Luego del lamentable espectáculo protagonizado por el PPC en el Congreso el ultimo fin de semana donde por medio del chantaje y la prepotencia
(de la mano con la mafia criminal aprofujimorista) pretendió absurdamente limitar la labor de la Primera Dama Nadine Heredia, pero que luego de la llamada de atención de sus patrones de la CONFIEP que al fin y al cabo son quienes financian sus campañas para defender sus intereses y no para perjudicarlos, no tuvieron otra alternativa que bajar la cabeza y cambiar sus votos, dejando en evidencia una vez mas que es un partido “comodín” de la política peruana,
que en nombre de una mal llamada “institucionalidad democrática” no tienen reparos en aliarse con quien sea para disfrutar de las delicias del poder, al cual por cierto nunca han podido llegar con los votos, pero si tienen la “habilidad” para subirse al coche ganador, cual parásitos que son. Y es que el ser oportunistas y vividores lo llevan en la sangre desde siempre. Nacidos como tránsfugas de la DC allá en la década de los sesenta del pasado siglo, se aliaron con Fernando Belaúnde y su desastroso gobierno, cuyos sonados escándalos propiciaron un golpe militar en 1968 por parte del General Velasco Alvarado, de clara tendencia izquierdista.
Aun así el PPC - cuyo líder Luís Bedoya era por entonces alcalde de Lima - no tuvo pudor en coquetear descaradamente con el gobierno revolucionario y como este no le hizo el menor caso, cual novia despechada se dedico a conspirar contra el, encontrando al felón Morales Bermúdez para hacer el trabajo sucio y derrocarlo en 1975 con la ayuda de la CIA. Con las elecciones al Congreso Constituyente de 1978 - realizadas con la finalidad de redactar una nueva Constitución - el PPC saco una buena votación y no perdió la ocasión de aliarse con el APRA, para imponer juntos su “mayoría” sobre todos los demás.Con el retorno de la “democracia” en 1980, el PPC fiel a su estilo, volvió a cambiar de camiseta y regreso con su “primer amor” o sea Belaúnde para cogobernar juntos de nuevo, en un periodo llamado como la “Restauración”, sin embargo ya nada era igual, debido a una aguda crisis económica que dio paso a la violencia terrorista de Sendero Luminoso, que desato una ola de sangre sin precedentes en el Perú.
El fracaso de este gobierno. dio paso al del APRA (fundado por Haya de la Torre) el cual pudo sobrevivir a la muerte de su caudillo por su férrea organización, copiada de los partidos fascistas, y haber encontrado providencialmente a un advenedizo, embaucador y oportunista llamado Alan García Pérez quien a base de engaños, amenazas y presiones de todo tipo, pudo proclamarse como su sucesor “natural” y llevar a la victoria a su partido en las elecciones de 1985, con el consiguiente saqueo generalizado de las Arcas Públicas y una corrupción generalizada nunca antes vista en la historia del Perú. Su caótico gobierno de la hiperinflación y el terrorismo desbocado, originó la llegada al Poder de un mediocre profesor universitario, llamado Kenyo Fujimori, a quien el PPC de la mano de Lourdes Flores (“heredera” de Bedoya) le dio un recibimiento triunfal en la sede de su partido en 1991, avizorando un cogobierno juntos. Sin embargo este los traiciono y con la excusa de “combatir al terrorismo”, propicio un autogolpe en 1992, instaurando una feroz dictadura donde el genocidio, las desapariciones forzadas y el robo de miles de millones de dólares producto de las privatizaciones de las empresas públicas fueron el pan de cada día.
Con su caída y condena a 25 años de prisión por Crímenes de Lesa humanidad, el PPC no se olvido de el y es que a pesar de su felonía, no dudo en seguir apoyándolo hasta el día de hoy, haciendo causa común con la mafia homicida en su desquiciado afán en que sea liberado a como de lugar. Tras Fujimori llegaron Paniagua, Toledo, García (otra vez) y ahora Humala. A todos ellos, el PPC se ha ofrecido de mil maneras de la forma mas desvergonzada posible cual dama de compañía, en nombre de la “gobernabilidad”.
Venga ya, hubiese sido preferible que estos chaqueteros se hubieran mantenido en su intención original de torpedear al gobierno para darnos la excusa perfecta y disolver el Congreso, cuya inutilidad esta a la vista de todos. Esta es la verdadera historia del PPC, aquella que obviamente desearían mantenerla oculta, pero muy a su pesar, la verdad siempre sale a la luz :)