A diferencia del tren a Machupicchu - único medio utilizado por miles de turistas para acceder a la ciudadela inca en el Cuzco - el Ferrocarril Central que sale de Lima hacia el centro del país, es utilizado especialmente para transportar minerales hasta el puerto del Callao, aunque hay ocasiones especiales y en determinadas fechas, en que desde la Estación de Desamparados, ubicada en el centro de la ciudad, lleva pasajeros hacia la sierra del país, lo cual es toda una aventura, porque uno no sabe lo que va a encontrar durante el trayecto. Y es que a diferencia de los trenes de alta velocidad europeos, subir a este ferrocarril es como realizar un viaje en el tiempo con sus viejas locomotoras de siglos pasados, lo que hace a uno preguntarse como aun pueden funcionar. También dice mucho de los gobiernos de turno que no les interesa en lo absoluto masificar su uso, prefiriendo las caóticas y congestionadas carreteras por el suculento “negociado” que representa construirlos. Inaugurado el 24 de septiembre de 1908, el Ferrocarril Central es el resultado del sueño de establecer una vía a través de los Andes, capaz de unir la costa con el interior del país. Ya en 1825 Simón Bolivar había hablado sobre el tema. Con el transcurso del tiempo muchos gobernantes siguieron con la misma cantaleta pero al final todo quedaba en palabras. Fue recién el 23 de diciembre de 1869, cuando se firmo un contrato entre el empresario norteamericano Henry Meiggs y el Gobierno peruano para la construcción de un ferrocarril entre Lima y el Valle de Jauja. Contenía 33 cláusulas, que estipulaba que la obra se sujetaría a los planos y trazos hechos por el polaco Ernesto Malinowski, a un costo de 27 millones 600 mil soles. La construcción del ferrocarril llegó a Cocachacra el 9 de febrero y a San Bartolomé en septiembre de 1871. Los problemas empezaron en la montaña, donde había que taladrar la roca para colocar los rieles. Fue un trabajo duro, donde participaron aproximadamente 10 mil personas para lograrlo en condiciones sumamente difíciles. Los materiales y alimentos, solo se podían transportar por tren hasta donde estaban instalados los rieles, a partir de ahí se hacían a lomo de mula. En agosto de 1875 la línea llegó a Chicla, a 142 km del Callao. Es aquí donde se interrumpe la obra, a causa de que el gobierno no pudo continuar haciendo los pagos. Además estalló la Guerra con Chile, que como sabéis fue desastroso para el Perú. Hubo que esperar hasta 1890, cuando se reiniciaron los trabajos a cargo de la Peruvian Corporation. El 12 de julio de 1892 llega a Casapalca y luego el 10 de enero de 1893 a La Oroya. Fue también la Peruvian Corporation, la que se hizo cargo en 1907 de la construcción del tramo entre La Oroya y Huancayo. El tráfico se abrió el 8 de septiembre de 1908, dándose fin así a una historia que había durado 38 años. Por cierto, el tramo Lima - La Oroya (3750 m.s.n.m.), de 222km de extensión, es el más importante en términos del esfuerzo y la tecnología desplegada para vencer los retos técnicos impuestos por la agreste Cordillera de los Andes, especialmente a partir del kilómetro 54 en que va adquiriendo características de un ferrocarril de montaña, con fuertes pendientes de 4.7% promedio y curvas de radio reducido. El recorrido de este tramo cuenta con una serie de extraordinarias obras complementarias de ingeniería ferroviaria, tales como los 61 viaductos de hierro, 66 túneles y 6 zonas de zigzag cuya longitud limita la composición de los trenes a 1 locomotora y 16 vagones. Así mismo, a lo largo de la vía se ubican un conjunto de elementos materiales e inmateriales, pues además de los notables componentes propiamente técnico ferroviarios (línea férrea, viaductos, túneles, tornavías, etc.), forman parte de él un conjunto de estaciones que constituyen expresiones diversas de la característica arquitectura ferrocarrilera de fines del siglo XIX y primeros años del siglo XX de carácter racional, industrial, simbólica y artística, estando entre las más importantes de ellas la Estación Central de Desamparados, localizada en el Centro Histórico de Lima, inaugurada en 1912 y edificada en estilo academicista ecléctico con decoración Art Nouveau. Otra expresión de la arquitectura asociada al ferrocarril corresponde la antigua estación de Chosica ubicada sobre los 800 m.s.n.m., que emergió como villa de campo para albergar a directivos de la Peruvian Corp. y miembros de la elite nacional hacia 1894. Otras estaciones existentes a lo largo de la vía son Monserrate, Chinchán, Casapalca, Ticlio, Rio Blanco, San Bartolomé, Matucana, Tamboraque, La Oroya. El Ferrocarril Central del Perú ha funcionado invariablemente desde su fundación y constituye en la actualidad una apuesta permanente por un transporte sostenible para el país. Desde 1999 el Ferrocarril Central es administrado por la empresa privada Ferrocarril Central Trasandino por contrato con el Estado peruano y transporta minerales procedentes de los más importantes centros mineros ubicados en los departamentos de Lima, Junín y Cerro de Pasco. Cabe destacar que el servicio de transporte de pasajeros dejó de funcionar en el año 1995, pero nueve veces al año se desarrollan viajes turísticos que permiten apreciar los extraordinarios y diversos paisajes de la agreste geografía andina, generadora de notables visuales que surgen de la conjunción entre la geografía, la tecnología ferroviaria y el arte industrial :)