TV EN VIVO

sábado, 6 de marzo de 2021

PERÚ: El perro del hortelano

No cabe duda alguna que este conocido refrán le cae a pelo al okupa de Palacio, aquel admirador de terroristas que prefiere ver morir a los peruanos por Coronavirus antes que permitir que el sector privado acude con prontitud a su rescate, anteponiendo sus taras ideológicas y de odio de clase. Venga ya ¿Cómo se puede permitir en el Perú que ese resentido social y la banda de parásitos vizcamorados que lo rodean sigan haciendo y deshaciendo a su antojo? Sucede que el pasado domingo Sagasti se presento en la televisión para anunciar su tenaz oposición a que el sector privado participe en la adquisición de las vacunas, pretendiendo que el Estado - cuyo rotundo fracaso para combatir la pandemia esta a la vista de todos - sea el único que tenga el monopolio. Como sabéis, las vacunas contra el COVID-19, elaboradas por diversos laboratorios del globo, son la herramienta farmacológica que toda la comunidad internacional había estado esperando desde que comenzó la pandemia. Hoy, con millones de dosis distribuyéndose por el mundo, la demanda por estos productos se enfrenta a una oferta aún limitada y casi todos los Estados del mundo están esforzándose por llevarlas a sus países. La razón para el apremio es obvia: si no se consigue inmunizar a un número significativo de ciudadanos, la epidemia continuará devastando vidas y economías. Por el momento la iniciativa la vienen llevando los gobiernos, que negocian la adquisición de inyectables directamente con los laboratorios que los proporcionan. En los últimos días, sin embargo, a propósito de una entrevista a Sagasti en “Cuarto poder”, la discusión sobre la posibilidad de que los privados comercialicen estas sustancias está en boca de muchos. “Lo que no queremos es que el que tiene plata se vacune y el que no la tiene no se vacune, es lo que queremos evitar en primer lugar”, fue lo que dijo en esa oportunidad, dejando traslucir su ideología trasnochada que ha fracasado en el mundo por encima de la vida de los peruanos, y que busca imponer a como de lugar mediante el fraude en las elecciones del 11 de abril. En lugar de reconocer que el Estado es ineficiente, y que tardará más de un año en vacunar a todos, promueve el resentimiento y división, presentando a los que pueden comprar una vacuna, como gente egoísta y desalmada a la que no le interesa que los pobres mueran, evitando mencionar que hasta el más pobre de los pobres pagaría S/. 35 dos veces en su vida con tal de salvar a un padre, un hermano o un hijo. El pensamiento marxista en su máxima expresión, compartido con Verónika Mendoza, la principal enemiga de la importación de vacunas. Ahora se entiende por qué el marxista Zamora no aceptó la donación de oxígeno de Southern durante casi 4 meses, además del interés por importarlo a como diera lugar. ¿Para no perder la comisión? ¿Y así dicen que piensan en el pueblo? Y qué diría Sagasti y los que piensan como él, si el sector privado consiguiera mejores vacunas rápidamente, a mucho menor precio, y se las ofrecieran al Estado? O si los privados ofrecieran comprar y vacunar a millones de personas, sin entorpecer su labor, incluso facilitándosela y aliviando la carga que representa adquirir 60 Millones de dosis? Sagasti y su grupo de criminales seriales - porque eso es lo que son - saben perfectamente que esa es la salida lógica, decente, rápida y humana, pero prefieren ver a gente desesperada detrás de oxígeno, vendiendo hasta lo que no tienen para pagar 5000 Soles por un cilindro para salvar su vida. No se debe caer por ello en la trampa con la que los marxistas quieren que uno tropiece en los últimos días: la idea de que si el privado obtiene vacunas “lo hace solo en perjuicio de las negociaciones que lleva a cabo el propio Estado o despojando de estas a los más pobres”. Nada más falso. Por el momento, es evidente que la capacidad que tienen los particulares para hacerse de estos productos es limitada - por no decir casi imposible - ya que no están a la venta, pero para suponer que una eventual comercialización significaría un escenario en el que los ricos prevalecerían sobre los pobres, antes hay que dar por derrotadas las capacidades dde este (des)gobierno para cumplir con las obligaciones que ya se ha planteado, y que incluyen alcanzar a todos los peruanos posibles con estos medicamentos. Pero dada su innata incapacidad para hacer frente a la pandemia - con unos hospitales colapsados carentes de todo, sin tanques de oxígeno, ni vacunas, ni respiradores, ni camas UCI, ni medicamentos, ni módulos de atención, dejando morir en la calle a miles de infectados - no es necesario ser adivino que ello ocurrirá, por lo que no hay ninguna razón para oponerse a que empresas privadas adquieran sus propias vacunas para suplir las carencias del Estado. De momento se sabe que la vacuna rusa Sputnik V - cuya efectividad para combatir la nueva capa del Coronavirus es del 95% - podrá comercializarse a sectores privados, por lo que su adquisición debe ser inmediata. El precio que uno pague por vacunarse es lo de menos. Lo importante es estar inmunizados con una vacuna realmente efectiva y no con esa basura china que ofrece interesadamente el (des)gobierno del MORADEF y que no sirve para nada. En ese sentido, el Estado Peruano comete un grave error si decide plantear obstáculos para que esto eventualmente se permita y facilite su comercialización. Si en los próximos meses se abre una ventana para que lícitamente los privados consigan vacunas contra el nuevo Coronavirus, esto debería celebrarse. Por un lado, porque aliviaría exponencialmente la carga que el Estado tiene sobre sus hombros y, por otro, porque independientemente de cómo se desarrolle la vacunación, lo importante es que alcance a la brevedad a por lo menos el 70% de la población si se quiere efectivamente derrotar al COVID-19 y no seguir usándola como hasta ahora, como un arma ideológica con claros fines electorales. Quizá lo más importante que debe sustraerse de toda esta discusión es que la política no debería entrar a tallar en un proceso de esta naturaleza, sino el hecho de que la solución al problema que viene golpeando al país andino hace casi un año debe alcanzar a la mayor cantidad de personas en el menor tiempo posible, cosa que Sagasti no desea hacerlo. Total, el ya se vacuno, mientras al resto... que se los lleve el demonio. La discusión no puede reducirse a una simple politiquería barata como pretenden aquellos que hoy usurpan el Poder, sino tiene que primar el pragmatismo. Y que eventualmente se den las condiciones para que los privados adquieran, vendan o apliquen las inoculaciones no puede ser visto como algo negativo o algo que tenga que evaluarse con recelo ideológico como de una forma evidentemente suicida, sucede actualmente. Pero para desgracia del Perú, Sagasti y su banda delincuencial tienen otros planes subalternos que nada tienen que ver con las apremiantes necesidades de un país que se debate en la mayor crisis de su historia. En estas circunstancias surge la posibilidad que el empresariado privado importe vacunas y supla la deficiencia del Estado, por lo que hay que ser un miserable para dar la respuesta de ese vil sujeto. Se trata de un tema ideológico. Es la típica malignidad de los comunistas y sus cómplices. Sagasti prefiere ver morir a más peruanos antes que permitir que el sector privado solucione al menos en parte el problema que dada su improvisación es incapaz de solucionar. No cabe duda que el país se encuentra ante una situación totalmente inadmisible. Un Estado incompetente que condena al país a muerte, con ministros vacilantes que ni saben donde están parados y un tipejo como Sagasti que debería ser vacado ya mismo por incapaz e indolente y oportunamente acusado junto con sus secuaces de Crímenes de Lesa Humanidad. El Perú acaba de librarse del rufián Vizcarra, pero ha caído en manos de una izquierda mendaz y homicida a los cuales hay que exterminar... A por ellos :)
Creative Commons License
Esta obra está bajo una Licencia de Creative Commons.