Mientras que en estos días la prensa basura hace un circo mediático con el caso de Martín Belaúnde – tratando de buscar desesperadamente alguna “conexión” con el gobierno - es necesario advertir sobre la amenaza que representa para el Perú una sangrienta organización que a través de su organismo de fachada (MOVADEF) esta muy activa en las redes sociales, organiza exposiciones de “arte” y lidera las violentas protestas contra la denominada “Ley Pulpin”.
No puede ser posible que quienes fueran los responsables del baño de sangre que ocasionaron a este país en la década de los ochenta, vuelvan a la palestra pública presentándose como los “defensores” de quienes no conocen la magnitud de sus crímenes, ya que ni habían nacido en aquellos terribles años y permiten que sean esa banda de asesinos sean quienes los lideren - quisiera creer sin saberlo - convirtiéndose en cómplices del terror. Si bien en esa época era un crió, alejado de esa orgía de muerte y destrucción que ellos ocasionaban al Perú, con el tiempo me entere de sus atrocidades y no puedo sino condenarlos con firmeza. A pesar de la creencia generalizada de que la captura de su líder Abimael Guzmán junto a su cúpula senderista en 1992
(recluidos en la Base Naval del Callao y condenados a Cadena Perpetua) representó el punto de quiebre de esa organización terrorista, lo cierto es que la mayor parte de sus militantes se replegaron a la selva uniéndose al narcotráfico, otros se mimetizaron en la población creando el MOVADEF (Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales) buscando legalizarse, mientras adoctrinaban a nuevos “cuadros” para proseguir “su lucha armada”. Como cualquier organización clandestina, es hábil para jugar en el límite. Claramente, su propósito de ponerse al frente de las protestas contra la denominada “Ley Pulpin”, es atraer a los incautos jóvenes, tan movidos por estos tiempos, al mensaje “reivindicativo” de Sendero, quienes no parecen darse cuenta de sus intenciones.
A la barbarie que representan hay que hacerles frente con firmeza, pero dentro de la legalidad, para evitar caer en su juego de combatir al terror con el terror como sucedió durante la criminal dictadura fujimorista, donde las desapariciones forzadas de miles de civiles inocentes y los asesinatos en masa a cargo de escuadrones de la muerte - como las del Grupo Colina - eran cosa de todos los días, motivos mas que suficientes para que el despreciable genocida Kenyo Fujimori sea condenado a 25 años de prisión por Crímenes de Lesa Humanidad. Es algo que los seguidores de ese ladrón y asesino aun hoy no quieran entender, el rechazo a Fujimori y todo lo que representa, son por los métodos sanguinarios por el utilizado y a ello debemos agregar el autogolpe de Estado, el saqueo generalizado de las Arcas Publicas y una red de corrupción nunca antes vista en el Perú.
Si el hubiera combatido a Sendero respetando escrupulosamente las leyes y demostrando una acrisolada honradez en el manejo del gobierno ¿quien no le hubiera estado agradecido? Pero hizo todo lo contrario y vemos como ha terminado tras las rejas, pidiendo a gritos que le sea concedido un “indulto humanitario” al cual por cierto, no tiene ningún derecho. Fujimori y Guzmán son lobos de una misma camada y es por ese motivo que hay combatirlos sin descanso ni pausa alguna. Hoy vemos como el terrorismo esta nuevamente al acecho contando para ello con el apoyo suicida de la prensa basura que en su odio al gobierno, no dudan en dedicarles una gran cobertura a sus demenciales acciones.
No podemos permitir el resurgimiento de aquellas hordas asesinas, que al parecer (como vimos durante las recientes marchas de aquellos “indignados” en Lima con sus trapos rojos y cubriéndose el rostro para no ser reconocidos, desataron la violencia en toda la ciudad) gozan de buena salud y que amenazan con volver a sembrar el caos el 15 de enero. Ha llegado el momento de actuar señor Humala y conjurar el peligro. Mano dura con ellos :)