Una buena noticia que cabe resaltar esta semana sin duda alguna, es la decisión adoptada este miércoles por el Juzgado de Investigación Preparatoria de la Corte Suprema, a cargo del magistrado Hugo Nuñez, quien anulo el indulto ‘humanitario’ otorgado ilegalmente al despreciable genocida Kenyo Fujimori (condenado en un proceso ejemplar en el 2009 a 25 años de prisión por Crímenes de Lesa Humanidad) y que como sabéis, fue el producto de un oscuro acuerdo bajo la mesa entre el conocido lobbysta y Traidor a la Patria Pedro Pablo Kuczynski - cabecilla de la organización criminal ‘Los Cuellos Blancos de Choquehuanca’ - y el hijo del reo, Kenji Fujimori, por el cual a cambio de que los congresistas de su bancada votasen en contra de su vacancia en el Parlamento, acusado de graves casos de corrupción al quedar al descubierto sus conexiones con la constructora brasileña Odebrecht, el lo dejaría en libertad, tal como efectivamente ocurrió la noche del 24 de diciembre del 2017 . Como corresponde a un fallo revocatorio, el magistrado ordeno la ubicación y captura del reo para que sea reingresado al establecimiento penitenciario que designe la autoridad correspondiente, pero Fujimori, cobarde como es - algo innato en el - alegando estar “mal de salud” se interno en una clínica privada para evitar ser recluido inmediatamente en prisión, montando para ello un vomitivo show mediático, pero ello no lo salvara de terminar tras las rejas. Este fallo cierra una etapa del proceso que se abrió en diciembre pasado con la condenable decisión de Kuczynski de indultar al criminal luego de salvarse de la primera moción de vacancia planteada en su contra, a lo que debemos agregar la vergonzosa retirada de los parásitos de la ‘izquierda’ al momento de la votación, buscando de esa manera ‘blindarlo’ a como de lugar, pero ello no evito su renuncia a los pocos meses para evitar su ignominiosa destitución, luego de que se dieran a conocer los llamados Kenjivideos, en los cuales se aprecia la compra de congresistas de ‘oposición’ para no ser destituido por el Congreso. El escándalo desatado origino su caída y en esta ocasión nadie lo quiso salvar. En cuanto al indulto en si, esta claro que su procedimiento fue estrictamente político, pero la reversión ha seguido un camino distinto. Entre varias opciones, la parte civil resolvió acudir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) que en junio pasado emitió una resolución de supervisión de cumplimiento de sentencias de los casos Barrios Altos (2001) y La Cantuta (2006), en el marco del mencionado indulto. En ese documento, la Corte IDH derivó al caso a la jurisdicción nacional advirtiendo que el indulto no ha cumplido con las normas internacionales, estableciendo un plazo que expira el 29 de octubre de este año para que el Poder Judicial y el TC, según fuera el caso, resuelvan la controversia, reservándose el derecho de emitir un pronunciamiento posterior en caso de que lo resuelto por el Estado peruano no se ajuste a los estándares internacionales. Es por ese motivo que el fallo del juez Núñez ha seguido estrictamente la ruta procesal y jurisprudencial señalada por la Corte IDH. Para fundamentar el fallo, el magistrado no podía eludir la revisión de los instrumentos internacionales en materia de DDHH y de indulto, lo que se denomina el control de convencionalidad, ni evitar ajustarse a los parámetros establecidos en la Constitución y las sentencias del TC en las materias inherentes al caso, lo que se denomina control de constitucionalidad, amén del análisis de los aspectos administrativos del indulto y las conclusiones médicas. Si de algo no puede acusarse al fallo que anula el indulto otorgado ilegalmente a Fujimori es de ser político o politizado, como algunos sectores interesados buscan presentarlo. Puede entenderse que para la mafia homicida implica un grave trance, especialmente porque pone en evidencia que, en su momento, este grupo cuestionó precisamente la forma de la liberación de Fujimori. No obstante, la resolución de la justicia peruana es coherente y justa como lo han reconocido destacados especialistas, una condición que no puede ser menoscabada con el simple uso, no demostrado, de un adjetivo calificativo. Si bien es cierto que las partes concernidas tienen expedito el camino para la apelación, habría que recordar que, en un Estado de derecho, las sentencias judiciales pueden ser objeto de crítica o aprobación, pero deben ser acatadas y en este caso, con mayor razón, por lo cual debe ser aplicada con la mayor celeridad posible enviando al reo de nuevo a la cárcel del cual nunca debió salir, para cumplir toda su condena. Al respecto, Patricia del Rio nos dio su apreciación sobre este punto, el cual lo publico entrecomillado claro esta ¿vale?: “¿Y ahora qué? Con la anulación del indulto a Fujimori, el tablero político ha cambiado pero lo ha hecho en un contexto muy complicado. El condenado vuelve a la cárcel en momentos en que los enfrentamientos entre el Ejecutivo y el Congreso (léase Fuerza Popular) están en su pico más alto. Como era previsible, las primeras declaraciones de los fujimoristas apuntan a considerar a Vizcarra como el responsable y consideran esta sentencia como una ‘venganza’. La posición del ministro de Justicia, Vicente Zeballos, quien renunció a la bancada oficialista ‘Peruanos Por el Kambio’ cuando salió el indulto, va a darle argumentos a la bancada naranja para ahondar en esta tesis. Y, si bien hay un porcentaje importante de la población que no estaba a favor de la forma como se otorgó la libertad a Fujimori, la imagen de este regresando enmarrocado a la cárcel puede jugar a favor del gobierno, quienes trataran de presentarse ahora como los abanderados ‘de la lucha contra la corrupción’. Pero no nos engañemos, ellos son peores. Otro escenario que se mueve drásticamente es el frente interno de Fuerza Popular. El indulto fue producto de unas negociaciones entre PPK y Kenji Fujimori. Él peleó por su padre, él canjeó los votos, él se ganó el desprecio de Fuerza Popular y fue echado del partido. Lo hizo todo mal, de eso nadie duda; pero vamos a ser sinceros, no había forma de derrocar a Pedro Pablo Kuczynski sin desbaratar el vergonzoso indulto que lo hizo posible.
Keiko eligió su batalla, se enfrentó a su hermano, sacó a PPK de la presidencia y… devolvió a su padre a la cárcel. Difícil creer que haya tomado la decisión de sacrificarlo ‘en aras de los intereses del país’. Pero todo apunta a que actuó por apetitos personales de poder y bajo la certeza de que nadie se atrevería a darle vuelta a la decisión tomada. En este nuevo escenario le toca a una Keiko ya muy debilitada trabajar no solo por la libertad de su padre, cada vez más lejana, sino por librarse de la imagen de mala hija que se lo ha ganado a pulso. ¿Qué pasará con el futuro político de Keiko Fujimori? ¿Cuál será el rol que asuma el hasta ahora desaparecido Kenji? Tratar de imaginar el futuro cercano del fujimorismo es más difícil que adivinar quién será el próximo alcalde de Lima este domingo. Pero se vienen nuevos tiempos y soplarán nuevos vientos que asoman huracanados.” puntualiza la nota. Venga ya, la guerra entre ambos bandos esta declarada y va a ser sublime y apoteósico observar como se destruyen unos a otros. Si que lo voy a disfrutar. Por cierto, fue especialmente patético ver el ‘llanto’ sin lágrimas de Keiko al enterarse de la noticia, algo tan falso como la ‘inocencia’ de su padre, el cual por su parte afirmo en un video burdamente preparado, que si vuelve a prisión, su corazón no lo va a poder soportar ‘suplicando’ por ello al gobierno y al Poder Judicial que no lo maten... Hay que ser cínico para hacer semejante afirmación, más aun cuando el no tuvo piedad alguna con los miles de inocentes a quienes hizo asesinar durante su sangriento régimen. Finalmente, en una maniobra que los pinta de cuerpo entero, integrantes de la bancada de la mafia se han apresurado en presentar un proyecto de ley para liberar a presos mayores de 80 años y que puedan pasar a prisión domiciliaría, que no es sino una ley con nombre propio, pero esta no puede ser retroactiva como pretenden. Ademas de ello, al beneficiar exclusivamente a quienes hayan cumplido las dos terceras partes de su condena, el genocida apenas ha pasado 12 años tras las rejas de los 25 al que fue sentenciado, o sea ni la mitad, por lo que no puede ser liberado. Por un Perú sin impunidad, Fujimori nunca mas :)