El pasado domingo al enterarme de los resultados electorales a través del flash de la boca de urna que indicaba la realización de un ballotage el próximo 5 de junio entre la hija del Genocida y el lobbysta estadounidense, debo confesaros que me entro un aire - no de rabia ni indignación como a muchos - sino de tristeza. Y no lo digo por mí, sino por los casi 30 millones de peruanos que no aprendieron las lecciones de la historia (o por lo visto, no les interesa) y están dispuestos a permitir el retorno de sus verdugos a Palacio, aquellos indeseables que liderados por Kenyo Fujimori (padre de la actual candidata) destruyeron las instituciones democráticas en 1992, instaurando una feroz dictadura, donde se cometieron gravísimos atropellos a los Derechos Humanos, asesinando a miles de inocentes con los escuadrones de la muerte so pretexto de luchar “contra el terrorismo” y robando a manos llenas las Arcas del Estado como nunca antes había sucedido en la historia reciente del Perú. A ese saqueo sistemático, debemos agregar los más de seis mil millones de dólares, producto de las cuestionadas privatizaciones de las empresas públicas, que “desaparecieron” sin dejar rastro hasta el día de hoy. Corruptos a mas no poder, compraron la conciencia de muchos empresarios, dueños de medios de comunicación, políticos, jueces, congresistas, deportistas, animadoras de televisión …. hecho que quedo registrado para la historia de la infamia en los tristemente célebres “vladivideos”, donde se les ve recibiendo fajos de dólares - uno encima de otro - en la famosa “salita” del SIN, de manos de Vladimiro Montesinos, el siniestro “asesor” y mano derecha de Fujimori. Tras la caída de la dictadura en el año 2000 y sus posteriores capturas, ambos individuos fueron juzgados ejemplarmente y condenados a largos años de prisión. Lo trágico de todo, es que tras conocerse los resultados del 10 de abril donde la hija del monstruo se alzo con el triunfo -y va a ser difícil que Kuczynski logre vencerla en el ballotage, a menos que logre convencer a aquellos que votaron por otras opciones y también a quienes se ausentaron o votaron blanco y nulo, cuyo número superó a lo sacado por Keiko, según cifras de la ONPE- las ratas salieron inmediatamente del desagüe, para mostrar su rostro mas autoritario e intolerante, como Héctor Becerril ("el país ha hablado en las urnas y no esta pidiendo que haya un consenso de minorías"); Martha Chávez ( "ha llegado la hora de mi venganza y muchos lo van a lamentar") o Cecilia Chacón (Fujimorí saldrá de la cárcel por la puerta grande”), exigiendo a voz en cuello que la justicia “anule” la condena impuesta al Genocida, indicando con ello que están preparando un nuevo asalto tanto a la Corte Suprema como al Tribunal Constitucional para conseguirlo, ya que jurídicamente ello es imposible, tanto así que ni el rabioso juez fujimorista Villa Stein se atrevió a hacerlo, cuando se le presento la oportunidad. “Lo que sucede en el caso Fujimori - escribe en su columna Augusto Álvarez Rodrich - es un rápido retorno a la década de los 90, en la que se hostigó a los jueces de la Corte Suprema, incluso luego del golpe de Estado del 5 de abril, entre cuyos actos se encontró la destitución de los miembros del entonces Tribunal de Garantías Constitucionales y la destitución de vocales de la Corte Suprema. En 1997, el Congreso fujimorista destituyó a tres magistrados del TC por haber fallado contra la ilegal reelección de Fujimori y un año antes, vía una ley aprobaba de madrugada, el mismo Parlamento intervino el Poder Judicial poniendo al mando de esa institución a un oficial retirado de la Marina que reportaba a Vladimiro Montesinos. A esta panda de mafiosos le ha traicionado su propia historia. Aun antes de entrar en funciones, la mayoría absoluta fujimorista ha empezado a operar con la táctica conocida de amenazas hacia los otros poderes del Estado que no le son afines como en los años noventa. Es sabido que el Congreso tiene entre sus funciones la prerrogativa de la acusación constitucional contra un grupo de altos funcionarios del Estado, entre ellos los miembros del TC, del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), los vocales de la Corte Suprema y el Fiscal de la Nación, entre otros” puntualiza la nota. En este nuevo escenario, con un Congreso copado casi en su totalidad por los integrantes de la mafia homicida (agregando a ellos a los pertenecientes al partido de Kuzcynski y al APRA ya que todos son lobos de una misma camada), la gorda no va a tener que disolverlo ya que estará completamente a su servicio para hacer lo que se le da la gana. Seguramente muchos se preguntaran porque doy como ganadora a la tiparraca esa - que encima no trabaja - si aún no se realiza el ballotage que definirá quien ocupe Palacio de Gobierno el próximo 28 de julio, pero es que corren insistentes rumores de que el lobbysta estadounidense piensa renunciar a participar en la segunda vuelta para evitar “una innecesaria polarización política” (?), lo que posibilitaría a la susodicha a acceder al Poder directamente. Aun así, muchos se hacen ilusiones de que PPK se presentará finalmente y pueda ganar los comicios gracias al voto antifujimorista, pero al ser ambos contrincantes las dos caras de una misma moneda, de nada valdría ese triunfo, más aún cuando necesitaría del voto en el Congreso de esa banda delincuencial para gobernar. Solo nos queda el ejército para salvar al Perú de caer al abismo sin fondo que representa el fujimorismo. Sería el último recurso, pero no dudaremos en utilizarlo y como ya lo dije anteriormente, tenemos hasta el mismo 28 de julio para hacerlo y les quitaremos la sonrisa a esas hienas que ya celebran por anticipado. A ver si se enteran de una vez por todas :)