Se trata del mayor genocida en la historia del país andino por su comprobada responsabilidad en la muerte de 200 mil peruanos durante la pandemia del Coronavirus, superando con creces al mismísimo Abimael Guzmán (quien mató a 80 mil en la época del terrorismo). Nos referimos a un miserable lagarto, cobarde y traidor, ídolo de los caviares al igual que el anterior de los nombrados. ¿Su nombre? Martin Vizcarra, quien esta semana volvió a ser noticia. Resulta que la Procuraduría General del Estado (PGE) pidió al Ministerio Público que añada un tercer delito en la investigación que se le abrió en febrero del 2021 por concusión y negociación incompatible en el marco del ‘Vacunagate’. En efecto, a través de un oficio enviado a la Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, el procurador general Daniel Soria solicitó que sea también investigado por cohecho activo transnacional. En apretada síntesis, Soria acusa a Vizcarra el haberse beneficiado irregularmente de la vacuna de Sinopharm destinada al personal que participó en los ensayos clínicos de la fórmula a cargo de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) a cambio de prometerle - de manera directa o a través de intermediarios diplomáticos - a la farmacéutica china una “preferencia, ventaja o exclusividad” en las negociaciones que el Estado Peruano emprendería posteriormente para comprar millones de dosis de esa vacuna “contra el COVID-19” que al final se descubrió que no servía para nada al tratarse solo de agua destilada. Obviamente, serán las investigaciones las que determinarán la gravedad de la acusación, pero hasta entonces quizá sea un buen momento para recordar los hechos que motivaron una de las inhabilitaciones políticas por las que este despreciable sujeto no ha podido jurar como parlamentario a pesar de haber sido candidato al Congreso y haber obtenido una curul en las cuestionadas elecciones generales del 2021, signadas con el fraude. Ha quedado claro, en primer lugar, que el golpista Vizcarra se aprovechó de su condición de jefe del Estado para aplicarse la vacuna de Sinopharm antes de que esta estuviese disponible para el resto de los peruanos. Que, además, facilitó la inoculación de su esposa y de su hermano con el mismo fármaco, cuando decenas de miles de peruanos ya habían fallecido por el virus y cientos más peleaban por sus vidas en los pasillos de hospitales sin camas y sin balones de oxígeno. No conviene olvidar, por otro lado, que el suyo fue un (des)gobierno que tuvo el doble demérito de llevar al Perú a la cúspide de los ránkings de los países en los que el Cononavirus causó un mayor número de víctimas por habitantes y en los que propició un mayor descalabro económico, además de que dejó a los peruanos sin un solo contrato de vacunas firmado, lo que perjudicó la tarea de la administración entrante. Tampoco que una vez que la prensa expuso que se había vacunado a escondidas, él optó por mentir hasta el final, insistiendo cobardemente en la tesis de que había formado parte de los ensayos cuando la propia UPCH ya había revelado que su nombre no aparecía en la nómina de los que participaron en estos. Y que, posteriormente, este miserable tuvo la desfachatez de acudir a vacunarse regularmente y hasta publicitarlo en sus redes sociales. Por lo demás, no es este el único lío legal que enfrenta este infeliz. Como recordareis, en diciembre pasado el fiscal Germán Juárez Atoche presentó ante el Poder Judicial una acusación en su contra por los millonarios sobornos que habría acordado durante su etapa como gobernador regional de Moquegua por los proyectos Lomas de Ilo y la ampliación y mejoramiento del hospital de dicha región. Por este caso, el Ministerio Público ha pedido 15 años de prisión para Vizcarra. Ello, sin olvidar también su implicación en la trama del ‘club de la construcción’ ni los oscuros negociados par la construcción del aeropuerto internacional de Chinchero, en el Cuzco. Sospechosamente a pesar del tiempo transcurrido, aun no se inicia el juicio por esos delitos y sigue libre como si nada. Está demás decir que Vizcarra tiene, mucho que explicar ante las autoridades peruanas por su implicancia en el ‘Vacunagate’ y en los otros casos ya mencionados, tal y como el pedido realizado por la PGE ha recordado. Pero mientras estas respuestas llegan, habría que decirle que también le debe explicaciones al país por su comportamiento indigno de venir impulsando la creación de su propio partido político al tiempo que carga con gravísimos acusaciones de corrupción y con cientos de miles de muertos a sus espaldas, por los cuales el muy sinvergüenza aun no rinde cuentas ante la justicia… A la cárcel con él (Por cierto, al momento de escribir esta nota, me entero de la captura en los EE.UU. del dipsómano Alejandro Toledo, quien este domingo a primeras horas de la mañana, estaría llegando extraditado al Perú donde es investigado por lavado de activos y colusión, entre otros delitos, y para quien la Fiscalía de la Nación ha solicitado 20 años de prisión por recibir un soborno de 35 millones de dólares, luego de licitar en favor de la empresa Odebrecht, tal como hemos detallado hace un par de semanas. Los caviares como Kuczynski, Gorriti y Mohme - cómplices de sus fechorías - a estas horas deben estar muertos de miedo por lo que pueda decir el cholo, quien para tratar de salvar su pellejo no dudará en delatarlos… Me alegro por ello)
