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sábado, 14 de marzo de 2015

VENEZUELA: Su dignidad no se negocia

Esta semana volvemos a ocuparnos de Venezuela y es que tras el rotundo fracaso de la intentona golpista financiada por Washington el pasado 12 de febrero, el despreciable Criminal de Guerra Barack Hussein Obama en un acto por lo demás repudiable desde todo punto de vista y demostrando su odio visceral a la Revolución, le ha declarado prácticamente la guerra total, con el objetivo de derrocarlo mediante una invasión militar. Lo ha hecho con la emisión de un decreto de "emergencia nacional", en el cual califica al país sudamericano como una "amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y política exterior de los Estados Unidos" (?). Quienes conocen la forma de proceder del Gobierno norteamericano, saben bien lo que estas acusaciones significan. Y los que no, pueden preguntar sus implicaciones a cualquiera de los ciudadanos de naciones invadidas militarmente por Washington, entre ellos, los millones de afganos e iraquíes que resisten, aún hoy, el horror de la ocupación estadounidense. Venga ya ¿Que clase de “amenaza” puede representar un país que esta a miles de kilómetros de sus fronteras y no posee arsenales nucleares ni armas de destrucción masiva?. El objetivo en Venezuela no es otro que hacerse con sus inmensos recursos energéticos para superar la grave crisis económica y financiera que ha puesto en jaque su hegemonía mundial, frente a otras potencias: China y Rusia. Como sabéis, este tipo de declaraciones suelen preceder a agresiones militares, las cuales pueden ser efectuadas por mano propia (como sucedió en Granada y Panamá) o ser el prólogo para operaciones militares conjuntas contra Venezuela, donde intervendrían Estados Unidos con sus lacayos de la OTAN, y países de la región como Colombia y Chile, para darle un carácter “multinacional”. En este contexto es bueno recordar casi todos los episodios de injerencia de EE.UU. en los países soberanos. Casos más recientes son los de Siria e Irak y sobre todo en Ucrania, donde el ansiado "cambio de régimen" (eufemismo para evitar hablar del golpe de Estado que provocó la caída del señor Yanukovich y su reemplazo por traidores colaboracionistas) que Washington persigue sin pausa para rediseñar el mundo, se logró “gracias” a la invalorable cooperación de la Unión Europea y la OTAN, y cuyo resultado ha sido el baño de sangre que continúa en Ucrania hasta el día de hoy. Sin embargo, su fracaso en esos países para imponer finalmente su voluntad, se debe al firme apoyo de Rusia a sus adversarios, lo que lo ha obligado a retroceder en sus pretensiones iniciales y contentarse con las migajas en el caso de Ucrania y armar desde el 2007 a ISIS - un grupo terrorista liderado por Abu Bakr al-Baghdadi, un conocido agente del Mossad israelí - en Siria e Irak para desatar el terror, pero que acaba de sufrir una aplastante derrota en Tikrit a manos del ejercito iraquí con el apoyo de Irán. En el caso de Venezuela, hay que tomar muy en serio las amenazas proferidas por Washington. Especialmente si se recuerda la vigencia de una vieja tradición política norteamericana consistente en realizar autoatentados que sirvan de pretexto para justificar una inmediata respuesta bélica. Nadie podría sorprenderse si en las próximas horas o días Obama autoriza una operación secreta de la CIA o de algunos de sus servicios de inteligencia en contra de algún objetivo sensible de Estados Unidos en Venezuela como por ejemplo su embajada en Caracas, para tener la excusa “perfecta” para atacarla militarmente. Lo cierto es que desde hace tiempo tiene la mirada puesta en la Revolución y tras los continuos fracasos de sus agentes para derribarla, ahora quiere hacerlo personalmente, pero se equivoca si cree que va a tener éxito. Venezuela no está sola. Es verdad que estas amenazas contra la Revolución Bolivariana pueden convertir a la región en un hervidero de violencia. Pero la voluntad del pueblo venezolano es inclaudicable. Su vocación antiimperialista es ancestral y proviene de la gesta heroica de sus héroes independentistas. Si hace 190 años este pueblo logró derrotar a España y conquistar la libertad de América Latina, hoy, con la misma valentía el pueblo venezolano (que en un 90 % rechaza las amenazas proferidas por Washington) podrá resistir cualquier arremetida del Imperio. Su dignidad no se negocia :)
   
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