernará el país los próximos cinco años. Lo patético de todo no son las 19 planchas presentadas ante el JNE intentando asumir puestos de Poder ya sea en Palacio como en el Congreso (demostrando con ello la fragilidad de los partidos políticos tan venidos a menos y cuestionados por muchos debido a los escandalosos casos de corrupción en los que están envueltos sus eternos dirigentes que se niegan a renovar sus cuadros partidarios, y ello es evidente con la súbita aparición para estos comicios de innumerables agrupaciones fantasmales y movimientos “independientes” que lo único que pretenden es llegar al gobierno y repartírselo como si fuera un botín), sino las aparentes divergencias surgidas entre los integrantes del fujimorismo - aquella banda delincuencial que se cree fija para ganarlas - y que no es mas que una farsa montada para hacer creer a los incautos que efectivamente Keiko “ha cambiado” y que “no se parece en nada” a su padre Kenyo (aquel despreciable genocida condenado a 25 años de prisión por Crímenes de Lesa Humanidad) cuando en realidad son las dos caras de una misma moneda. Al respecto, Rosa María Palacios escribió un artículo esta semana y he decidido reproducirlo (entrecomillado claro está) porque coincido con sus puntos de vista que son los míos, como podéis daros cuenta si revisan mis archivos, demostrando quien ha combatido desde siempre a esa mafia homicida ¿vale?: “En el cine, los finales ambiguos permiten grandes secuelas. Si el personaje está indubitablemente muerto es imposible hacerlo revivir. Siempre habrá un guión que lo aguante todo, pero para que queden dudas al fanático, el derrotado debe huir entre las tinieblas y solo así podrá volver a aparecer en la siguiente película. Todos esperarán su rol como natural y coherente dentro del relato. La historia política de la infame dinastía Fujimori se parece a una secuela cinematográfica. Lo que no queda claro hoy, sin embargo, es si: a) la hija ya sacó al padre de la historia; b) si el padre se roba el rol protagónico en la secuela o c) si los guionistas (en este caso, los mismos actores principales) han optado por una estrategia de intriga que logre que los fanáticos del padre y los fanáticos de la hija no puedan saber qué es lo próximo que va a pasar. Esta última opción es un lujo que pueden darse solo las grandes sagas y es probable que Keiko y Alberto Fujimori crean que con su 35% de intención de voto, ellos ya lo son, pueden montar un espectáculo público de tensión, previo al estreno, que alimente las expectativas de todos sus seguidores, sin defraudar a ninguno. Los que creen que es “El Regreso del Monstruo” o los que creen que es “El despertar de la Gorda” parecen estar satisfechos con que ambas situaciones divergentes coexistan sin excluirse, aún, mutuamente. La tensión pública tiene la ayuda de grandes actores de reparto. Nada menos que el hijo-hermano que apoya al padre en el nombre de la Guardia Vieja de la mafia como el tal Aguinaga o las infames Brujas del Fujimorismo: la Martucha, la Salgado y la Cuculiza. O un ex colaborador como Carlos Raffo, también del lado del padre, que como oráculo, advierte que la hija lo traicionará de formas horrendas, mientras que un personaje que era desconocido en las películas anteriores aparece como el poder en las sombras que ejecuta los planes de la hija. La asesora, Ana Vega, no tuvo tiempo para reclamar un mejor papel y le dieron el de “evaluadora”, con lo que arrastra la impopularidad del rol. Durante toda la segunda vuelta, Keiko y Kenyo pueden mantener esa farsa - porque eso es lo que es - y “resolverla” con decisiones públicas igual de ambiguas. Por ejemplo, van en la lista parlamentaria Luisa Cuculiza y Luz Salgado y se manda a la reserva – con algunos puyazos como los que no han faltado en estos días – a Martha Chávez y Alejandro Aguinaga. Escoja la combinación de pares que quiera. Volverá siempre a lo mismo. Sí y no. Va y no va. Hay respuesta para todos. Sin embargo, tarde o temprano la película tiene que estrenarse y las estrategias de intriga, que decepcionan, ponen furioso al público. O al menos, a parte de él. Si los Fujimori creen que el estreno es el próximo 28 de julio cometen un error de cálculo que puede ser fatal. La saga familiar se estrena en la segunda vuelta. Ahí se exigirán definiciones. Este jueguito se acaba cuando el antifujimorismo se reúna detrás de un solo adversario y pueda persuadir, como lo hizo en el 2011, que hasta el supuesto heredero de Chávez era mejor que “El Regreso del Monstruo”. Si Keiko Fujimori no hace algo muy radical, asegurando que ella es la dueña de la película y su padre no aparece más, no verá ningún estreno. Aunque luego incumpla su palabra, como tantas veces ha sucedido en la política peruana. ¿Por qué creo que aquí hay más de estrategia política conjunta que de verdadera ruptura? Porque el primer objetivo de Kenyo Fujimori es salir de la cárcel a como de lugar. Él será instrumental a cualquier cosa que planifique su hija, a cambio de su libertad, por más díscola o ambiciosa que ella supuestamente sea. Incluso fingir el reclamo sobre la postergación de cuatro congresistas a los que nunca tuvo reparos en abandonar a su suerte para huir cobardemente al Japón. ¿Va a quemar su única esperanza con desplantes públicos verdaderos que luego lo hagan morir más despacio que héroe de teatro Kabuki? Estará preso, pero no está loco” puntualiza la nota. Para todos es evidente que el Monstruo está vivo y desesperado por salir de su encierro para que una vez libre, sea realmente quien gobierne relegando a su hija a un papel ceremonial. Quiere el poder absoluto para regresar al país a ese ominoso pasado que muchos creían superado. Es por ello que votar por la Gorda es votar por el Monstruo ¿A que los peruanos no lo pueden entender? :(
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