Siempre me he preguntado porque los peruanos no valoran lo que poseen y tienen que ser los no nacidos en ese país quienes deben recordárselos. En este caso nos referimos al histórico Castillo Unánue - ubicado al sur de Lima - que a pesar de haber sido declarado como Monumento Histórico de la Nación, luce abandonado a su suerte y en estado ruinoso. En este caso si se podría aplicar perfectamente que todo tiempo pasado fue mejor. Si bien visto por fuera y de lejos parece suntuoso, basta ingresar a su interior para ver el desastre absoluto en el que se encuentra. Ahora resulta que debido a su mal estado de conservación acaba de colapsar una de sus torres. Esto debido al nulo mantenimiento que recibe y la poca resistencia de los materiales con la que fue construida: así, la madera presenta deterioro, producto de las termitas, según han podido comprobar en una inspección especialistas del Ministerio de Cultura, que nada pueden hacer ya que el castillo es propiedad de la empresa Agrícola Cerro Blanco S.A. , y solo les queda “recomendar” acciones para su restauración a sus actuales dueños, que si hasta ahora no han hecho absolutamente nada para remediarlo, mucho se teme que todo seguirá igual y el grado de deterioro de la edificación se agudizará. Ubicado a la altura del km. 146 de la antigua Panamericana Sur - a orillas del río de Cañete, en el distrito de San Vicente, Ica - es uno de los símbolos del turismo en la ciudad, pese a la indiferencia de los autoridades con respecto a su cuidado y a los constantes sismos que amenazan su estructura, recibiendo gran cantidad de turistas hasta antes de la pandemia del Coronavirus. Esta edificación es famosa además por sus historias tenebrosas, ya que muchos vecinos afirman haber visto entidades paranormales en sus pabellones. Su edificación comenzó en 1843 y terminó en el año 1900. Su costo de construcción habría sido de unos mil pesos de oro, lo que hoy se traduciría en un millón de dólares. Fue construido en estilo gótico por José Unánue (hijo de Hipólito Unánue), quien deseaba la residencia más suntuosa de la costa peruana, en memoria y honor a su padre. Por entonces su decoración incluía tapices franceses en las paredes, muebles importados de Inglaterra y mármol italiano, entre otros. Los visitantes pueden encontrar tres túneles bajo el castillo, y según la leyenda contada por los lugareños, uno conecta con la Hacienda Montalbán a 3 km. El otro, con la Hacienda Arona a 5 km., y el tercero con la playa de Cochahuasí a 3 km. Su gloria decayó con la reforma agraria de Velasco en 1969, cuando fue una de las primeras haciendas confiscadas por el régimen y entregada a los indios quienes en su ignorancia la saquearon a su antojo, robando todo lo que pudieron y levantando sus chozas en los otrora amplios jardines que rodeaban la opulenta mansión. Pero a los ladrones de nada les valió hacerlo, porque siguen siendo pobres y miserables, viviendo en la inmundicia, con sus grandes extensiones de campos cuidadosamente cultivados - antiguamente dedicados al cultivo de algodón - hoy convertidos en un desierto. ¿Qué queda del Castillo? Polvo y muchos recuerdos. Es lamentable que el Estado no haga nada para salvarla de su triste destino y convertirla en un parador (hotel) como sucede en España con varios castillos de imponente arquitectura existentes a lo largo de su territorio y que son grandes atractivos turísticos. ¿A que están esperando para imitarlos? :(