Alarmantes noticias nos llegan desde el país andino, donde el régimen filosenderista de Pedro Castillo ha acelerado los planes para convertir al Perú en un narcoestado, siguiendo el “ejemplo” de Cuba, Bolivia y Venezuela, no solo nombrando a un abogado de narcotraficantes y terroristas como ministro del Interior, sino también al ordenar detener la erradicación de los cultivos de coca (dedicados en el 95% para la elaboración de la cocaína) e insistir además en su demencial idea de querer “industrializar” la hoja maldita de los andes, por consejo del narcopedófilo Evo Morales quien hizo lo mismo en Bolivia, resultando como es obvio, en un completo fracaso. Tras ese deseo también se encuentra Sendero Luminoso, que a través de la “camarada Vilma” le recuerda a Castillo quien financio su campaña y que ahora le toca pagar por ello. Como sabéis, el congresista oficialista Guillermo Bermejo está preparando una ley de hoja de coca cuyo único fin, según todos los expertos, no es potenciar los usos tradicionales de la planta maldita de los andes, sino favorecer abiertamente al narcotráfico. La ridícula excusa esgrimida para su infame proyecto “es que sirve para potenciar el consumo tradicional que se da principalmente a través del mascado”, lo que en el país se conoce como chacchado. Sin embargo, tal y como cuenta un experto en cuestión, estos usos están en claro retroceso desde hace unos años, con el descenso de la pobreza y el abandono del campo por parte de los indígenas que se trasladan a las ciudades dejando atrás sus costumbres, con el consiguiente aumento de la población urbana. Así, en la actualidad el porcentaje del cultivo de hoja de coca que acaba desviándose al narcotráfico está en torno al 95% tanto en el Vraem - la zona de Perú en la que se concentra la mayor producción de cocaína - como en otras áreas cocaleras del país. Pero eso, obviamente, no parece que vaya a frenar el proyecto de ley que promueve Bermejo apoyado por el Congreso Nacional de las Cuencas Cocaleras de Perú, celebrado a inicios de octubre y en cuya organización destaco un oscuro personaje como Julián Pérez Mallqui, principal referente de los cocaleros más radicales de Vraem, (palabra que por cierto, es el acrónimo de Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro). Según se pudo llegar a conocer, en este encuentro se acordó “exigir” el reconocimiento a los cocaleros que hoy en día operan en la ilegalidad y oficializar de esa manera al narcotráfico. El asunto es que ahora en el Perú se puede cultivar coca legalmente, pero sólo si se está inscrito en un censo que se elaboró en 1978 y que obliga a sus miembros a vender toda su producción a la Empresa Nacional de la Coca (ENACO), una compañía estatal que ostenta el monopolio que exporta legalmente hojas de coca a los EE.UU. para, curiosamente, elaborar la Coca-Cola. Asimismo, dedica una mínima parte para fabricar bebidas e infusiones, de limitado consumo en el país. El resto de los cultivos no empadronados - aproximadamente un 95% - son ilegales por lo que eran erradicados cotidianamente por las autoridades hasta antes de la llegada al poder (mediante el fraude) de Pedro Castillo, quien pretende ahora que los cocaleros se conviertan en ‘intocables’ como una forma de facilitar su trabajo a los narcotraficantes. Pero la legalización de los cultivos no es, además, el único plan de Perú Libre. Según la información publicada hace unos días, en los presupuestos generales que ha presentado el régimen, hay una reducción de nada más y nada menos que un 47% de los fondos destinados a las operaciones militares y policiales contra las organizaciones terroristas y los narcotraficantes, que prácticamente son los mismos o hacen negocios conjuntos. Otra parte del programa de Perú Libre para favorecer un crecimiento aún mayor del narcotráfico - según las cifras reportadas por el propio gobierno peruano entre el 2020 y el 2019, la superficie total en la que se cultiva coca creció hastaen un 25% - pasaría por expulsar a la DEA, la agencia antidroga de los EEUU. Como recordareis, el destituido Guido Bellido, prometió en un acto de campaña romper las relaciones con EE.UU. y expulsar tanto a la DEA como a agencia de cooperación internacional americana, USAID. Un acto en el que estaba presente Bermejo, el impulsor de esta ley de hoja de coca, y que tiene vínculos con Sendero Luminoso y el narcotráfico por lo que está siendo juzgado por su pertenencia a la organización terrorista. Si bien Bellido término expectorado del cargo, las intenciones de Castillo de convertir al país en un narcoestado, siguen adelante, siendo Bermejo el portavoz de esa posición dentro del régimen. Uno de los expertos que tiene claro el papel real de Bermejo en este asunto es Fernando Rospigliosi, exministro del Interior en el Perú y también exjefe de los servicios de inteligencia, quien no duda en afirmar que Bermejo es un aliado de narcotraficantes y terroristas del Vraem, según datos confirmados por la propia policía y la fiscalía. Asegura además que con la nueva ley de hoja de coca, se busca eliminar totalmente los controles sobre el narcotráfico para que ese ilícito negocio prospere aún más con las ‘protección’ del propio Estado: "Ahora somos segundo productor, detrás de Colombia y él - en referencia a Bermejo - quiere ponernos en primer lugar". Pero, ¿es necesaria una ley para ello? ¿No bastaría con una actitud permisiva desde el régimen? Al parecer no, y Rospigliosi nos da dos razones. La primera es lanzar un mensaje: "Tiene que dar muestras a su gente, a los miles de cocaleros que abastecen a los narcos y las 'firmas', las bandas de narcotraficantes peruanos que trabajan para los cárteles quienes junto a Sendero Luminoso, han financiado la campaña de Perú Libre, los cuales todavía no controlan a la policía y las Fuerzas Armadas, que son las encargadas de luchar contra el narcotráfico" aseveró. "Se trata de una medida política", concluye. Por su parte Jaime García, un economista que conoce muy bien la lucha contra el narcotráfico en el país, analiza lo que puede ser esta Ley de la Hoja de Coca que todavía no se ha presentado al Congreso, pero se sabe bastante bien qué se pretende hacer por las reuniones que ha tenido el congresista Bermejo con dirigentes cocaleros del Vraem, cuya producción de coca se destina en su totalidad a la elaboración de cocaína. García explica que en esa zona se produce el 70% de la cocaína peruana, que aproximadamente son unas 750 toneladas al año. García tiene claro lo que pretenden Bermejo y Perú Libre y lo que tratarían de hacer con la futura Ley: "Buscan legalizar a todos los productores cocaleros. Con ello se evitaría la erradicación de cultivos de coca y se favorecería al narcotráfico y de paso a Sendero Luminoso, ya que se expulsaría de la zona a la policía y la DEA, como exigen insistentemente tanto Bellido, Bermejo, como el propio Castillo, acatando las ‘ordenes’, de la camarada Vilma" expresó. Es más, con esa nueva y aberrante norma legal se plantearía un modelo tipo boliviano, en el colmo del ridículo, los propios cocaleros asumirían roles en ‘la lucha contra el narcotráfico’ haciéndose cargo de la erradicación de cultivos excedentarios, esto es, de los grupos rivales, acaparando ellos enteramente la producción de la coca para la elaboración de la cocaína" aseveró. Conviene no olvidar aquí la continúas y polémicas giras que hace Evo Morales al Perú, de la mano del régimen de Castillo que financia sus viajes, entrometiéndose en asuntos internos de un país que no es el suyo, por lo que la oposición en el Congreso ha solicitado que sea declarado persona no grata e impedir su ingreso al Perú. Sin embargo, García advierte que "el modelo boliviano es muy difícil de aplicarse en el país, ya que actualmente existen alrededor de 80.000 cocaleros con alrededor de 75.000 hectáreas de coca y para abastecer el mercado legal sólo se necesitan 8.000 hectáreas, por lo que el resto termina en manos del narcotráfico y debe ser erradicado sin más dilaciones" añade. “El Proyecto de Ley busca la industrialización de la hoja de coca pero eso no ha funcionado ni en Bolivia. Además, que se dé en el Perú es un sueño, porque todo el esfuerzo de Industrialización demanda como máximo 2000 toneladas - de hoja de coca, no de cocaína, obviamente - que se producen en 1000 hectáreas". De hecho, según nos cuenta "Perú ya industrializa mucho más el cultivo de coca que Bolivia, por lo que no es necesario que se dé una nueva ley, que únicamente favorecería al narcotráfico, al ‘legalizar’ sus cultivos dedicados a la elaboración de la cocaína, y la policía estaría atada de manos, porque no podría impedir la producción, elaboración y comercialización de la droga” puntualizó. Cabe precisar que los otros usos que se le puede dar a la coca son insignificantes, incluido el mate de coca. Durante décadas, los narcotraficantes y sus aliados cuentan la historia de que se pueden fabricar muchos productos con ella, desde caramelos hasta pasta de dientes. Obviamente, ello es una gran mentira. La coca no sirve para eso y la producción para esos usos es el 0.001% del total. Sin embargo, gente como Castillo y Bermejo siguen difundiendo esas falsedades para favorecer al narcotráfico y ello no se puede permitir :(