HUACA DEL DRAGÓN: Entre la historia y la mitología
¿Existieron dragones en el Antiguo Perú? A primera vista podríamos responder que no, pero la presencia de esos animales en los frisos de un antiquísimo templo indígena (denominado por los nativos como ‘huaca’) da mucho que pensar. En efecto, en el suburbio de La Esperanza, a unos 4 km al noroeste de Trujillo, se encuentra la Huaca del Dragón - conocida localmente también como Huaca Arco Iris - un gran monumento religioso, centro ceremonial y administrativo construido en adobe, cuyos murales están decorados con frisos en relieve mostrando figuras antropomorfas y representando estilizadamente el arcoíris. El edificio está bien conservado, ello debido a que estuvo enterrado bajo la arena hasta la década de 1960. Su ubicación era conocida por un puñado de arqueólogos y ladrones de tumbas, pero la excavación no comenzó hasta 1963. El templo solía estar pintado, pero hoy en día sólo quedan tenues rastros de tonos amarillos. Si bien algunos arqueólogos atribuyen este monumento al Imperio Chimú (años 1100-1450), otros afirman que este adoratorio fue construido entre los años 800-1000 D.C., por el reino Mochica, de quienes los primeros se consideraban sus sucesores. Al ingresar al templo podemos apreciar una rampa que conduce a un primer nivel que presenta figuras talladas en las paredes en forma de dragones y sobre estas figuras se representa a un arcoíris. Otra rampa, más pequeña que la primera, nos conduce al segundo nivel. En este nivel hay catorce depósitos donde probablemente se halla almacenado alimentos y ofrendas, lo que indica que no solo era un adoratorio, sino un centro de acopio de bienes para el abastecimiento de quienes vivían allí y sus alrededores. Los muros de las plataformas están decorados con bellos altorrelieves. Una figura adopta la forma de un arcoíris en forma muy estilizada en pos de engullir a un personaje, con cada cabeza. Al centro figuras antropomórficas en forma de Dragón con las fauces abiertas comparten el bocado. En tanto, una figura bicéfala posada sobre una pequeña plataforma o altar comparte entre sus fauces un tumi (cuchillo ceremonial). Cabe mencionar que, en el estudio de este templo, los investigadores encontraron veinticinco ídolos de madera, los cuales tenían aspecto jorobado, con incrustaciones de conchas en diferentes partes del cuerpo, y que posiblemente fueron usados como amuletos. Realmente es indescriptible la cantidad de figuras que uno encuentra en los muros decorados. Así, aparecen figuras antropomorfas y geométricas; unas decoraciones muy parecidas a las que encontramos en el Complejo Arqueológico de Chan Chan, capital del Imperio Chimú, saqueada tras ser conquistada por los Incas en 1470 y posteriormente abandonada, siendo cubierta por las arenas del desierto. Por cierto, es una lástima que solo se hayan restaurado los frisos de los dragones en solo una parte de los muros que rodean el templo y no en todo el monumento, para que pueda ser apreciada en todo su esplendor ¿No os parece?