No es famoso como el Huáscar aunque debiera serlo, quizás porque nunca entro en batalla, a pesar de haber conseguido una proeza para la época como el haber circundado el globo, siendo el primero en América Latina en realizarlo. Nos referimos a la fragata Amazonas, construida por orden del Mariscal Ramón Castilla no solo como una muestra de la prosperidad del Perú, sino también para disuadir a sus potenciales enemigos (en este caso España) de intentar querer recuperar sus colonias recién independizadas, como efectivamente ocurrió luego. Construida en Blackwall, a seis kilómetros de Londres y en los astilleros Wigranm and Sons por encargo del gobierno del Perú en 1852, la fragata Amazonas podía navegar a vela o con su caldera de una hélice, la que le permitía desarrollar una velocidad máxima de 9,5 nudos. Desplazaba 1.320 ton., su eslora, 63 metros, manga 11,6, calado 5 y capacidad para 250 tripulantes. Su poder de fuego inicial, que luego fue modificado, consistía en veintiséis cañones de 32 lbs., seis de 68 y uno de 110. En Sudamérica fue la nave más poderosa de su época. Toda una joya si no fuese porque su entrega se realizó prematuramente, sin haber completado el proceso de revisión, lo que costó caro. El gobierno peruano, inmerso en un conflicto interno, exigió al capitán de navío Domingo Valle Riestra quien estaba a su cargo, su pronto regreso con la nave que, según las normas del fabricante, debería haber sido sometida a un período de prueba de tres meses, lo que no se cumplió. No obstante, cuando apareció por el Callao a comienzos de 1853, trayendo a bordo a quince cadetes graduados en la Academia Naval de Francia, causó admiración por su línea esbelta y su majestuosidad. Sin embargo, su andar no respondía a lo que se esperaba y tres años después el gobierno decidió repararla. Pero el Callao carecía de un dique capaz de hacerlo y hubo que optar por astilleros ingleses. Se optó para ello la ruta de Oriente, zarpando del Callao el 25 de octubre de 1856. Su primer destino fue Hong Kong, entonces colonia británica. Pero cerca de Formosa (Taiwán) los sorprendió una tormenta que duró varios días y que agravó aún más los problemas que presentaba la nave. A ello debemos sumar que arribaron a su destino en medio de la Segunda Guerra del Opio, que enfrentaba a Inglaterra y Francia contra China. Luego de veinte días de infructuosa espera se decidió continuar el viaje eligiendo como destino Singapur, al que arribó sin novedad. Desde ahí tomó rumbo hacia la India, llegando a Calcuta el 6 de febrero de 1857. Tres meses estuvo la nave detenida en ese puerto insalubre mientras se le efectuaban las reparaciones. Por fin, el 28 de abril, logró zarpar con rumbo a Londres, donde se hicieron las modificaciones que la nave requería, tanto en estructura como en armamento. Casi cinco meses permaneció en la capital británica, cuando se decidió su retorno, haciendo su entrada triunfal en el Callao el 29 de mayo de 1858. Había dado la vuelta al mundo, recorrido 41 mil millas náuticas y permaneció fuera de su puerto de origen por 582 días. Muchos años después, en 1865, naves españolas incursionaron por América y tomaron las islas Chincha, grandes productoras de guano, la principal fuente de exportación del Perú, erigiendo al gobierno peruano el pago de una indemnización cuantiosa por su devolución. La firma del infame Tratado Vivanco-Pareja aceptando las condiciones españolas, dio paso a un golpe de Estado que derroco al General Pezet y la declaración de guerra a España por parte del nuevo gobierno. Tras el bombardeo de Valparaíso por los españoles, Chile se alió con el Perú y acordaron unir sus flotas en Abtao para hacer frente al invasor y hacia allá se encamino la escuadra peruana, zarpando desde el Callao las fragatas Apurimac y Amazonas el 3 de diciembre de 1865. Sin embargo, esta ultima al ir por los intrincados canales del sur de Chile, varó el 15 de enero de 1866 y pese a los esfuerzos, no fue posible reflotarla. Es así como por paradojas del destino, la nave mandada a construir por el gobierno del Perú para disuadir a los enemigos, jamás entró en combate. Pasó a la historia por otra causa, quizás más valiosa que la guerra, ser la primera nave peruana que diera la vuelta al mundo :)