TV EN VIVO

sábado, 30 de septiembre de 2023

BOLIVIA: Los límites del populismo

Como sabéis, hace unos días se dio a conocer la noticia de que el narcopedófilo boliviano Evo Morales tiene la intención de presentarse como candidato en los próximos comicios generales, y uno no deja de preguntarse cómo se puede permitir a esta clase de bazofia seguir libre y no tras las rejas donde hace mucho debería estar. Enemigo declarado del Perú (donde solivianta a los indios aymarás del sur del país andino para que mediante una asonada terrorista, separen ese territorio y “lo integren a Bolivia”), pretende seguir aplicando ese fracasado modelo económico aplicado durante su nefasto régimen, que no le depara ningún futuro a nadie, ya que sigue la lógica perversa del comunismo, donde la pobreza es el caldo de cultivo de la revolución. No es de extrañar por ello que en los países que (des)gobiernan esos regímenes izquierdistas en América Latina aplican la misma receta, con el objetivo de tener a su población cada vez más hambrienta y miserable, porque así es más fácil radicalizarlos al extremo, mientras a su vez, culpan a otros países de su propio fracaso, al tiempo que hacen todo lo posible por eternizarse en el poder. Ahí están los ‘ejemplos’ de Cuba, Venezuela y Nicaragua, sangrientos regímenes donde mediante el uso de la violencia en nombre del ‘socialismo’ los sátrapas que los oprimen no están dispuestos a dejar el cargo ni muertos. En el caso de Bolivia, iba a suceder lo mismo con esa bestia de Morales, pero tras el escandaloso fraude cometido en el 2019 para asegurar su tercera e ilegal ‘reelección’, fue echado a patadas del poder, pero con el retorno de su partido al gobierno al año siguiente (me pregunto cómo se pudo permitir eso) ese despreciable violador de niñas regreso a su país y ahora se prepara para volver. Si lo consigue, al igual que el nicaragüense Ortega, nunca más lo va a dejar. De ello no hay ninguna duda. Sin embargo no las tiene todas consigo, porque su “correligionario” Luis Arce no oculta cambien sus deseos de reelegirse, por lo que la guerra entre ambos integrantes del MAS es cada vez más encarnizada, lo que sin duda acabara dividiendo a esa agrupación. En efecto, la lucha por el poder sobre quién liderará el MAS en las elecciones del 2025 en Bolivia ha estallado abiertamente. Ya está complicando la gobernanza, con disputas en los medios y rebeliones en el parlamento. Si llegan al punto en que postulen finalmente por partidos separados, entonces podrían dividir el voto del MAS; Incluso si no es así, el ganador puede estar demasiado empañado para asegurar una mayoría en el Parlamento. Cualquiera de los dos escenarios transformaría el escenario político del país: Luego de casi dos décadas en las que el MAS ha (des)gobernado solo, Bolivia podría librarse al fin de la peste izquierdista que la agobia, con la actual oposición conservadora convertida en gobierno. Como recordareis, cuando Morales llevó al MAS al poder en el 2006, fue el primer partido en obtener la mayoría en la política boliviana desde el regreso del país a la democracia hace más de 40 años. En las siguientes elecciones logró sospechosamente una mayoría de dos tercios en ambas cámaras del parlamento. Pero las elecciones presidenciales del 2019 marcaron un punto de inflexión. Morales se postulaba ilegalmente para un tercer mandato consecutivo, en abierta violación de la Constitución y desafiando el resultado de un referéndum , algo que provocó la ira no sólo entre la oposición conservadora, sino también dentro de amplios sectores del país. Como era previsible, Morales ganó fraudulentamente las elecciones, provocando protestas masivas de la oposición en toda Bolivia. La policía se amotinó y obligado por el ejército a dimitir, Morales escapo cobardemente del país. Una senadora conservadora poco conocida, Jeanine Áñez, se convirtió entonces en presidenta de un gobierno interino, una transición de poder que Morales y el MAS vieron como “un golpe respaldado por EE.UU.” El mandato de Áñez era convocar a nuevas elecciones, pero pronto comenzó a desmantelar el infame legado de Morales y procesar a sus secuaces. Cuando finalmente se convocaron a los comicios, el MAS volvió al poder bajo Luis Arce, ex ministro de Finanzas de Morales y candidato elegido. Morales regresó a Bolivia , pero persistieron las divisiones dentro del MAS. Al principio, al menos superficialmente, parecía haber una división de roles: Arce dirigiría el gobierno mientras que Morales, como presidente del MAS, dirigiría el partido. Arce dijo en ese entonces “que no buscaría la reelección”, por lo que muchos bolivianos creyeron que el acuerdo implícito era que Morales regresaría como candidato del MAS para las elecciones del 2025. Pero ahora, tanto Morales como Arce postularan en el 2025 y ello los convirtió en enemigos. “El MAS fue monolítico durante 14 años hasta que sufrió un terremoto político con la crisis del 2019”, dijo María Teresa Zegada Claure, socióloga de la Universidad Mayor de San Andrés. “A dos años de la presidencia de Arce, las divisiones dentro del MAS son claras. Hay al menos dos tendencias: una liderada por Morales… y la otra liderada por Arce”. En términos de ideología, hay poca diferencia entre los dos. Ambos rechazan las políticas de libre mercado y buscan aumentar el papel del Estado en la economía, así como utilizar los recursos naturales de Bolivia, como el gas natural y el litio, para financiar su verborrea populista. En el escenario internacional, su retórica es antiimperialista y tienden a ponerse del lado del bloque de regímenes autoritarios que incluye a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Pero Arce, un economista con antecedentes de clase media, pretende ser visto como más tecnocrático y “moderado”, mientras que Morales, un campesino cocalero cuyas conexiones con el narcotráfico son más que evidentes, tiene un mayor atractivo populista, especialmente entre la indiada que se dedica a ese ilícito negocio, fomentado abiertamente por Morales cuando estaba en el poder. La división de la agrupación oficialista tiene que ver principalmente por dónde residen las lealtades de sus partidarios y hay quienes creen que el MAS si busca sobrevivir, necesita sepultar a Morales. Es obvio que la tensión entre las dos tendencias que la integran ahora amenaza con dividirlo, mientras intercambian acusaciones de corrupción y vínculos con el narcotráfico. El momento de mayor tensión llegó con el conflicto en Santa Cruz , bastión de la oposición conservadora, que comenzó a finales de octubre pasado. El detonante fue el retraso por parte del gobierno nacional de un censo que daría a la región más recursos y escaños parlamentarios para adaptarse a su creciente población. El gobierno y la sociedad civil de Santa Cruz organizaron una huelga que duró 36 días, paralizando la economía nacional. Los manifestantes se retiraron luego de que Arce anunciara que realizaría el censo e implementaría sus resultados antes de las elecciones del 2025. Pero los legisladores del MAS leales a Morales votaron en contra de esta propuesta, mientras otros congresistas del MAS cercanos al gobierno, junto con los legisladores de la oposición conservadora, la aprobaron. Entonces, Morales acusó a Arce “de pactar con la derecha”. Este ha permanecido mayoritariamente en silencio ante estos ataques. “La estrategia de Arce es no involucrarse [con Morales]”, dijo Fernando Mayorga, sociólogo de la Universidad Mayor de San Andrés. Pero muchos analistas han interpretado el arresto el 28 de diciembre del 2022 de Luis Fernando Camacho - gobernador de Santa Cruz y líder de uno de los dos partidos nacionales de oposición- como la respuesta implícita de Arce a Morales. Camacho jugó un papel clave no solo en la movilización de la reciente huelga por el censo, sino también en las protestas luego del fraude cometido en las elecciones del 2019 que propiciaron la caída y fuga de Morales. La detención de Camacho por su papel en los hechos del 2019 ahora es vista por los analistas como un movimiento estratégico. “Es posible que Arce haya tomado esa decisión para mostrarle al ala radical del MAS que no se ha vendido a la derecha y que, de hecho, es aún más confrontativo con la élite tradicional”, dijo Zegada. Sin embargo, Morales no lo ve así y acusando de traidor a Arce “como Lenin Moreno hizo con Correa en Ecuador” anuncio su candidatura el domingo vía X (ex -Twitter) buscando de esta forma recuperar la iniciativa y ser el aspirante oficial del MAS, pero Arce tiene también sus propios planes. reelecionistas Según los analistas, la situación económica del país se va agravar aun más en las próximas semanas cuando se formalice la decisión de Morales de presentarse a las elecciones, quien de seguro buscara revertir las medidas tomadas por su ex-protegido. A primera vista, este desacuerdo entre ambos podría favorecer a las fuerzas democráticas, que si son inteligentes, deberían presentar un candidato único, pero lamentablemente también entre sus líderes existen intereses encontrados y no es de extrañar que al final, cada formación vaya por separado, perjudicando la posibilidad de sacar a Bolivia del calamitoso estado en la que se encuentra. Al fin y al cabo, tanto Arce como Morales son lagartos de un mismo pozo, a los cuales las ambiciones personales los ha separado, quien sabe momentáneamente. Y ese es el peligro, que al final se amisten y cualquiera de sus variantes continúe en el poder, utilizando recursos vedados e incluso el fraude, que para ello son expertos. El populismo es sumamente nocivo y ha hecho mucho daño a los países de América Latina. Que la desastrosa experiencia boliviana sea vista como un ejemplo de lo que no se debe hacer.
Creative Commons License
Esta obra está bajo una Licencia de Creative Commons.