UN ANHELO CIUDADANO: El retorno del monumento a Francisco Pizarro a su plaza
Este miércoles 18 de enero se conmemora el 488 aniversario de la fundación de Lima, y es una magnífica oportunidad para referirnos a la estatua ecuestre dedicada a Francisco Pizarro, la cual desde su inauguración en 1935, ha sido trasladada desde su ubicación original por las autoridades municipales a lo largo de los años, situándola en tres ubicaciones diferentes. Obra del escultor estadounidense Charles Cary Rumsey, muestra a un Pizarro imponente luciendo una armadura y montado a caballo, digna de quien fundó la Ciudad de los Reyes en 1535. En cuanto a Rumsey, este nació en Buffalo, Nueva York, en 1879. Su padre amasó una apreciable fortuna en los negocios de curtiembres y ferrocarriles. En busca de un destino artístico, el joven Rumsey llegó a París en compañía de sus padres en 1893, donde permaneció dos años como aprendiz del prestigioso escultor estadounidense Paul Weyland Bartlett. Se casó con Mary Harriman, hija de un magnate de los ferrocarriles y filántropo, uno de los hombres más poderosos de los EE.UU. Cabe precisar que la vida de Rumsey estuvo envuelta en permanentes riesgos a causa de la práctica de dos actividades deportivas que le apasionaron: los automóviles y los caballos. La fatalidad le llegaría el 21 de setiembre de 1922, cuando murió en un accidente de tráfico. Tras su fallecimiento, su viuda continuó difundiendo la fecunda obra artística de Rumsey, además de mantener su dedicación a las labores de asistencia social en su país. Por cierto, el único conquistador presente en la vasta obra de Rumsey es precisamente Pizarro, cuya escultura realizó y exhibió en varias versiones a partir de 1910. 1.- El Pizarro de la Albright-Knox Art Gallery, Buffalo, Nueva York (1910): Fue una pieza fundida en 1910 en París, en bronce, con la técnica de la cera perdida, en una sola pieza sin soldadura, por el prestigioso maestro francés Valsuani, fundidor de Renoir, Rodin, Picasso, Gauguin, Dalí y otros. Mide menos de 1.80 metros altura. Donada por el artista y su esposa, actualmente permanece expuesta en el frontis de la Albright-Knox Art Gallery; 2.- El Pizarro de The Panama Pacific International Exposition, San Francisco (1915): En 1915 Rumsey exhibió una gran estatua ecuestre de Pizarro en la Panama Pacific International Exposition de San Francisco, exposición que conmemoraba la apertura del Canal de Panamá. La escultura, de más de 5.70 metros de altura, fue ubicada en el frontis del edificio denominado Tower of Jewels, el más importante de la Exposición, haciendo pareja con la estatua de Hernán Cortés, obra del artista Charles Niehaus; 3.-El Pizarro del Grand Palais, París (1927): El Salón de la Primavera de pintura y escultura abría sus puertas con la presencia de miles de que acudieron a contemplar los más de seis mil trabajos que formaban la muestra. The New York Times aseguraba entonces que “la exposición demuestra nuevamente el continuado liderazgo de Francia en la creación artística”. El periódico hacía notar, sin embargo, que la atención de los visitantes se centraba ostensiblemente en el arte estadounidense debido a la extensa colección retrospectiva de las obras del escultor Charles Cary Rumsey, fallecido hacía cinco años. “Su colosal escultura, Pizarro, está ubicada en el centro de la Sala de la Cúpula, en el Grand Palais. Ésta es la primera vez en 30 años que se usa esta sala” indicaba el comentario. Es notorio, siempre según la misma fuente, que una vez terminada la exposición, la estatua se llevaría de París a Trujillo de Extremadura y hoy se exhibe en la Plaza Mayor de dicha ciudad española; 4.- La estatua de Pizarro de Lima (1935): En 1934 se embarcó en el puerto de Nueva York la efigie ecuestre de Francisco Pizarro. La estatua había sido realizada por Rumsey en 1910, pero fue fundida por E. Gargani, en Brooklyn, Nueva York, con una técnica aparentemente diferente a la usada para la estatua gemela de Trujillo de Extremadura (España) poco antes de su envío, luego de concluidos los arreglos del donativo entre la viuda del escultor y el representante diplomático del Perú en Washington. Se dijo entonces que la estatua medía 6.60 metros de altura y pesaba 5,850 kilogramos. Inaugurada en Lima el 18 de enero de 1935, como parte de las celebraciones conmemorativas del Cuarto Centenario de la fundación española de la ciudad. En su discurso el alcalde Luis Gallo Porras no pudo menos que elevar a Pizarro a la condición de “figura preclara del héroe y del civilizador”. El ministro plenipotenciario español Luis de Avilés y Tiscar pidió respetuosamente las autoridades peruanas que al costado de Pizarro se pusiese una estatua del Inca Garcilaso de la Vega hecha por el escultor Manuel Piqueras Cotolí, que había sido costeada por la colonia española. El embajador de los EE.UU., Fred Morris Dearing, destacó “la obligación inmensa de todos nuestros pueblos hacia la Madre España, gran colonizadora del Nuevo Mundo”. En 1952, siendo alcalde de Lima Luis Dibós Dammert, se efectuó el traslado de la estatua del atrio de la Catedral a la Plaza Pizarro, aledaño a la Plaza Mayor. No están claros los motivos del traslado, aunque se repite con frecuencia que fue una decisión del dictador Manuel Odría. En preparación del inminente traslado, la estatua peregrina de Francisco Pizarro fue bajada de su pedestal, quedando situada a su costado, mientras que el tráfico de tranvías se detenía durante media hora y los transeúntes observaban las grúas y el desmontaje con curiosidad. Luego de permanecer descabalgada más de tres semanas, el 26 de julio la estatua del conquistador fue llevada hasta la Plaza Pizarro, ante la mirada atenta de más de miles de personas que la acompañaron durante hora y media, en lenta procesión. El nuevo emplazamiento fue inaugurado el 28 de julio de 1952. Sin embargo no iba a ser su lugar definitivo. Durante largo tiempo, un demagogo con afán de figuración lideró una campaña que buscaba quitar la estatua de su plaza. En un artículo de 1991 fijaba su ridícula posición, aunque nadie le hizo caso en ese entonces y hubo de pasar varios años más para que ello finalmente sucediera. Sucede que el 26 de abril del 2003, durante la infausta gestión del alcalde Luis Castañeda, al filo de la medianoche y sin consulta previa, la estatua fue retirada sorpresivamente de la plaza. Luego de permanecer almacenada en un depósito municipal, fue instalada el 19 de octubre del 2004 en un extremo casi oculto del nuevo Parque de la Muralla, a orillas de río Rímac. La efigie se ubicó casi al ras del suelo, prescindiendo de su imponente pedestal original, y sin que se sepa donde terminaron las placas laterales de bronce que estaban en ella. Este lugar casi clandestino finalmente es su ubicación actual. ¿La veremos en algún nuevo lugar pronto? Sería conveniente que en un acto de reparación histórica, la estatua del fundador de Lima volviera a su plaza, donde fue reemplazado por una absurda asta de bandera. Si bien el actual alcalde López Aliaga perteneció al mismo partido de Castañeda, esperemos que repare esa injusticia y ordene su retorno... Vuelve Pizarro, Lima te necesita.