Venga, esta es una noticia dada a conocer hace unos días que lamentablemente ha pasado desapercibida a pesar de su importancia histórica. Se trata de una pieza única del cual se perdió rastro de su existencia tras la caída del Imperio Inca con la entrada de los españoles al Cuzco, que la sometieron a pillaje y saqueo apropiándose de todas sus riquezas acumuladas durante décadas por sus gobernantes. Antiguos cronistas cuentan el triste episodio del saqueo de los palacios imperiales y sobre todo del Templo del Coricancha, que rebosaba de riquezas inimaginables y de lo cual nada quedo, ya que las imágenes de sus dioses – hechas de oro puro – fueron fundidas y convertidas en barras del mismo metal para repartirse entre ellos y enviar el resto a la Península. Es una lástima que ninguna de esas invalorables piezas no hayan sido enviadas en su estado original y hoy podríamos apreciarlos en algún museo europeo. Con su destrucción se perdieron irremediablemente magníficos ejemplos de cómo era la escultura inca, ya que a diferencia de otras culturas de la antigüedad, estaban reservadas mayormente para ritos religiosos. Si bien es cierto que también existían algunas hechas de piedra, fueron destruidas por la Iglesia Católica durante la "extirpación de idolatrías”. Por eso no me explico cómo pudo salvarse esta pieza ubicada nada menos que en la entrada del Coricancha (al mismo estilo de los leones del Congreso de Diputados en Madrid) y que se encuentra en perfecto estado de conservación. Según los principales cronistas como el Inca Garcilaso de la Vega, Cieza de León y Polo de Ondegardo, era uno de los dos felinos que custodiaban la puerta principal del templo inca. Como podéis notar, la escultura lítica se presenta sentado en una base poligonal trabajada en roca andesita, presenta ojos y dentadura en bajo relieve, orejas erguidas con faltante de un segmento en la oreja izquierda, picaduras en cuerpo y cabeza con pigmentos rojo, ocre y verde en la boca, nariz, pata, cola y base con 50 centímetros de altura, 56 centímetros de largo y 29 centímetros de ancho. La pieza estaba en poder de Alfredo Díaz Quintanilla, quien ejerció la alcaldía de Cuzco en dos oportunidades. El falleció en 1979 y uno de sus deseos antes de morir, según refirió su hija María Eugenia, fue que esta pieza retorne a su lugar de origen, esto es al Coricancha. Ella recordó que hace muchos años, su padre compró dicha escultura a otro hacendado cuzqueño, de quien desconocía su identidad. “Esta donación es un importantísimo acto que no tiene precedentes, ya que esta pieza tiene un valor incalculable y se creía perdida”, señaló el viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Javier Luna Elías, quien agradeció el gesto de las herederas de Alfredo Díaz Quintanilla. El puma será entregado por las autoridades del Ministerio de Cultura a los actuales administradores del Coricancha (ubicado en el Convento de Santo Domingo) para que sea devuelto a su ubicación de origen en el más breve plazo. En cuanto al otro puma de piedra, se desconoce su paradero. No cabe duda que es un motivo más para volver a visitar la antigua capital de los Incas :)
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miércoles, 30 de noviembre de 2011
CUZCO: Conozca al mítico Puma de Piedra del Coricancha
Venga, esta es una noticia dada a conocer hace unos días que lamentablemente ha pasado desapercibida a pesar de su importancia histórica. Se trata de una pieza única del cual se perdió rastro de su existencia tras la caída del Imperio Inca con la entrada de los españoles al Cuzco, que la sometieron a pillaje y saqueo apropiándose de todas sus riquezas acumuladas durante décadas por sus gobernantes. Antiguos cronistas cuentan el triste episodio del saqueo de los palacios imperiales y sobre todo del Templo del Coricancha, que rebosaba de riquezas inimaginables y de lo cual nada quedo, ya que las imágenes de sus dioses – hechas de oro puro – fueron fundidas y convertidas en barras del mismo metal para repartirse entre ellos y enviar el resto a la Península. Es una lástima que ninguna de esas invalorables piezas no hayan sido enviadas en su estado original y hoy podríamos apreciarlos en algún museo europeo. Con su destrucción se perdieron irremediablemente magníficos ejemplos de cómo era la escultura inca, ya que a diferencia de otras culturas de la antigüedad, estaban reservadas mayormente para ritos religiosos. Si bien es cierto que también existían algunas hechas de piedra, fueron destruidas por la Iglesia Católica durante la "extirpación de idolatrías”. Por eso no me explico cómo pudo salvarse esta pieza ubicada nada menos que en la entrada del Coricancha (al mismo estilo de los leones del Congreso de Diputados en Madrid) y que se encuentra en perfecto estado de conservación. Según los principales cronistas como el Inca Garcilaso de la Vega, Cieza de León y Polo de Ondegardo, era uno de los dos felinos que custodiaban la puerta principal del templo inca. Como podéis notar, la escultura lítica se presenta sentado en una base poligonal trabajada en roca andesita, presenta ojos y dentadura en bajo relieve, orejas erguidas con faltante de un segmento en la oreja izquierda, picaduras en cuerpo y cabeza con pigmentos rojo, ocre y verde en la boca, nariz, pata, cola y base con 50 centímetros de altura, 56 centímetros de largo y 29 centímetros de ancho. La pieza estaba en poder de Alfredo Díaz Quintanilla, quien ejerció la alcaldía de Cuzco en dos oportunidades. El falleció en 1979 y uno de sus deseos antes de morir, según refirió su hija María Eugenia, fue que esta pieza retorne a su lugar de origen, esto es al Coricancha. Ella recordó que hace muchos años, su padre compró dicha escultura a otro hacendado cuzqueño, de quien desconocía su identidad. “Esta donación es un importantísimo acto que no tiene precedentes, ya que esta pieza tiene un valor incalculable y se creía perdida”, señaló el viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Javier Luna Elías, quien agradeció el gesto de las herederas de Alfredo Díaz Quintanilla. El puma será entregado por las autoridades del Ministerio de Cultura a los actuales administradores del Coricancha (ubicado en el Convento de Santo Domingo) para que sea devuelto a su ubicación de origen en el más breve plazo. En cuanto al otro puma de piedra, se desconoce su paradero. No cabe duda que es un motivo más para volver a visitar la antigua capital de los Incas :)