Llega el 28 de julio y encontramos un país a la deriva, con aquel improvisado de Martín Vizcarra en Palacio, quien demuestra una total incapacidad para intentar resolver los agudos problemas de toda índole que agobian al Perú, muchos de ellos agravados por sus desacertadas decisiones como es el caso de Tía Maria, que es una responsabilidad enteramente suya al otorgar irresponsablemente y por presiones de la CONFIEP, la licencia de operación de la mina a una empresa tan cuestionada como la Southern, lo cual ha sido rechazado ampliamente por la población donde se encuentra ubicada ya que no se le consulto previamente como esta establecido por ley, procediendo así con el único objetivo de favorecer a la minera, pasando groseramente por encima de quienes van a ser los directamente afectados una vez que entre en operación por la grave contaminación de sus tierras y del agua que ocasionará, generando así innecesariamente un grave conflicto social en el sur del país, del cual no sabe ni como salir, por lo que ha recurrido a la opción mas fácil, como es ordenar la represión contra quienes se oponen al proyecto minero, por parte de ‘las fuerzas del orden’ enviadas en gran numero al lugar para defender a sangre y fuego los intereses empresariales, demostrando de esta manera a quienes ese fantoche sirve en realidad. Y si a ello agregamos la grave amenaza para la institucionalidad democrática que representa la existencia del desprestigiado Congreso de la Republica, convertido en un reducto de la mafia criminal aprofujimorista, empeñados como están en desestabilizar al país (esperanzados en que la cabecilla de esa organización delincuencial salga ilegalmente en libertad en los próximos días) afirmando envalentonados que tendrán que sacarlos “a balazos” si intentan cerrar el Parlamento, vemos que la situación no es por cierto, nada halagadora. Como recordaréis, Vizcarra había prometido días atrás disolver ese nido de ratas sino aprobaban sus medidas populistas y electoreras, pero vemos que esa panda de inútiles no han cumplido con hacerlo, deformando por el contrario sus propuestas y siguen en lo suyo, ‘blindando’ a los corruptos a la vista de todos de la forma mas desvergonzada posible. ¿A que espera el precario inquilino de Palacio para cumplir con su palabra y cerrar ese antro de perdición? Es por ese motivo que el mejor mensaje a la Nación que podría dar en estas Fiestas Patrias sería anunciar su disolución, junto a la convocatoria de elecciones generales adelantadas para que el país pueda por fin librarse de esta pesadilla y dejar atrás esta asfixiante y funesta época de (des)gobierno y caos generalizado. Ya está visto que no da para más. Está demostrado hasta el hartazgo que en el Perú siempre se puede caer más bajo. Luego de la sangrienta dictadura instaurada en 1992 por Kenyo Fujimori y su patético final (con su cobarde fuga al Japón en el año 2000) muchos creyeron que los peruanos habían tocado fondo y que ya nadie peor podría llegar al poder; pero fue el turno de Toledo, aquel cholo borracho y fumon que botella en mano, robo tanto como ese maldito genocida; Luego regreso García, il capo della mafia que saqueo al país de la misma manera que durante su nefasto primer gobierno; Y cuando se creía que los peruanos ya lo habían visto todo, apareció Kuczynski, aquel lobbysta y traidor a la Patria que trajo bajo el brazo a Vizcarra, quien a diferencia de los anteriores, no tiene bancada propia ni tampoco con quién gobernar, escogiendo como ministros a otros improvisados y arribistas como el, reciclados de otros partidos que se subieron al coche a ultimo minuto. El resultado de todo ello, como podéis imaginar, es un desastre total. Y dicho esto, habría que ponerse a meditar si la democracia es realmente tan perfecta como muchos pretenden hacernos creer. Veamos lo que producido en todos estos años - una corrupción generalizada a todo nivel con una clase política de lo mas ruin y miserable que saqueo el país a su antojo durante décadas, con los máximos responsables de estos latrocinios quienes estuvieron en las mas altas esferas del poder, bien en la cárcel, procesados o suicidados - y podemos comprobar que no hay nada rescatable que conservar. El Perú ha superado todos los límites de degradación inimaginable y la solución no se ve por ningún lado. Así, mientras el país se hunde en el caos del (des)gobierno vizcarrista, la delincuencia ‘importada’ de Venezuela crece sin control y la economía se estanca a niveles paupérrimos, la mafia homicida atrincherada en el Parlamento, busca rehacerse luego de los golpes recibidos en el último año, no descartando la idea ‘de tomar las armas’ - mismos terroristas - para seguir gozando de impunidad y no responder por sus graves delitos ante la justicia. Ahora bien, si Vizcarra al sentirse engañado por el Congreso, decide en su mensaje del 28 de julio, disolverlo, el país entraría en una nueva etapa, ya que ‘sintonizaría’ con la mayoría de la población que de manera insistente lo ha exigido a voz en cuello desde hace mucho y por lo tanto, volvería a subir en las encuestas - que es lo único que realmente le importa y que hoy les son esquivas - ya que a su vez podría darle un ‘respiro’ con la mirada puesta en las próximas elecciones, donde sueña con presentarse a la reelección a pesar de estar impedido constitucionalmente. No cabe duda que su ambición desbocada lo esta llevando a buscar convertirse en un nuevo dictador ‘con ropaje democrático’ para engañar a los incautos. Esta claro que quien ingreso por la ventana para hacerse con el poder, no va a querer soltarlo por ningún motivo. Combatir a la mafia criminal aprofujimorista hasta su derrota definitiva es muy importante para sacar réditos políticos, cierto, pero de poco le valdrá si a su vez se muestra incapaz de emprender otras acciones, para ya no hablar de reformas, y encontrar soluciones a la grave situación en la que se encuentra el país. Pero si por otra parte, acepta la humillación infligida y decide no disolver el Parlamento, serán ellos quienes antes de lo que se imagina, lo sacaran del poder. La guerra esta declarada entre ambos bandos y solo uno sobrevivirá. Por ese motivo, anunciar su cierre el día de mañana será su última oportunidad. Aunque parezca increíble, Vizcarra tiene todo a su favor porque el descrédito del Congreso es total y nadie lamentara su desaparición. Es por ello que no existe otra opción ¿Se atreverá a dar el golpe? ¿Tendrá el valor para hacerlo o no? :(
Uno de los productos mas usados a diario es el fósforo o cerillo, que muchos lo han utilizado alguna vez en sus vidas, ya sea para utilizarlos en tareas de manualidades, prender la cocina o encender un cigarro. Si bien hoy existen encendedores que los han reemplazado, su bajo precio y ser fácilmente accesibles, han posibilitado que sigan siendo muy populares. Sin embargo, ellos también tienen su historia y que mejor manera que ocuparnos en Fiestas Patrias de un producto como el que ilustra la nota, tan identificado con este país ¿vale?.Su invención se dio por accidente en el año 1826, todo gracias a los experimentos del químico y farmacéutico John Walter, quien trataba de crear un nuevo explosivo pero al remover una mezcla de productos químicos con un palito, se dio cuenta que uno de los extremos de éste estaba cubierto con fósforo, por lo que procedió a frotarlo con una superficie áspera para eliminarlo; la gran sorpresa fue que este se prendió. Tal fue el inicio de los cerillos que, sin embargo, no fueron patentados y mejorados sino hasta 1839 por Samuel Jones, quien además los comercializó originalmente con el nombre de lucíferos. Aproximadamente hacia 1840 llegaron al Perú y ocho años más tarde la masificación de su uso era evidente. Ya en 1866 existían en el Callao fábricas como El Sol, La Peruana y La Luciérnaga, fundada esta ultima en 1899. De igual manera cabe recordar que en 1892 había nacido la Fábrica de Fósforos. De pronto, hubo una sutil abundancia de marcas. Todo ello cambio en 1926 cuando mediante una ley firmada por el dictador Augusto B. Leguía se creo la Compañía de Fósforos del Perú, prohibiendo además la producción y comercialización de otras marcas, con el fin de instaurar un monopolio en beneficio de la oficial, La Llama. Así las cosas, el contrato firmado por el Perú y la Svenska Tandstiks Aktiebolaget de Estocolmo especificaba como único producto legal las cajitas de borde marrón y diseños precolombinos que hoy conocemos, además de incluidas las siglas SMC (Swedish Match Co.). Y claro, la famosa llama de pelaje oscuro parada solitaria sobre una loma, bajo un cielo amarillo y nubes rosas y heladas montañas azules. Y aquí un dato que varios deben tener en cuenta: se afirma que el autor del popular auquénido fue nada menos que José Sabogal, un conocido pintor indigenista a quien le habría sido encargado dicho trabajo. Actualmente, la pequeña caja sigue produciéndose a cargo de la Cia. Nacional de Fósforos La Llama S.A y tiene el valor de 30 céntimos. Como podéis imaginar y debido a su fama, a lo largo de los años se han creado distintas versiones del animal, copias que la hicieron muchas veces parecer a un camello, mismo Joe Camel. Hoy la nueva versión intenta acercarse lo más fielmente posible a la original. A escasos 5 años de cumplir un siglo de creación, La Llama es una de las marcas más recordadas y posicionadas en el mercado nacional, donde existen otros fósforos que si bien tratan de imitarla en su presentación, utilizando motivos peruanistas - como Inti por ejemplo - no podrán superarla. Te llama la llama :)
Como sabéis, cada 28 de julio desde 1921 en el Perú se celebra la Misa Solemne y Te Deum sin que muchos sepan el origen de estas celebraciones eclesiásticas; más aún, hay quienes no saben que esta ceremonia es realmente dos actos oficiales en uno solo. A partir de las ocho de la mañana, la Catedral - ubicada en la histórica Plaza Mayor - se convierte en la sede para realizar esta misa especial, llevada a cabo por el Arzobispo de Lima ante la presencia del Presidente de la República. El ‘Te Deum’, que no dura más de tres minutos, viene a ser el himno oficial de la Iglesia Católica tradicionalmente entonada en acción de gracias a Dios. El nombre del cántico viene del latín que significa “A ti, Dios”, tal como reza su primer verso. Las dos ceremonias se celebraron en 1821 a cargo del monseñor Bartolomé María de las Heras a pedido del libertador José de San Martín para consagrar el fin del dominio español, y posteriormente la actividad se oficializo en la era republicana. El responsable musical del oficio religioso en aquella primera celebración fue el violonchelista ítalo-peruano Andrés Bolognesi, quien era Maestro de Capilla de la Catedral y padre de Francisco, uno de los héroes de la Guerra del Pacífico, que murió antes que rendirse a los chilenos en la batalla de Arica. Hubo que esperar hasta 1921 cuando se instituyo definitivamente durante la dictadura de Augusto B. Leguia para conmemorar el I Centenario de la Independencia. El Te Deum, por cierto, no es una ceremonia únicamente celebrada en este país durante las Fiestas Patrias, ya que también se festeja en Chile, Ecuador, Argentina y Colombia. En el caso de la Santa Sede, la celebración es cada 31 de diciembre y es oficiada por el Papa. El origen religioso del himno cristiano registrado en la Liturgia de las Horas, conjunto de oraciones oficiales fuera de la misa, se remonta al año 387 cuando San Agustín de Hipona fue bautizado por San Ambrosio de Milán. El Te Deum se originó, entonces, mediante una improvisación de Ambrosio inspirado en el Espíritu Santo y las respuestas de Agustín. Por otro lado, estudios señalan que el obispo griego Aniceto de Remesiana fue quien escribió el rezo en el siglo IV. Desde su creación y difusión en la cristiandad, el Te Deum ha formado parte de las campañas militares de la colonia española desde mucho antes de la Independencia. Sin embargo, la utilización de esta ceremonia tras la derrota de las tropas realistas tuvo la intención de integrar a la población en beneficio del devenir político nacional. De acuerdo al antropólogo argentino Pablo Ortemberg, el Te Deum sirvió para “delimitar el carácter solemne del triunfo militar y simbólicamente incluir a Dios” en la lucha independentista, además de que “siempre estuvo relacionado con la construcción ritual de la autoridad”. Por lo tanto, la realización del Te Deum en 1821 sin la presencia del Virrey sirvió para autentificar la causa libertadora, así como su nuevo sistema gubernamental ante Dios, "en beneficio de los nuevos peruanos :)