En estos días se esta dando en el país andino un curioso fenómeno y es que si antes era habitual desde hace décadas la llegada de millones de peruanos procedentes del interior a Lima, invadiendo las desérticas montañas que la rodean, en las cuales levantaron sus chabolas (que lamentablemente se han vuelto parte del “paisaje urbano” de esta horrible ciudad, ya que ninguna autoridad ha querido erradicarlos a pesar de la pésima imagen que representan) hoy sucede todo lo contrario y ahora miles de ellos quieren escapar como pueden de esta caótica capital, con los servicios de salud colapsados y abandonados a su suerte por el vizcarrismo, lo cual se ha puesto en evidencia con el avance del Coronavirus, un pandemia que esta dejando miles de muertos a su paso por el mundo y que en el Perú se esta cebando con los que menos tienen, convirtiéndose esta huida en plena cuarentena, en un éxodo de los olvidados, los excluidos, los pobres extremos, quienes tratan de regresar a sus pueblos donde saben que al menos ahí probablemente, no faltara algo que comer. “Nos va a matar el hambre antes que el virus”, exclama, con voz de angustia, una mujer joven, de rostro cansado, que lleva en brazos a su hija de pocos meses. El suyo es un amargo reclamo por el abandono, un desesperado grito por ayuda. Esa noche dormirá - como las anteriores y las siguientes - sobre unos cartones al lado de la Carretera Central que lleva de Lima a la zona andina en el centro del país. Va de regreso a su pueblo. Va escapando. Sin nada, lo hace caminando. Le esperan cientos de kilómetros. Con ella pasarán la noche más de trescientas personas que cargan la misma angustia y comparten el mismo recorrido, largo, agotador, penoso. En otros puntos de esa misma carretera, y en otras similares como la Panamericana y la Vía Expresa - otros miles viven el mismo drama. Abandonan la capital para regresar a sus pueblos. Como sabéis, en Lima, la ciudad de la que escapan con desesperación, se concentra la mayor parte de casos de Coronavirus en el país, pero ellos no solo huyen del virus. Huyen del hambre. “Ya no tenemos qué comer, por eso regresamos a nuestros pueblos, donde algo tendremos. Caminando nos iremos, no tenemos de otra”, dice un hombre sentado junto a sus tres pequeños hijos que duermen abajo de un puente de la autopista. Era vendedor informal y ahora con la cuarentena se quedó sin los pocos ingresos con los que apenas sobrevivía. En otra carretera, otro ‘caminante’ - como se les ha bautizado en los medios - cuenta que era pintor eventual, que como se quedó sin trabajo desde que comenzó la cuarentena no pudo pagar el cuarto en el que vivía, lo echaron a la calle y sin dónde ir ha emprendido la sufrida caminata de retorno al pueblo del que salió hace años. “Ya no aguantamos más, no tenemos nada ya, estamos viviendo en las calles, ya no tenemos para comer”, grita una mujer cuando se le acerca la cámara de un telediario. Ellos forman parte de este éxodo del hambre. También están los que viajaron a la capital desde el interior por algún trámite, un tratamiento médico o para un trabajo temporal de unos meses, y quedaron atrapados por la inmovilización social. Luego de 40 días de cuarentena y con sus pocos recursos agotados, tratan con desesperación de regresar a sus casas. Muchos están entre los ‘caminantes’ en las carreteras, otros centenares duermen en las calles de la ciudad, frente a estaciones de buses o el aeropuerto esperando que salga ese bus o ese vuelo humanitario que las autoridades les han ofrecido, pero que no llega. Adultos mayores en silla de ruedas o madres con sus pequeños en brazos aguardan por el traslado humanitario y denunciaron no tener respuesta alguna por parte del (des)gobierno vizcarrista. “Parece que nos hubieran abandonado” claman a gritos. “Queremos regresar porque aquí no tenemos nada”, afirmaron. Llevan días en esa interminable espera. Los que se cansan de esperar se suman a los ‘caminantes’ que huyen de la capital para no morir de hambre en tiempos de cuarentena. Se han dado choques entre estos angustiados pobladores y la policía cuando ésta les bloquea el camino para que no sigan su viaje. “No se puede permitir una salida desordenada porque estos grupos grandes son caldo de cultivo de contagios y se puede generar un problema en las zonas a las que se dirigen. Lo primero es empadronarlos, luego se les tiene que hacer pruebas rápidas del Coronavirus para ver si están infectados, si lo están son llevados a un centro de salud, los que dan negativo son llevados a su destino en transporte puesto por el Estado y cuando lleguen deben estar dos semanas en aislamiento porque hay la posibilidad que tengan el virus a pesar del resultado negativo de la prueba rápida. Todo esto requiere una articulación y una logística que no es algo sencillo. Entendemos la desesperación de la gente, reconocemos que esto se puede hacer más rápido, estamos trabajando en eso. Ya hemos trasladado a más de tres mil personas”, declaró una funcionaria vizcarrista encargada para tratar este asunto, que por lo visto - dada la notoria incapacidad y precariedad de este (des)gobierno - hace mucho que se les ha escapado de las manos. Con 70 por ciento de los trabajadores en la informalidad, sin derechos laborales y la mayoría con ingresos precarios, con empresas que en complicidad con el vizcarrismo, han despedido arbitrariamente a miles de trabajadores - bajo el eufemismo de la “suspensión perfecta de labores” (?) arrojándolos a la calle sin pago alguno, así como la larga inactividad ha llevado a una buena parte de la población, que se ha quedado sin ingresos, al límite de su resistencia. Millones que antes de esta crisis ya estaban en la pobreza, o al borde de ella por obra del neoliberalismo, piden ayuda para sobrevivir. A modo de ‘respuesta’ y en un alarde de populismo barato, Vizcarra ha dispuesto la entrega de un bono equivalente a unos 220 dólares para 3,5 millones de familias pobres urbanas y un millón de hogares rurales, pero es insuficiente en el monto así como en la cobertura, y todavía no se termina de entregar. Como si este dispendio no fuera suficiente, se ha anunciado que este bono se ampliará hasta llegar a 6,8 millones de familias, el 75% de hogares del país. Lo triste es que esta gente ‘beneficiada’ se lo gasta no en productos de primera necesidad, como debiera ser, sino en adquirir productos suntuarios, mientras a los que realmente lo necesitan y que viven las chabolas que rodean Lima, no les ha llegado absolutamente nada. Ante tanto reclamo, a ello se agrego el reparto de canastas, pero la entrega es lenta, desorganizada, con alimentos con fechas vencidas y llenas de gusanos, por lo que solo les ha quedado como única alternativa de sobrevivencia, el retornar a sus pueblos. El Perú es el segundo país de América Latina, luego de Brasil, con más casos de Coronavirus. Son 20.914 los contagiados y 572 los muertos. En las últimas 24 horas se han dado 1.664 nuevos casos y 42 fallecidos. Con los contagios en alza, la cuarentena, que comenzó el 16 de marzo, fue prorrogada hasta el 10 de mayo. Esa extensión era necesaria, dicen los expertos. Esta ha tenido importantes fisuras, tanto por la absoluta desorganización por parte del vizcarrismo - con sonados escándalos de corrupción en la policía y ocultando el número real de muertos por el Coronavirus - como por la irresponsabilidad de gran parte de la población que se niega a acatar las normas establecidas para combatir la pandemia. A ello debemos agregar que el sistema público de salud ha colapsado totalmente por obra y gracia de este (des)gobierno que prefirió invertir miles de millones de dólares en unos juegos ridículos como los Panamericanos, que construir nuevos hospitales y modernizar los existentes que se caen a pedazos. Como consecuencia de esta negligencia criminal, el Perú es uno de los países de la región con la más baja inversión en salud, con menos del cinco por ciento de su PBI al año, y eso está pasando factura en esta crisis sanitaria. No es de extrañar por ello que su infraestructura esta colapsada, sin equipos ni personal medico, con enfermos que han muerto en los pasillos esperando una atención que no llega y todo parece indicar que este drama se agudizará. Si esto ocurre en Lima, imagínense en el resto del país. Mientras tanto, en las carreteras, continúa el éxodo de los que nada tienen, buscando entre los desperdicios algo que llevarse a la boca. Son aproximadamente más de 300 mil peruanos en esa condición a nivel nacional, quienes pugnan por trasladarse a sus provincias desde Lima o viceversa. A ellos se les van a agregar otras decenas de miles en los próximos días. Hala ¿y así dice esa prensa vendida con sus encuestas evidentemente manipuladas de que Vizcarra tiene el 80% de aprobación? Venga ya (Por cierto, este jueves el Congreso ha puesto en su sitio a ese improvisado, al promulgar la ley que permite el retiro de hasta el 25% de los aportantes a las AFP y que Vizcarra se había negado a hacerlo buscando proteger a los dueños de esas empresas para que no pierdan su rentabilidad. Asimismo, tal como se esperaba, ese mismo día fue nuevamente excarcelada Keiko Fujimori por desidia y negligencia de una Fiscalía que increíblemente a pesar de los meses transcurridos desde su captura, no presentan la acusación para que sea procesada y castigada como se merece... Menuda panda de inútiles) :(
Nespresso, marca de la multinacional Nestlé, lanzó hace poco su primera gama de café orgánico certificado, que se comercializará bajo el nombre de ‘Peru Organic’ y con el que busca mejorar su oferta de cafés orientados al segmento profesional y a un público más premium. Este lanzamiento se enmarca en el rediseño de su línea Origins, que incluye cafés desarrollados desde un solo punto de origen como Brasil, India y Guatemala. “Beber café orgánico responde a una opción floreciente de estilo de vida, es por eso que nos hemos tomado el tiempo y el cuidado de desarrollar Peru Organic. Producido de acuerdo con las estrictas prácticas y controles en todo lo largo de la cadena de producción, esperamos que nuestros consumidores disfruten del sabor único de este hermoso nuevo café orgánico”, explicó el responsable de Sostenibilidad de Nespresso, Daniel Weston, quien también destacó la producción conjunta de esta gama junto con los caficultores locales. Este café procede del trabajo de 450 pequeños agricultores de la región de Cajamarca, en el noroeste de Perú, a más de 1,500 metros de altura sobre el nivel del mar en las montañas andinas. En esta región, los agricultores recogen el grano a mano y lo secan en sus propios patios. También emplean fertilizantes orgánicos preparados a partir de restos vegetales, como pieles de plátano y cultivan sus plantas de café en armonía con las plantas locales. El café Peru Organic está certificado tanto por la Unión Europea como por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, por lo que los consumidores pueden estar seguros de que alcanza los más altos estándares, resaltan desde Nespresso, que destaca dentro de esta gama los toques florales y afrutados. “Ya sea en un restaurante, sirviendo café a los huéspedes de un hotel o asegurando que los empleados de una oficina se sientan valorados, sabemos la importancia de tener café de la más alta calidad y de fuentes sostenibles”, señaló por su parte Kika Buhrmann, vice presidenta de Nespresso Professional en Estados Unidos. “Estamos inmensamente orgullosos de nuestra renovada gama Origins para Nespresso Professional; que mezcla un sabor distintivo, sostenibilidad y una conexión auténtica con estos cuatro países productores”, anotó :)
Cuando Francisco Pizarro - quien al frente de un grupo de audaces expedicionarios conquisto el Imperio de los Incas para la Corona de Castilla - al desechar la idea de que el Cuzco sea la capital de sus dominios por encontrarse en medio de los Andes, decidió fundar el suyo cerca al mar y es así como fundo Lima en 1535. De las montañas que la rodean, hubo una de ellas al cual los nativos reverenciaban como Apu (deidad), por lo que decidió acabar con esa muestra de idolatría cuanto antes. Como quiera que durante la sorpresiva rebelión de Manco Inca, sus tropas amenazaran desde el mismo lugar a la naciente capital, los españoles invocando a Dios y como defensores de la cristiandad, lograron aplastarlos y como una muestra de agradecimiento colocaron una gran cruz en la cima de la montaña - bautizada como San Cristóbal - desde la cual se domina la ciudad. Testigo silencioso de su explosivo crecimiento y degradación durante el paso de los siglos, al extremo que sus rocosas laderas fueron ocupadas ilegalmente por miles de invasores provenientes del interior del país, quienes levantaron sus horribles chabolas en el lugar. Desde entonces, solo la cima donde se encuentra la cruz , un mirador y un pequeño museo, pudo salvarse de tener el mismo destino, por lo que a alguien se le ocurrió ‘conectarla’ con un teleférico a la ciudad, pero de allí no pasaban, dado que nadie quería invertir en un lugar tan peligroso ya que sus alrededores son habitados por gente de mal vivir en medio de una miseria tan espantosa, por lo que muchos se preguntaban como podrían mostrar al turismo extranjero esa pésima imagen al pasar por encima de las chabolas. Pero aun así, surgieron proyectos para construirlo en el 2008 por parte el impresentable alcalde Luís Castañeda, quien anuncio “que en 20 meses se tendrá listo el teleférico que irá del Parque de la Muralla al San Cristobal”, pero su construcción quedo suspendida en el 2011, ya que el Ministerio de Cultura y la UNESCO consideraron que atravesaba una zona declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad. Luego de tres años de paralizada la obra, en agosto del 2013, la comuna capitalina, con Susana Villarán a la cabeza, ratifica la concesión y adjudica los terrenos a Operadora de Teleféricos SAC. A los pocos meses el proyecto vuelve a ser suspendido, debido a que la empresa no pudo cumplir con la entrega de una garantía. Tras su retorno a la Municipalidad de Lima, Castañeda decidió anular arbitrariamente el proyecto en marzo del 2015. Ante esta cancelación,la concesionaria demandó a la comuna capitalina por casi US$ 6 millones; pero luego de un largo arbitraje el municipio ganó el caso y no se volvió a licitar el proyecto. Desde entonces, el proyecto durmió el sueño de los justos hasta que en el 2017, por iniciativa del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) se decidió retomarlo, tras serle transferido por la Superintendencia Nacional de Bienes Estatales (SBN) un terreno de 260 mil m² para la ejecución de la citada obra. El otro cambio fue que la implementación de l teleférico ya no estaría a cargo de la Municipalidad de Lima, sino de la comuna distrital del Rímac y el Gobierno Central. Sin embargo, a diferencia del anterior, se prevé que el recorrido se inicie en el club Revólver, en el Rímac, y ya no en el Parque de la Muralla. El proyecto demandará una inversión estimada de US$ 15,3 millones, estableciéndose un plazo de dos años para que el Mincetur presente el programa o proyecto de desarrollo o inversión, caso contrario será revertido al Estado. El proyecto incluye la construcción del sistema de transporte por cable o teleférico para la facilitación turística al San Cristóbal, así como la implementación de un centro de interpretación o museo de sitio, oficina de información turística, estacionamientos en parador turístico, instalación de señalización turística, mejoramiento de los caminos peatonales, un mirador y señalización informativa. Sin embargo, no dice una sola palabra de lo que se iba a hacer con esas chabolas, cuando lo justo seria erradicarlos y reemplazarlos por una frondosa vegetación. En septiembre del 2019, el Consorcio Esan - Cotinex - Semsa - Cassalegalia se adjudicó la buena pro como la consultora que se encargará de la formulación, estructuración y transacción del proyecto turístico Teleférico Centro Histórico de Lima - Cerro San Cristóbal, y que es paso previo al proceso de adjudicación de esa iniciativa privada autosostenible, a cargo de ProInversión. Asimismo, estaba previsto que en marzo del 2020 se emitiera la declaratoria de interés del proyecto para que la convocatoria pudiera publicarse en abril del 2020 y la buena pro sea otorgada entre julio y octubre del 2020. Sin embargo, con la actual pandemia del Coronavirus que ha dejado expuesto en toda su crudeza la precariedad y la improvisación absoluta de este (des)gobierno, nada de ello ha ocurrido, por lo que se duda que el teleférico del San Cristóbal vaya a ser algún día una realidad. Cada vez mas lugares en el mundo lo poseen ¿Cuándo será el turno de Lima? :(