Estos días somos testigos de una campaña desestabilizadora por parte de la mafia criminal aprofujimorista en el Congreso de la República, de la mano de la prensa basura, quienes mediante una sucia maniobra mediática pretenden implicar a la pareja presidencial en una serie de actos ilícitos, y se valen para ello de la palabra de prontuariados como Oscar López Meneses , como si lo dicho por este impresentable sujeto –
quien por cierto tiene profundas conexiones con el APRA y fue asesor de la bancada fujimorista - tuviera valor alguno. En efecto, pareciera que la temporada circense se ha abierto en la sede del Legislativo, donde no hay día en que sus integrantes hagan de las suyas con total desparpajo, presentándose grotescamente como implacables “moralizadores” como si ellos no tuvieran cuentas pendientes con la justicia.
Y el dueño del circo es precisamente dicho operador fujimorista protegido y favorecido por la comisión que lo “investiga”. Como sabéis, el trabajo de la comisión que el Congreso designó en diciembre pasado encargada, como su nombre lo indica, era el de verificar los vínculos de Óscar López Meneses con el Estado y la existencia de otros grupos mafiosos que perturban el funcionamiento de las instituciones, sin embargo, esta comisión ha experimentado un giro radical convirtiéndose en una caja de resonancia del “investigado” en tanto que varios de sus integrantes repiten los argumentos de este, un insólito juego en pared que ha terminado por viciar las actividades de este grupo de trabajo.
En el extremo de este comportamiento vergonzoso, las declaraciones de ese delincuente son idénticas a las del presidente de la comisión - otro rabioso fujimorista como el - y a las de otros integrantes de dicha comisión, quienes se han quitado la careta y persiguen un mismo propósito: forzar la vinculación entre el mafioso y el presidente Ollanta Humala y de ese modo cambiar la lógica de la indagación, es decir, transformarla en un proceso político dirigido contra el jefe del Estado. El infame juego transcurre así con alevoso descaro. Un grupo que debiera desentrañar las operaciones mafiosas de López Meneses lo ha liberado de su principal condición, la de un operador fujimorista que se infiltró repetidamente en las instituciones castrenses y en la policía.
En la nueva figura a la que ha migrado la comisión, la organización al mando de López Meneses ha dejado de ser lo más importante y el trato brindado por el grupo de trabajo al “investigado” es de un escandaloso privilegio. Sus miembros aceptaron sospechosamente sus desplantes y en cambio se prestaron a repetir las burdas informaciones que este mafioso ha brindado fuera de la sede parlamentaria. Asimismo, la comisión ha renunciado a actuar las evidencias, a corroborar los datos y detalles, y a estudiar el modus operandi del grupo en cuestión. Los legisladores que recibieron el encargo del Congreso han dejado de funcionar como una comisión; esta existe fundamentalmente en los medios en un frenesí de revelaciones, anuncios de noticias y de destapes.
Y es que el afán enfermizo de su presidente por la exposición pública ha trastocado los principios que rigen cualquier investigación, deviniendo en adelanto de opinión, especialmente la que se orienta a liberar de responsabilidad a López Meneses. De la mano, la mafia criminal aprofujimorista vuelve a ser una sola voz y acción. A la larga los principales beneficiados de este proceder serán todos aquellos comprometidos con las acciones dolosas que motivaron la formación del grupo de trabajo. Las actividades de López Meneses deben ser investigadas con solvencia. Si la indagación se realizaría con la probidad del caso, cabe la posibilidad de que se encuentren vínculos de este grupo oscuro con altos funcionarios del Estado. De hecho ninguna hipótesis puede ser descartada; no obstante, por esa misma razón no se puede adelantar acusaciones sin evidencias como lo han hecho miembros de la comisión. Ahora es evidente, por ejemplo, que el pedido de comparecencia del Presidente de la República no fue imparcial y que tenía un fin predeterminado.
Este espectáculo cómplice entre investigadores y el “investigado” debe cesar y el Congreso como institución debería poner los ojos en estos enjuagues vergonzosos y producir los cambios necesarios, uno de ellos apartar de sus funciones al presidente del grupo de trabajo. El Parlamento tiene la obligación de recuperar el mandato inicial, es decir, llevar adelante una operación contra la mafia enquistada en las instituciones del Estado desde la dictadura fujimorista, y no puede ser que siga al frente un defensor de aquel régimen homicida. Por si fuera poco, ahora ha salido otro folklórico integrante de la mafia como el aprista Víctor Chanduví - con el apoyo de legisladores del fujimorismo - para pedir nada menos que la vacancia del Presidente Humala “por incapacidad moral” valiéndose de documentos con firmas falsificadas para lograr su cometido, pintándose de cuerpo entero en su respaldo a la intentona golpista. No es de extrañar por ello la denuncia formulada por el congresista nacionalista Daniel Abugattas en el sentido que la mafia está buscando perpetrar un golpe de Estado: “Es sospechoso el afán desestabilizador de esta gente el cual se da cuando hay un cúmulo de investigaciones muy serias que los afectan gravemente. Hay investigaciones muy serias contra todos ellos, como el de Alan García y los narcoindultos. Están las pesquisas contra los hermanos de Javier Velásquez Quesquén. Están los apristas vinculados con el caso de Rodolfo Orellana. El caso de la congresista aprista Luciana León, Están las millonarias “donaciones” de Keiko Fujimori con el narcotráfico, a través del Clan de los Sánchez Paredes. Hay graves delitos en los cuales varios integrantes de la bancada fujimorista están involucrados y no quieren que se investigue”, detalló.
Con su comportamiento obstruccionista y dirigido a desviar la atención publica para que no se hable de sus delitos, la mafia está buscando las condiciones para que se produzca un Golpe de Estado y si con ello creen que así van a lograr regresar al poder, se van a llevar una desagradable sorpresa :)
Caricatura: La República