FRANCISCO PIZARRO: El amargo final del Conquistador del Perú

Francisco Pizarro sobrevivió a casi todo. A la ingrata tierra extremeña, al duro viaje a través del Atlántico y a una lucha contra millares de guerreros incas, pero no pudo hacer nada contra la ira de sus propios compatriotas: acabó sus días apuñalado por otros españoles en su palacio en Lima. Como sabéis, entre el grupo de españoles que acompañó a Pizarro a la conquista del Imperio de los Incas se sucedieron las traiciones, como la protagonizada por Diego de Almagro, y los intentos por alcanzar la gloria de forma individual a toda costa, como ocurrió con Sebastián de Belalcázar y su desesperada búsqueda de El Dorado. Y es que quien siembra vientos recoge tempestades. Cuando Pizarro pensaba que moriría de viejo rodeado de sus fieles hermanos, junto a los cuales había dado muerte al traidor Diego de Almagro, irrumpieron los partidarios del hijo de este el 26 de junio de 1541 en su palacio para darle “tantas lanzadas, puñaladas y estocadas que lo acabaron de matar con una de ellas en la garganta”, según la descripción de un cronista acerca de su amargo final. Nacido en la localidad de Trujillo (Extremadura), Francisco Pizarro era un hijo bastardo de un hidalgo emparentado con Hernán Cortés de forma lejana, que combatió en su juventud junto a las tropas españolas de Gonzalo Fernández de Córdoba en Italia. En 1502, se trasladó a América en busca de fama y fortuna, no siendo hasta 1519 que Pizarro alcanzó un cargo de cierta relevancia: alcalde de la colonia de Panamá, poblada por aventureros europeos. Estando en este cargo, el extremeño debió escuchar las historias que llegaban sobre un rico territorio al sur del continente que los nativos llamaban “Birú” (transformado en “Perú” por los europeos). Frustrado por su mala situación económica y sus pocos logros profesionales, Pizarro, de 50 años de edad, decidió unir sus fuerzas con las de Diego de Almagro, de orígenes todavía más oscuros que el suyo, y con las del clérigo Hernando de Luque para internarse en el sur del continente. Diego de Almagro procedía de la villa manchega de Almagro, en Ciudad Real, de donde tomó el apellido por ser hijo ilegítimo de Juan de Montenegro y Elvira Gutiérrez. Criado por su severo tío Hernán Gutiérrez, Almagro decidió refugiarse a los 15 años en el hogar de su madre, que permanecía separado de su vástago a causa de su condición de hijo ilegítimo. La madre de Almagro le entregó un trozo de pan y unas monedas y le dijo: “Toma, hijo, y no me des más presión, y vete, y ayúdate de Dios en tu aventura”. Así lo hizo. Almagro arribó al Nuevo Mundo el 30 de junio de 1514, donde iba a iniciar a los pocos años una lucrativa aventura con Pizarro. Tras desembarcar en las costas del Imperio Inca, la expedición se abrió paso para llegar a Cajamarca y capturar al usurpador Atahualpa, quien había destronado a su hermano Huáscar y se dirigía al Cuzco para ser coronado. “En Cajamarca matamos 8.000 hombres en obra de dos horas y media, y tomamos mucho oro y mucha ropa”, escribió un miembro vasco de la expedición en una carta destinada a su padre. Si bien la captura y posterior muerte de Atahualpa ocasiono la caída del Imperio Inca, no trajo la paz deseada. La guerra se alargó varias décadas, precisamente, por los conflictos internos entre los conquistadores. Las rencillas internas ente los partidarios de Almagro y los de Pizarro, que luchaban por delimitar los territorios que pertenecían a cada uno de los bandos, como si fueran ellos los propietarios y no la Corona de Castilla, dieron origen en 1535 a una guerra civil. Así, tras la batalla de Salinas, Pizarro capturo a Almagro y lo condenó a muerte. El conquistador suplicó por su vida, a lo cual respondió uno de los hermanos de Pizarro, Hernando, diciendo: “Sois caballero y tenéis un nombre ilustre; no mostréis flaqueza; me maravillo de que un hombre de vuestro ánimo tema tanto a la muerte. Confesaos, porque vuestra muerte no tiene remedio”. Finalmente, fue estrangulado el 8 de julio de 1538 y su cadáver decapitado en la Plaza Mayor del Cuzco. Pizarro despojó de sus tierras al hijo de Almagro y le negó el acceso al cargo que había ostentado su padre, gobernador de Chile. Pero en un nuevo giro de los acontecimientos, el 26 de junio de 1541 un grupo de veinte renegados españoles congregados en torno a la figura del hijo de Diego Almagro - cuyo nombre era similar al de su padre - entraron sigilosamente en el palacio de Pizarro en Lima y asesinaron al conquistador extremeño. Pizarro, de 65 años de edad, murió con al menos 20 heridas de espada. En posteriores estudios, el antropólogo forense Edwin Greenwich ha defendido que por las evidencias se puede afirmar que Pizarro se defendió bravamente e incluso su rostro quedó desfigurado: recibió una estocada que indica que le vaciaron el ojo izquierdo y otro corte recto en el pómulo derecho. Los asesinos nombraron como gobernador a Diego Almagro ‘El Mozo’ y dispusieron que el cadáver de Pizarro fuera enterrado secretamente en el Patio de los Naranjos de la Catedral de Lima, pero quedaron lejos de tomar ventaja en esta guerra civil. Capturado por los pizarristas, Almagro ‘El Mozo’ fue ejecutado y enterrado en el Cuzco junto a su padre. Mientras tanto, el conflicto se prolongó durante años liderado esta vez por Gonzalo Pizarro - hermano de Francisco - quien encabezó la Gran Rebelión de Encomenderos en 1544 contra la Corona española en protesta por la dación de las Leyes Nuevas, obligando a la Monarquía hispánica a hacerle frente y ‘pacificar’ sus dominios. Al final, tanto Gonzalo Pizarro (quien no ocultaba sus intenciones de coronarse Rey) como el resto de los conjurados fueron ajusticiados por esta causa. Victima de la “Leyenda Negra” como con todo lo relacionado a España por parte de sus enemigos - en particular Inglaterra y Holanda - Francisco Pizarro fue un genio de la estrategia que tuvo la audacia de conquistar un imperio, aunque lamentablemente no pudo disfrutar de los frutos de su victoria. Quienes lo acusan de “genocida” son unos descerebrados que ni saben donde están parados. Genocidas... los ingleses :)