Esta semana los peruanos han sido testigos de un lamentable espectáculo montado por los integrantes de la mafia criminal aprofujimorista quienes al copar el JNE no solo han dejado fuera de carrera como era previsible al candidato Julio Guzmán, sino que al hacerlo - basándose en leguleyadas que no resisten el menor análisis - y que a su turno no hayan hecho lo mismo con los candidatos de la mafia quienes tienen iguales cuestionamientos en su contra, demuestra de que lado están y que todo es parte de un fraude preparado para obligar a los electores a elegir el 10 de abril entre prontuariados de la justicia como Keiko Fujimori, Alan García o Pedro Pablo Kuczynski que representan a esa misma casta de dinosaurios que se resisten a dar un paso al costado y dejar que nuevos rostros renueven la anquilosada clase política peruana. Es por ello que cada día crece la sensación de que esta escandalosa decisión tomada por el JNE socavará la legitimidad de quien finalmente gane, propinando un duro golpe a la institucionalidad democrática y abriendo las puertas a un pronunciamiento militar. Al respecto, Gustavo Gorriti escribió un articulo condenando esta burda patraña del JNE con el cual se pretende convalidar el fraude, por lo que debido a su interés he decidido reproducirlo entrecomillado claro está ¿vale? : “Hace un par de años Julio Guzmán decidió que postularía para ser presidente del Perú. Al parecer, eso sería imposible. Él nunca había sido candidato a un cargo político antes. Su experiencia en el sector público se limitaba a dos cortos periodos como Viceministro en la actual gestión de Ollanta Humala. Y como economista, había pasado la mayor parte de su vida laboral en el extranjero siendo funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo. Un pequeño e inactivo partido político llamado Todos por Perú (TPP) acordó darle la plataforma para que sea su candidato a la presidencia. Durante meses, él no tuvo mayor impacto en la campaña para las elecciones presidenciales del 10 de abril. Pero repartiendo folletos e información por las calles, y por medio de las redes sociales, fue ganando apoyo, especialmente entre los jóvenes. Este año basto para que haya aparecido sorpresivamente en las encuestas hasta alcanzar 18%, por detrás solamente de la candidata de la corrupción, Keiko Fujimori - cuyo padre fue condenado a 25 años de prisión por instaurar una sangrienta dictadura en el Perú – y que en una segunda vuelta, que tendría lugar en junio, sería el único candidato que podría vencerla, para que toda la jauría se le fuera encima. Parte de su mensaje es que él representa a la clase media emergente en contra del “status quo político”, frase que usa con mucha frecuencia. La mayoría del JNE (en manos del APRA como ha quedado plenamente demostrado gracias a las denuncias dadas a conocer esta semana por La República) ha desplegado una serie de argucias legales, dando más valor a una regulación de segundo nivel que al derecho constitucional del Sr. Guzmán de postular a la presidencia y al derecho del pueblo a elegir a quien le plazca – la esencia de la democracia. El problema de fondo es que el Perú es una democracia en la que casi ninguno de los 25 partidos políticos registrados representa propiamente un partido. “Son partidos cascarones”, dice Fernando Tuesta, politólogo y ex-funcionario electoral. “Ningún partido cuenta con elecciones internas como deberían hacerlo. Todo lo hacen a dedo, pero el JNE convalida esas irregularidades y no aplica el mismo criterio que el utilizado para sacar de carrera al señor Guzmán, demostrando que está digitado por oscuros intereses” Precisamente, la ausencia de partidos políticos es a la vez causa y efecto del desprecio general que los peruanos tienen hacia sus políticos. Genera imprevisibilidad en las elecciones y explica por qué el Sr. Guzmán pudo aparecer de la nada, como ya paso anteriormente con el mismo Fujimori, con Toledo y con el señor Humala. Con 45 años de edad, Guzmán es de contextura delgada, estatura pequeña, bien articulado y relajado. Él se presenta como un candidato que está más allá de ideologías, y se considera firmemente de centro. Guzmán escogió cuidadosamente sus prioridades de gobierno: la educación pre-escolar, la promoción de la innovación y una economía de más alta tecnología, la reforma del Estado y así sucesivamente. Pone énfasis en políticas para ayudar a la clase media. Muchas de estas prioridades son razonables pero no especialmente novedosas, como él mismo reconoce. Él da la sensación de que va concibiendo las cosas a medida que habla, y algunas veces se contradice a sí mismo. Eso no ha detenido su avance. En efecto, es el mismo Sr. Guzmán, como un rostro fresco y políticamente independiente, quien ofrece la novedad que los peruanos tanto anhelan y que ahora ha sido truncado por esa mafia que conforma el JNE, quienes por lo visto, ya tienen sus candidatos, manchando el proceso irremediablemente. Esto no es democracia ni nada que se le parezca. A Perú le ha ido bien durante la mayor parte de los últimos 15 años, con un crecimiento económico rápido que ha reducido la pobreza y pagado por el progreso social. Pero el crecimiento se ha detenido, la delincuencia ha aumentado y los escándalos de corrupción han proliferado. La democracia peruana se ha mantenido, pero no tanto por los partidos políticos sino por el éxito económico y el consenso de que el gobierno debería estar dirigido por tecnócratas (como el Sr. Guzmán). Pero ¿es eso suficiente? Resulta irónico que el único movimiento caudillista que se mantiene incólume sea el de Keiko Fujimori, cuyo padre despreció a los partidos políticos cuando gobernó el país como un autócrata en la década de los noventas. Con la salida del señor Guzmán, ella será la más beneficiada, ya que era el único candidato capaz de ganarle en una segunda vuelta. Y es que el antifujimorismo en el Perú es grande y ya se vio en el 2011 cuando el señor Humala le ganó los comicios contra todos los pronósticos de las encuestadoras y ello pudiera haberse repetido si el señor Guzmán continuaba en carrera. Si bien existen otros candidatos alternativos como Alfredo Barnechea y Verónika Mendoza, ninguno de ellos puede articular el antifujimorismo en estos días como el señor Guzmán. Es por ello que el tribunal electoral al sacarlo de carrera a solo un mes de las elecciones, haya potencialmente mermado la legitimidad de quien gane los comicios hiriendo de muerte a nuestra democracia” puntualiza la nota. No cabe duda que oscuros nubarrones que uno creía ya superados, vuelven a asomarse en el Perú. Si se produce finalmente un golpe militar - y existen muchas ganas para ello, evitando así el retorno de la mafia al Poder – los culpables serán quienes avalaron el fraude que se avecina el 10 de abril. Están advertidos :)
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Se trata de una exposición que profundiza en la narrativa mitológica y arqueológica que acompaña a la cultura Mochica, una sociedad precolombina que vivió entre los siglos I y VII d.C y fue una de las más desarrolladas y complejas de Perú. La comisaria de “Moche y sus vecinos. Reconstruyendo identidades”, Cecilia Pardo, explicó que la muestra – que se exhibe en el Museo de Arte de Lima (MALI) hasta el 14 de agosto - busca abordar a partir de la arqueología las imágenes mitológicas que rodearon a esta cultura. Es el caso del mítico héroe Ai Apaec (el poderoso, el hacedor), “un hombre con atributos de felino que va al mar, lucha con criaturas y luego llega hasta la sierra”, dijo Pardo. La muestra está compuesta por 80 piezas de cerámica, metal y tejidos asociadas al arte Mochica y traídas de los museos Larco, el Nacional de Arqueología y de los vestigios arqueológicos de la costa norte, como San José de Moro y las Huacas del Sol y de la Luna. A Ai Apaec (conocido como el dios decapitador) le dedican una de las dos salas de la exposición y Pardo resaltó su importancia porque “por primera vez, se pudo confirmar que estos personajes, que aparecen como semidivinos, son reales”, subrayó. Del héroe moche, la comisaria destacó sus relaciones con personajes que están en los límites del mundo, unos límites que esta compleja civilización determinó en el mar y la sierra, y fueron fundamentales para su concepción del universo. Ai Apaec efectuó diversos intercambios comerciales como el de la hoja de coca, que se obtenía de las comunidades orientales como La Libertad y Cajamarca. La segunda sala exhibe la construcción de la “identidad colectiva” de los moches, su proceso de consolidación del estado Mochica y sus relaciones con las diferentes poblaciones de alrededor, con la costa, el sur y la sierra, explicó Pardo. Esta estancia explora las relaciones que esta civilización estableció con las comunidades vecinas como Cajamarca, con encuentros y desencuentros. Los Moches fueron una sociedad guerrera por necesidad, para hacer frente a los inevitables conflictos con sus vecinos, con los cuales compartían las mismas fuentes de agua. Esto implicaba que las guerras eran muy frecuentes y la sociedad Moche necesito de una élite guerrera y un ejército respetable. Además, trata la inmigración de los moches a pueblos vecinos y el contacto que tuvieron con la cultura Recuay de la región Ancash (en la sierra central peruana) durante gran parte de su existencia, que abarcó casi un milenio. Sobre la relación de los moches con otras civilizaciones, como las de Huamachuco y Cajamarca, Pardo destacó que ellos tuvieron interés porque les proveían de frutos y animales exóticos, pero aclaró que siempre se concibieron como moches y se diferenciaron de los demás. La exposición, forma parte de la iniciativa del MALI de organizar una muestra de arte prehispánico al año, que en el 2015 se inicio con la cultura Chavin y que en el 2017 estará dedicado a la cultura Nazca, explicó la comisaria de la muestra :)