Es grosero, totalmente desequilibrado, sin noción alguna del puesto que ocupa y del país que destroza. Actúa basado exclusivamente en la furia, en el odio, en el resentimiento. Un demente sin norte ni rumbo, que ve enemigos en todas partes y que no oye otra voz que la de su mente enferma. Nos estamos refiriendo a Jair Bolsonaro, quien el pasado 1 de enero cumplió un año en Planalto (la sede de gobierno brasileño) luego de acceder al poder mediante un operativo de bandera falsa, victimizándose mediante un burdo atentado preparado por el mismo para intentar ganarse a los votantes indecisos que creyeron en su engaño. Y vaya que lo logro. ¿Cómo nadie advirtió el peligro anunciado, escandalosamente anunciado? ¿Cómo semejante esperpento logró convencer a los electores de que valía la pena jugarse a una apuesta suicida? La única conclusión a la que llego es que había un país sumergido, extremamente reaccionario y sobretodo racista…. en un país de negros, el cual se reveló en todo su esplendor al elegir a semejante bestia, quien ante su falta de argumentos recurre a la violencia. Dicen los sondeos de opinión que Bolsonaro llegó al final de su primer año siendo el presidente más rechazado de la historia, pero aun así, sueña con perpetuarse en el poder para refundar el Brasil. Se cree el “elegido por Dios” Venga ya, ¿Porque todos los locos piensan de la misma manera? No debe llamar a sorpresa por ello que al tomar posesión del cargo, algunos analistas lo compararon con Donald Trump. Y es que son tal para cual. "¿Qué buenas noticias puede haber si estamos completando 12 meses de algo que solo la imaginación más distópica podría inventar? ¿Qué puede ser positivo cuando tenemos como gobernante a un sujeto de lo más vil y despreciable que además es el más ridículo de nuestra historia? ¿Qué tenemos que celebrar? ¿Sus exabruptos?", se preguntan los brasileños en referencia a quien acertadamente han ‘bautizado’ como el loco del Planalto. Un 66% de los brasileños reprueba la gestión de este impresentable, de acuerdo con una encuesta de la Confederación Nacional de la Industria (CNI). Según la consultora Datafolha, a Bolsonaro solo lo aplaude el 16% de los brasileños, mientras que un 80% desconfía de sus declaraciones y un 43% nunca le creería. Desde la restauración de la democracia en 1985, solo Fernando Collor de Mello había sido menos valorado que este demente en su primer año en el Gobierno. Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma Rousseff - los demonios para la ultraderecha - recibieron en ese mismo período aprobaciones del 59% y 41%, respectivamente. Cuando a los encuestados se les pregunta con qué palabra lo definirían, por lo general, utilizan calificativos como "grosero", "vulgar", "arrogante" y "descontrolado". Un 73% aseguró a Datafolha que Bolsonaro no se comporta de acuerdo con las promesas realizadas durante su investidura. "Usted tiene una increíble cara de psicópata asesino", le dijo a un periodista que preguntó sobre los vínculos de su hijo, el senador Flavio, con las milicias parapoliciales de Río de Janeiro y las denuncias sobre lavado de dinero, así como sus estrechas relaciones con el crimen organizado, una interrogante que lo puso fuera de si ¿No se estaría mirando en el espejo? me pregunto. La economía, entre tanto, va cuesta abajo. Pero lo que sí crece como espuma es la intolerancia a todos los niveles. La alianza de Bolsonaro con las iglesias pentecostales derivó en una tentativa de "evangelización" educativa y cultural con recurrentes denuncias de censura preconciliar. Eduardo y Carlos Bolsonaro ya son investigados como instigadores de las "milicias digitales", como se conoce la proliferación del odio a través de 'fake news'. Sin embargo, este loco peligroso se ha encontrado inesperadamente con un problema mayor que el desafecto de un gran sector de los votantes que lo ungieron presidente y que hoy reniegan de el. Existe otro brasileño mejor valorado en los sondeos, recordado con cierta nostalgia entre los más pobres, a quien lo votarían si fuera judicialmente habilitado. Se trata nada menos que de Lula. Su reaparición al salir de la cárcel, donde purgó parte de una polémica condena - acusado de recibir favores de Odebrecht - amargó la Navidad del exmilitar. En su insania, Bolsonaro está convencido de que su obra de refundación acaba de empezar. "Al apostar por su futura campaña de reelección, dejó de gobernar", señaló el semanario 'Isto é'. "La gran amenaza radica en que el doble objetivo, evitar el juicio político y lograr la reelección, no es un fin en sí mismo. Es solo un medio. El verdadero objetivo de Bolsonaro es destruir la democracia. Permanecer en el poder y “ganar” unas elecciones digitadas en el 2022 son solo requisitos previos para lograr este objetivo más amplio. Por supuesto, esta hoja de ruta puede cambiar. "Si la economía no mejora y crecen las protestas en las calles, Bolsonaro puede intentar un golpe antes del 2022 para evitar que se repita el escenario que hoy vemos en Chile", señaló Marcos Nobre, en la revista 'Piauí'. Ese tenebroso horizonte ha dejado de ser una mera especulación cuando su hijo Eduardo Bolsonaro - quien padece las mismas alteraciones mentales que su desquiciado padre - amenazó con un "nuevo AI-5", como se conoce el acto institucional que marcó el endurecimiento de la sangrienta dictadura militar en 1968, cuyos crímenes curiosamente no han recibido mucha publicidad ni han sido ampliamente condenados como ocurrió con los regimenes militares de Chile y Argentina de aquellos tiempos, que también cobraron miles de victimas. Asesinos a los que Bolsonaro admira ciegamente y que en muchas ocasiones ha declarado que desea imitar. Así, en estos doce meses no se cansó de reivindicar a la dictadura (1964-1985) y exaltar a los militares más sanguinarios como el genocida Emilio Garrastazú Médici (al que recuerda con "nostalgia”) o el torturador estrella del régimen, el coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, a cuya viuda colmó de elogios en una audiencia realizada en Planalto. Pero para eternizarse en el poder, primero debe silenciar la libertad de expresión en el Brasil, ya que considera que los periodistas son un “obstáculo” para sus planes de dominación, prefiriendo la intimidación y la violencia para acallarlos. Precisamente quienes se atreven a cuestionar al déspota y ponen al descubierto los múltiples actos de corrupción tanto de su familia como en los niveles mas altos del gobierno, han sido brutalmente agredidos las calles por los oficialistas y terminan investigados por la “justicia” con el propósito de silenciarlos, pasando así de victimas a acusados “por denigrar la imagen impoluta del Presidente” (?). Como era de esperar en este país de locos, Bolsonaro y sus secuaces ‘justifican’ estos atropellos de una manera explicita, lo cual demuestra de donde provienen los ataques. Antes de su victoria en el 2018, Bolsonaro pasó casi tres décadas como marginal y un apestado de la vida política brasileña a consecuencia de su abierto apoyo a la dictadura militar. Ahora que esta en el poder, espera cumplir su sueño de imitarlos. Es mas, su hijo y diputado Eduardo, amenazo de manera explícita con regresar a los decretos de la era de la dictadura en caso de que “el desorden público requiriera represión”, una situación que claramente están impacientes por provocar para poder llevar a cabo su verdadera meta, a menudo dicha con claridad: el restablecimiento de la tiranía. Es por ello que quieren intimidación y violencia en lugar de política y periodismo. Lo necesitan como pretexto para desatar la sangrienta represión que anhelan. En tanto haya prensa libre, se podrá no solo revelar la corrupción y los delitos cometidos por los actores más poderosos del país, sino además garantizar que la historia no se reescriba, que los horrores de las dos décadas del régimen militar de Brasil ni se encubran ni se olviden. Precisamente por eso Bolsonaro tiene en la mira al periodismo: saben que la transparencia y la libertad de expresión son los principales obstáculos para hacer que Brasil retroceda a sus días más oscuros. Cuanto más estos criminales nos muestran su horrible rostro, mayor es la resistencia que encontrarán, porque así lo deseen, la verdad no será acallada con sangre. Días oscuros se vienen en el Brasil. Todo por la tenacidad de un enfermo mental que obsesivamente quiere volver al pasado y quien a no dudarlo, tendrá un trágico final :(
Ya está en el Perú la cuarta renovación del SUV japonés, el Mitsubishi ASX 2020, que adopta un nuevo lenguaje de diseño, ofreciendo un nuevo motor de gasolina de 150 caballos y con un precio de salida de 84.450 soles. Como sabéis, el Mitsubishi ASX es un modelo que lleva vigente desde el año 2010, momento desde el cual se ha renovado en cuatro ocasiones, la anterior a ésta hace un par de años. La última, tiene una longitud de 4,37 metros, una anchura de 1,77 y una altura de 1,64. No obstante, lo que más llama la atención es el profundo rediseño estético que ofrece, algo que empieza por una parrilla totalmente nueva, nuevos faros y nuevas molduras. El capó se ha elevado y se incrementa la sensación de anchura al añadir dos aberturas laterales rectangulares de gran tamaño que albergan los intermitentes y las luces de niebla led. Todo esto se trata del lenguaje Dynamic Shield que la marca ha utilizado en sus lanzamientos más recientes. Además, la iluminación en toda la gama es bi-led. En el lateral destacan los nuevos arcos de rueda y taloneras, que aportar un toque de dinamismo, y unas llantas de nuevo diseño de 16 o 18 pulgadas, estas últimas con una decoración en dos colores. Por su parte, en la zaga aparece un nuevo portón, nuevas ópticas y un paragolpes de nuevo diseño con unas salidas de aire falsas. Las ópticas son de led y tienen forma de 'T'. Mitsubishi también renueva el catálogo de colores para la carrocería, que recibe dos nuevas opciones para llegar a un total de siete. Por cierto, el interior del Mitsubishi ASX 2020 es más continuista que su exterior. No obstante, aparece un nuevo sistema multimedia con pantalla de ocho pulgadas y compatibilidad con los protocolos Apple CarPlay y Android Auto, nuevos mandos para el climatizador y unas nuevas molduras que imitan al aluminio. El espacio que ofrece el SUV japonés para los pasajeros es muy similar tanto en la parte delantera como en la trasera, si bien Mitsubishi asegura que se han producido mejoras en términos de ergonomía. Respecto al maletero, el fabricante anuncia una capacidad de 406 litros sin abatir los asientos traseros. En el caso de hacerlo se alcanza un volumen de carga de 1.183 litros. En cuanto a su equipamiento, el Mitsubishi ASX 2020 ofrece al cliente la posibilidad de elegir entre cinco niveles de acabado diferentes, que son Challenge, Espirit, Motion, Kaiteki y Kaiteki+. Los elementos de ayuda a la conducción y sistemas de seguridad están presentes de serie, y comprenden algunos como la alerta de choque con frenada de emergencia, la alerta de tráfico trasero, el asistente de arranque en pendiente o la cámara marcha atrás. Mitsubishi no ha incluido un navegador integrado en el sistema multimedia de serie. El que ofrece la marca japonesa es de TomTom. De otro lado, el apartado mecánico es seguramente el que más cambia en el Mitsubishi ASX 2020. Se estrena un motor de 2.0 litros de gasolina atmosférico con 150 caballos de potencia y un par máximo de 195 Newton metro. De serie, el propulsor se asocia a una caja de cambios manual de cinco velocidades. Como opción se puede elegir no obstante un cambio automático CVT de variador continuo con seis desarrollos predefinidos. Estas seis marchas simuladas se pueden manejar de forma manual. El Mitsubishi ASX 2020 ofrece versiones de tracción delantera y tracción total. Este último es de configuración permanente, y permite la elección entre tres modos diferentes para adaptarse a las condiciones reinantes. Cuenta además con un diferencial central cuyo acoplamiento se controla electrónicamente y que es capaz de anticiparse para determinar el reparto óptimo del par entre el eje delantero y trasero a partir de los datos del sensor en la apertura del acelerador, de la velocidad del vehículo, de las condiciones de la carretera y los datos del propio conductor. En el modo automático, la transferencia de par se gestiona entre los dos ejes para permitir un correcto guiado por pistas de tierra o por carreteras en condiciones adversas. Puede enviar desde el 98% a la zona delantera hasta un 50% a cada eje. Por su parte, el modo 4WD LOCK transfiere aproximadamente 1,5 veces el par del modo 4WD AUTO a las ruedas traseras para mejorar la motricidad sobre superficies con poca adherencia. En función de la versión, el nuevo Mitsubishi ASX 2020 puede acelerar de 0 a 100 kilómetros/hora entre 10,2 y 12,2 segundos - la versión de tracción total es la más lenta - además de homologar un consumo de carburante de entre 7,1 y 8,2 litros a los 100 kilómetros. El Mitsubishi ASX 2020 dispone de un conjunto delantero McPherson y suspensión trasera multibrazo. Respecto a los frenos, en el tren delantero se incorporan unos discos ventilados de 294 milímetros, mientras que en el trasero son macizos de 302 milímetros. En cuanto a su coste tal como lo hemos detallado al comienzo de la nota, el Mitsubishi ASX 2020 parte de 84.450 soles (24.990 dólares) cifra que se corresponde con la versión Challenge de cambio manual y tracción delantera, un precio que se incrementa de acuerdo a sus siguientes versiones, llegando la mas cara a ser la única que equipa de serie tracción total, además de cambio automático. Es la Kaiteki+, y empieza en 101.350 soles (29.990 dólares):)
Como sabéis, una tradición que se repite cada fin de año en el Perú a pesar de las reiteradas invocaciones de las autoridades para no hacerlo por resultar altamente contaminante para el medio ambiente, es la quema de muñecos, que para muchos es un acto de purificación, con el cual las personas esperan librarse de todas las cosas negativas que les ocurrieron a lo largo del año y comenzar un nuevo período lleno de positivismo. Pero, ¿qué significa esta quema y de dónde proviene? Se cree que esta costumbre fue tomada de alguna ceremonia celta, donde el fuego tiene especial significado como agente purificador y fue traído por los colonos del Viejo Continente, adaptándose a las costumbres locales. Si bien en otros países el monigote es rellenado de pólvora y paralelamente a las 12 campanadas del 31 de diciembre de cada año es encendido, en el Perú generalmente llevan en su interior papel periódico, trapos viejos y basura para que se quemen rápidamente. Estos muñecos representan a los personajes más repudiados que por sus actos viles suelen ser destrozados a palazos y patadas, para luego quemados públicamente. Ese año la “estrella” sin duda alguna es Martín Vizcarra - conocido como Vizcarrata - una sucia alimaña de uñas muy largas, quien hizo toda clase de negociados con la constructora brasileña Odebrecht cuando estuvo al frente el gobierno regional de Moquegua, por lo cual no solo posee 46 procesos judiciales abiertos por execrables delitos penales, que van desde cohecho, extorsión, intento de homicidio y secuestro, sino que también su empresa constructora, fue proveedor mayoritario del consorcio Conirsa - integrada por Odebrecht Latinvest Perú S.A.C., y Graña y Montero para la construcción de la carretera Interoceánica Sur - y además era apoderada del Consorcio Ilo, una asociación de constructoras lideradas por Graña y Montero, enriqueciéndose ilegalmente a costa del Estado utilizando su cargo para hacerlo a pesar que la ley se lo prohibía expresamente. A ello se suma su implicación en el Caso Chinchero, cuando como ministro de Transportes y Comunicaciones del conocido lobbysta y Traidor a la Patria Pedro Pablo Kuczynski (PPKutra) intento presionar al por entonces Contralor de la Republica para que aprobara a como de lugar una infame addenda - a todas luces perjudicial para los intereses nacionales - con el cual intentaba favorecer al consorcio chileno Kuntur Wasi (propiedad de Sebastián Piñera, amigo de Kuczynski) obligando al Estado peruano a financiar íntegramente la construcción del aeropuerto internacional de Chinchero (Cuzco), cuando en el contrato original se decía que los chilenos deberían hacerlo. Pero no contento con ello, se entregaba a dicho consorcio por 40 años la administración del citado aeropuerto a pesar de no haber invertido un céntimo, quedándose con todas las millonarias ganancias que ello acarrearía, lo cual iba a ser repartido entre Piñera, Kuczynski y Vizcarra. Pero al estallar el escándalo al quedar al descubierto dicha felonía, el contrato fue anulado y se abrió una investigación criminal para sancionar ejemplarmente a los responsables. Temeroso por las últimas investigaciones al respecto (ya como precario inquilino de Palacio tras la obligada renuncia de Kuczynski para evitar una ignominiosa destitución por el Congreso) que daba cuenta de sus delitos y que podría terminar en la cárcel, dio un golpe de Estado el pasado 30 de septiembre para evitar ser fiscalizado, acabando con la institucionalidad democrática que había sido restaurada en el año 2000 tras la caída de la criminal dictadura fujimorista. Muchos pensaron entonces que ello nunca más volvería a suceder, pero mira que se equivocaron, y por culpa de este roedor la larga sombra del autoritarismo ha vuelto a caer sobre el Perú. Rechazado ampliamente por la población (las últimas encuestas dejan en evidencia que va en caída libre) lo ha hecho el favorito para ser quemado la noche del 31. “Este fin de año ha traído una demanda sin precedentes”. Así comentaba Jorge lo que ocurre en su tienda ubicada en el Mercado Central. En ella vende, entre piñatas y decoraciones para fiestas, muñecos con caras conocidas de políticos destinados a ser quemados a fin de año. “Nunca había visto nada parecido…”, sentenciaba con entusiasmo, “…un señor me compró el otro día una docena de muñecos de distintos congresistas. Antes cada cliente compraba uno, máximo dos. Ahora compran varios. Dicen que hay demasiado que quemar”. “Los más pedidos son los de Alan García, Keiko Fujimori, Martín Vizcarra, Pedro Pablo Kuczynski, Jaime Yoshiyama, Alejandro Toledo, Marcelo Odebrecht y Carlos Bruce. La lista es interminable” afirmó. El público hace cola para apropiarse de los muñecos más solicitados. Un cliente, declaró: “Estoy gastando la mitad de mi grati en muñecos, pero no conseguí el de Alan. El modelo en el que sale disparándose un tiro en la cabeza se ha agotado” expresó. Uno de los compradores explica por que lo hace: “Tenemos que desahogarnos luego de todo lo que nos han hecho. Lincharlos no es muy civilizado. Quemar muñecos es una metáfora de la justicia. Nos permite reivindicar simbólicamente un poco el honor del país” afirmo. Martin Tabern, un psicólogo social y profesor de la Universidad de Edimburgo, analiza así el fenómeno: “La quema de muñecos es una alegoría. Solía ser asumido como un acto de humor. Pero el fenómeno peruano es diferente. Representa una tremenda frustración, sin precedentes en la historia, contra toda la corrupta clase política. La apabullante demanda de muñecos para quemar es una desviación de la esperanzada demanda original por buen gobierno y transparencia, la cual se sustituye por el deseo de destruir a todos los políticos. Es, a fin de cuentas, una expresión de desesperanza e impotencia. Pero si se llega a hacer justicia, el símbolo se volverá realidad y la esperanza en un país mejor renacerá” aseveró. No cabe duda que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. A quemar a esa rata inmunda :)