Toda coincidencia con la realidad en esta sórdida e inicua historia no es casualidad. Sucedió en el Perú, con un pobre diablo desesperado porque sus fechorías emergían a borbotones de los desagües y los equipos especiales de fiscales y policías que investigan la corrupción en el poder lo tenían cercado. Sabiendo que había demasiado más bajo la alfombra, buscó ayuda de mafiosos profesionales para que - con los peores métodos de los regímenes comunistas a los cuales pretendía imitar - pudiera deshacerse de sus perseguidores. Como recordareis, el 8 de octubre del 2022, Perú 21 dio cuenta de que el equipo especial de la policía había descubierto que un sujeto llamado Jorge Hernández, alias ‘El Español’ venía reclutando a sicarios para realizar reglajes y atentar en contra de las autoridades que investigan al régimen filosenderista del delincuente terrorista Pedro Castillo. Y añadía que esta suerte de grupo de aniquilamiento venía siendo financiado desde Palacio de Gobierno. La nota incluía, además, a Sergio Castellanos, quien en el Ministerio Público arrastra denuncias por usurpación, homicidio, entre otros delitos. La denuncia fue recibida por algunos con cierto escepticismo, quienes aun dudaban de que Castillo “pudiera haber caído tan bajo”, a pesar de las múltiples denuncias de corrupción de los cuales ya era acusado. Ahora, fruto de la continuidad de las investigaciones fiscales y de notables trabajos periodísticos, sabemos que ese oscuro individuo de limitado lenguaje y nula inteligencia navegaba a su gusto por esos desagües. Parece razonable suponer que haberlo hecho público en ese momento fue lo que evitó que los aniquilamientos se consumaran. Asimismo quedo en nada sus intentos de crear una policía política que cual guardia pretoriana, se encargaría de aplastar sangrientamente toda oposición, como sucede en Cuba, Venezuela y Nicaragua, “gracias” a los instructores cubanos que por ese entonces se encontraban en el país. Es de presumir que como su infame plan terminara estallándole en las manos antes de tiempo, esto convenció al infeliz de que la única salida para lograr la impunidad de sus múltiples y graves delitos era dar un golpe de Estado para instaurar su tan deseada “república popular de nueva democracia” haciendo realidad los deseos de su idolatrado líder, el despreciable genocida Abimael Guzmán, cabecilla de Sendero Luminoso muerto en prisión en el 2021. Pero su fracaso fue rotundo y produjo por el contrario, el ignominioso colapso del régimen. Sin embargo, hasta hace pocos días, el integrante más importante de esta siniestra operación de aniquilamiento había pasado desapercibido para todos. Nos referimos al general Raúl Alfaro Alvarado, que mancilló las cuatro estrellas que se le otorgan a quien tiene el honor de dirigir una institución vital para el país como es la Policía Nacional del Perú con casi 150.000 efectivos. Como buen infiltrado, Alfaro tuvo el cinismo de declarar ante la fiscalía que no conocía a ‘El Español’ y que solo había coincidido con este en una casual foto colectiva, en agosto del 2021. Pero con la captura del mencionado sujeto, todo se le vino abajo, dado que ‘El Español’, buscando salvar el pellejo, aspira a ser colaborador eficaz; lo que, para desgracia de Castillo y Alfaro, conlleva necesariamente aportar evidencias que involucre a ambos. De allí la foto del 6 de diciembre del mismo año, en la que Alfaro comparte mesa con pocos y selectos invitados al cumpleaños de ‘El Español’. Entre otros, estaba el arriba descrito Sergio Castellanos y uno de los sobrinísimos del burro chotano: Cledin Vásquez Castillo, hermano del prófugo Fray. Cledin sería quien a los pocos meses había canalizado hacia su tío Pedro la propuesta de ‘El Español’ para que Alfaro fuera comandante general de la PNP, garantizándole que con él al mando, nadie de su entorno criminal sería capturado. Entre tanto, ‘El Español’ seguía haciendo méritos con Castillo. La hipótesis fiscal sostiene que este usó sus múltiples contactos policiales para ayudar a fugar a Juan Silva y a Fray Vásquez, hoy protegidos en Venezuela por el régimen chavista. Ello nos lleva a mayo del 2022, cuando Dimitri Senmache asume la cartera del Interior. No se sabe bien cuándo empezó, pero la relación de Senmache con ‘El Español’ fue tan estrecha que terminaron ambos y el comandante general de entonces, Vera Llerena, discutiendo cambios de colocación de la PNP, nada menos que en la casa del inefable Sergio Castellanos. Hay pruebas irrefutables de que el asesor en la sombra de ‘El Español’ para ese propósito fue el ubicuo Alfaro. El gran salto de este se dio en agosto del 2022, cuando el nuevo ministro Willy Huerta lo nombra comandante general de la PNP. Ello, más una Digimin al servicio de los intereses mafiosos, debe haber ocasionado que Castillo creyera tener bajo su control al ministerio del Interior, en función del zarpazo antidemocrático que venía preparando. Pero en los días previos al 7 de diciembre, Castillo entra en pánico cuando se lanza en el Congreso la tercera moción de vacancia y, en paralelo, entran en escena dos nuevos colaboradores eficaces de gran importancia para la fiscalía: el jefe de la DINI y Salatiel Marrufo. La gravedad de sus acusaciones hace que muchos congresistas oficialistas anunciasen su decisión de apoyar la vacancia, con lo cual se alcanzaba el número requerido para lograrlo en esta ocasión. Ya no había retorno posible para Castillo y decide armar un equipo de guerra. Pone a la rabiosa maoísta Betssy Chávez en la PCM, recupera al renunciante Aníbal Torres y recluta a Raúl Noblecilla, el álter ego de Guillermo Bermejo, como viceministro de Gobernanza. Y, muy importante, coloco en Defensa a Gustavo Bobbio, hombre de confianza de Antauro Humala, quien se preciaba de que oficiales de su “promoción” estaban en posiciones estratégicas en el Ejército. Castillo imagino ilusamente que el ministerio de Defensa y las FF.AA. también estarían de su parte en su aventura. Pero la realidad fue muy dolorosa tanto para él como para su camarilla golpista. No parece ahora casual que el 7 de diciembre lo primero que hiciese Castillo al concluir su discurso fuera indicarle a Willy Huerta que lo comunicara con Alfaro, a quien ordenó que detuviera de inmediato a la fiscal de la Nación. Pero no recibió respuesta alguna. Castillo, hombre de muy pocas luces, había creído que los vínculos mafiosos de Alfaro garantizaban su apoyo. No se dio cuenta de que nunca tuvo el apoyo ni de las FF.AA ni de la Policía, ni de nadie. Estaba completamente solo y al enterarse de su fulminante destitución por el Congreso se sabía perdido, y lo único que le quedo fue huir cobardemente intentando asilarse en la embajada de Méjico, siendo capturado en plena vía pública como un vulgar delincuente y trasladado a la cárcel por orden precisamente de Alfaro, quien lo traiciono al final al percatarse de que todo había fracasado, pretendiendo ser percibido como una especie de “héroe de la democracia” por arrestar a ese miserable. Lo que no imagino es que la verdad término por salir a la luz quedando al descubierto su implicancia en los planes golpistas. Destituido de todos sus cargos, ahora le espera el mismo destino que tendrán los otros integrantes de aquella organización criminal que pretendía perpetuarse en el poder. (De momento, mientras la resentida social de Bettsy Chávez fue suspendida de su cargo como congresista, era allanada la casa del viejo prostático Aníbal Torres. Como sabéis, este par de demoniacos engendros conspiraron con Castillo y ahora también terminaran tras las rejas... A por ellos)
Con motivo de los recientes desastres naturales ocurridos en el país andino a raíz de la inusual presencia de un ciclón frente a sus costas que ocasionaron gran destrucción en centros urbanos y vías de comunicación producto de las incesantes lluvias que produjeron el aumento del caudal de los ríos y el deslizamiento de barro y piedras por las quebradas que lo arrasaron todo, dejando muchos damnificados a su paso. Sin embargo, las cifras oficiales no dan cuenta de las otras víctimas que produjo en las ciudades, como son los perros y gatos callejeros que sin tener un lugar donde guarecerse, murieron ahogados en gran número, arrastrados por las corrientes de agua que inundaron las calles. Si bien del drama que sufren a diario los primeros ya nos ocupamos anteriormente, toca referirnos en esta oportunidad a esos pequeños felinos que abandonados por sus dueños, se ven obligados a vivir en la copa de los árboles de los parques, donde se sienten relativamente más protegidos, principalmente de los perros, pero no de los vecinos, que molestos con su presencia, no dudan en envenenarlos. Y ello está ocurriendo con mayor frecuencia, como ha sido denunciado esta semana por defensores de animales que rechazaron este acto de crueldad. Como sabéis, desde hace varios años, una importante población felina se apoderó del parque Kennedy, ubicado en Miraflores donde son alimentados por voluntarios, y se robaron el corazón de todos los visitantes de este concurrido lugar de la capital. A pesar de su carácter huraño, estos animalitos se acostumbraron a los mimos y engreimientos de los ‘cat lovers’ que acudían a este sitio solo para pasar un tiempo junto a ellos. Lamentablemente, el Grupo Voluntario de Defensa Felina (GVDF) ha reportado una ola de envenenamiento a los gatitos en esta zona. A través de sus redes sociales manifestaron su preocupación por el bienestar de estos animales. “Es muy difícil para nosotros informar que, en los últimos 10 días, ha ocurrido una ola de envenenamientos contra algunos gatos que habitan en el parque Kennedy. Hasta el momento, son 7 gatitos que han sido hallados muertos, agonizantes o en estado crítico (...) A esta desgracia se suma que hay otros gatos desaparecidos que también podrían haber sido víctimas de este acto de crueldad”, indicaron. No es la primera vez que ello ocurre, ya que aparte de que cotidianamente son envenenados, hace algunos años varios gatos fueron acuchillados en el parque. Pero aun así, su número no dejo de crecer, por lo que la municipalidad de Miraflores decidió trasladarlos a un “albergue temporal” con el pretexto que dejan mal olor en el ambiente, pero que en realidad fue llevarlos a otros distritos y dejarlos abandonados a su suerte. No obstante, si bien su número bajo considerablemente, al poco tiempo la población felina se recupero, por lo que al municipio solo le queda colocar “bocados” para deshacerse de ellos, lo cual es condenable desde todo punto de vista. Pero, ¿cómo fue que llegaron los gatos a poblar el Parque Kennedy? Hay muchas teorías que tratan de explicar este fenómeno, pero la más aceptada es la que plantea que la Iglesia Virgen Milagrosa (que está junto al parque) llevaba gatitos hasta ahí para controlar la plaga de roedores que existía en la zona. Con el tiempo comenzaron a reproducirse, hasta que hicieron del parque su propia casa. Hoy, lejos de ser expertos exterminadores de ratones, los gatos son los tiernos anfitriones que con ronroneos y maullidos alegran el día a quienes se dan una vuelta por el lugar. A muchos les agrada su presencia, pero por lo visto a los vecinos no. Expuesto a muchos peligros, hay quienes piensan equivocadamente que la vida de un gato callejero es mucho más plena que la del gato de un hogar. Sin embargo, hay que tener en cuenta que sobreviven con mayor precariedad, ya que se encuentran habitualmente sin protección ante enfermedades, inclemencias del tiempo o escasez de alimentos. En consecuencia, es difícil que un gato callejero llegue a superar los 10 años de edad, mientras que un gato bajo los cuidados de un propietario fácilmente puede cumplir 15 años, o incluso llegar a los 20. Por otro lado, hay que tener también en cuenta que la existencia de gatos callejeros, de hecho, ofrece beneficios a la comunidad, ya que evita que se propaguen otros animales en nuestro entorno como pueden ser los ratones o ratas. Por ejemplo este año, la ciudad de New York decidió emprender una campaña en favor de los gatos callejeros, ya que con la política anterior en esta ciudad de eliminación de estos animales de las calles sólo se logró que la ciudad se plagara de roedores. Por eso, ahora quieren que los gatos callejeros vuelvan a estar en la ciudad, supervisados por entidades que gestionen su población, y así poder controlar la plaga de ratas de una forma natural, una idea que bien puede implantarse en Lima, que también padece los mismos problemas, En resumen, los gatos callejeros aunque pueden implicar algunos inconvenientes, forman parte de nuestro entorno y aportan ventajas a nuestra sociedad. La clave de una buena convivencia entre las personas y los gatos callejeros consiste en una gestión adecuada de la población felina, que permitan su existencia, con la mayor calidad posible de vida y sin provocar problemas en el entorno ¿No os parece?