Como era de esperar, la corrupta gavilla comunista que (des)gobierna el país andino desde que usurpo el poder mediante el fraude finalmente ha sacado las garras, dejando al descubierto sus intenciones de cerrar el Congreso en el más breve plazo posible. No hace falta entrar al debate legal, ya que es estéril y siempre habrá un “constitucionalista” de turno a sueldo encargado de defender a los golpistas con sus “argumentos”. Tampoco hace falta decir una vez más (se advirtió desde la campaña y durante este año y medio de este nefasto régimen) que el filosenderista Pedro Castillo pretende acabar con el Poder Legislativo, la piedra en el zapato que le impide instaurar su “república popular de nueva democracia” siguiendo al pie de la letra las instrucciones de su idolatrado líder Abimael Guzmán. Siempre lo quiso, pero ahora, ante la mirada de los ‘cojudignos’, lo está haciendo. De lo que los peruanos tienen que preocuparse es de quién prevalecerá en esta lucha al final. Todo parece indicar que serán Castillo y su banda delincuencial. Porque si bien no han refinado en demasía su argumento de la denegación fáctica de la confianza - de hecho, sus razones son patéticas - sí han asegurado una correlación de fuerzas en la que, en un cruce de golpes, quedarían mejor parados. ¿Por qué Castillo tendría las de ganar? En primera instancia, porque el Congreso de manera suicida no actúa como debiera ser su obligación de salvaguardar la institucionalidad democrática. Si siguen creyendo ilusamente que no pasará nada, que se puede sobrevivir en el cargo hasta el 2026 con ese analfabeto en Palacio, se quedarán sin trabajo antes de Navidad, el peor momento del año para patear latas. Y las leguleyadas y los refinamientos conceptuales están demás. El Perú ya está en una situación en la que el régimen está camino a realizar una intentona golpista. Ponerse a discutir en estos momentos sobre procedimientos, sobre la idoneidad de las herramientas constitucionales, ya sea la suspensión, vacancia, la que sea, es un suicidio consumado. Cuenten los votos de una buena vez y saquen a ese delincuente terrorista del cargo. Los congresistas deben entender que les quedan días en la Plaza Bolívar y que, si pretenden quedarse en sus cómodos puestos, la peor opción es seguir sosteniendo a ese oscuro individuo. La segunda razón por la que consideramos que el régimen tiene las de prevalecer es por lo que pasaría una vez suspendido o vacado Castillo. La verdad es que el infeliz ese no acataría la decisión, se aferraría al poder y contraatacaría, pero ¿Cómo eso es posible si no tiene respaldo popular? Pensarán algunos despistados. Muy fácil, sí lo tiene y se lo ha asegurado con populismo y corrupción. No hablamos solo de ese grupo que lo respalda a pesar de la infamia de su régimen, hablamos de que sí cuenta con figuras execrables entre sus defensores y que tienen llegada a las masas ignorantes, cuyo odio y resentimiento son por todos conocidos. ¿No les parece extraño, acaso, que pongan la cuestión de confianza y la den por denegada luego de poner a Virgilio Acuña en el viceministerio de mayor pliego presupuestal de todo el Estado, el MTC?. Asimismo, en la encuesta de CPI dado a conocer esta semana, ese desequilibrado mental, despreciable asesino de policías y consuetudinario adicto a la marihuana Antauro Humala ocupa inexplicablemente el segundo lugar con 9% de las preferencias electorales ante una eventual elección. Este sucio drogadicto, obviamente, respalda abiertamente el golpe al Congreso. Lo dice en sus viajes proselitistas que realiza a lo largo y ancho del país con incendiarias proclamas violentistas - haciendo uso de un portentoso despliegue de recursos provenientes del narcotráfico - y ahora cuenta con muchas más razones para hacerlo. Ya se sabe que el actual ministro de Defensa es un partidario suyo, que lo visitaba incluso en el penal; sin embargo, ahora su socio político principal es viceministro de transportes… El poder de movilización del antaurismo se pondría al servicio del régimen, como no sucedió durante la reciente ‘Toma de Lima’ donde se puso de costado y fue un absoluto fracaso. “¡Pero las Fuerzas Armadas harán respetar la Constitución!”, podría afirmar un esperanzado. Y la verdad es que no. Los duros y claros pronunciamientos de los comandantes de la Marina y de la Fuerza Área a favor de la Constitución son loables, obviamente, pero inútiles si es que el Ejército no está alineado. Y sabemos que el comandante general del Ejército sí asistió a la reunión convocada por Castillo antes de presentar la cuestión de confianza. No hace falta ser un experto en estrategia ni en armamento para saber que el Ejército, de lejos, en cuestiones de fuerza, supera largamente a las otras fuerzas. “Pero la ciudadanía despertará”, podría continuar el esperanzado, ¿Qué podría asegurar ese despertar? Nada, pasa el tiempo y no ocurre. Además, ¿Las marchas asegurarían una salida de Castillo de Palacio por más masivas que sean? A los autócratas eso no les interesa. Van a seguir diciendo que son “pituquitos”, que son “golpistas”, y seguirán con la confrontación y con sus planes. Por otra parte, ¿actuarán los ‘cojudignos’? Difícil saberlo, pero ya deberían entender los caviares de una buena vez que esta confrontación no es entre el régimen y la oposición, sino entre el golpismo comunista y el Estado de derecho. ¿Os parezco demasiado pesimista? Una acción política eficaz pasa primero por un buen análisis de la situación, de la correlación de fuerzas, de las fortalezas y debilidades del enemigo. La situación, como podéis imaginar, es pésima, terrible. Se ha dejado avanzar a los herederos de Sendero Luminoso hasta esta situación y parece ser muy tarde para detenerlos. A ellos no les interesa la Constitución, quiere cambiarla a su gusto. No les interesa la democracia, quiere suplantarla. No le interesa para nada que el país siga cayéndose a pedazos por su ineptitud e incapacidad manifiesta, sino solo su permanencia en el poder de manera indefinida como sucede en Cuba, Venezuela y Nicaragua, donde los sátrapas asesinos solo muertos dejaran el cargo. Ese es el “modelo” que Castillo busca imitar a toda costa. Es su sueño y obsesión, con mayor razón si ello posibilita que no termine de por vida en la cárcel por corrupto y ladrón. Es más, a ese vil sujeto no le interesa el pueblo, por más que se llene la boca con esa palabreja a cada momento, nunca les ha interesado, algo que lamentablemente los indios embrutecidos con la coca y el alcohol no logran entender. Entonces, ¿Qué hacer? Cambiar la correlación de fuerzas para prevalecer en el choque de trenes. El Congreso debe echarlo cuanto antes del cargo ahora que todavía puede. Asimismo, la ciudadanía debe mostrar todo su apoyo a esta decisión para salvar a la democracia, y además se debe fiscalizar en extremo las decisiones tomadas por el Ejército y la Policía debe prever las manifestaciones que armen los antauristas y progobiernistas en las calles, buscando que su intentona terrorista tenga éxito. Ya es país ha sufrido demasiado durante aquella infausta época del terror comunista de Sendero Luminoso, para que ahora haya quienes intenten reeditarlo con sus enloquecidas arengas de odio y resentimiento extremo. Y ello no hay que permitirlo de ninguna manera. La noche es más oscura antes del amanecer, es cierto, pero hay que asegurarnos que amanezca. Está en juego nada menos que el destino del Perú :(