SANTA ROSA DE LIMA: La historia que esconde el Pozo de los Deseos
Como sabéis, el 30 de agosto de cada año se celebra la vida y milagros de Santa Rosa de Lima, Patrona de las Américas, Indias y Filipinas. La religiosa peruana se convirtió en una representación de la fe y bondad en el mundo. Pese a que nació en el continente americano, sus acciones se hicieron populares en otras naciones, siendo reconocida por su dogma inquebrantable. Ante todo ¿quién fue Santa Rosa de Lima? El 20 de abril de 1586 nacía Isabel Flores de Oliva en la Ciudad de los Reyes. Fue hija de Gaspar Flores y de la limeña María de Oliva. La familia estuvo compuesta por 13 niños. Ella y sus parientes se mudaron al pueblo de Quives cuando su progenitor obtuvo un nuevo empleo. Para 1597 recibió el sacramento de la confirmación de manos de Santo Toribio de Mogrovejo, quien era el arzobispo de Lima. Aunque sus padres eligieron otro nombre para su registro, durante este acto sagrado, este fue cambiado por Rosa, apelativo que le fue entregado por su belleza y porque su madre la vio que su rostro se convirtió en esta flor en uno de sus sueños. Desde pequeña manifestó su vocación religiosa, la cual fue inculcada por su madre, de quien aprendió de música, canto y poesía, además de técnicas de costura, las cuales empleaba para poder ayudar en la economía del hogar. Tras dejar Quives y regresar a Lima, destacó por su solidaridad y compromiso con los demás. En aquellas épocas las expresiones religiosas acompañaban a los habitantes, quienes no dudaban en manifestar su fe y cómo era la vida cristiana. Siguiendo el ejemplo de Santa Catalina de Siena, se apartó de lo que conocía para entregarse a la castidad y en 1606 tomó el hábito en la iglesia de Santo Domingo. Aunque su padre tenía planeado organizarle un matrimonio, la familia decidió apoyar su decisión y nueva vida de la mano de Dios. Desde casa inició sus trabajos para ayudar al prójimo, como educar a los niños y ofrecerse como voluntaria para ayudar a los enfermos. Luego de años entregados a la labor religiosa, su salud se agravó, sufriendo de una enfermedad que le causó una aguda hemiplejia. El 24 de agosto de 1617, y con solo 31 años, perdió la vida y trascendió para la eternidad. Es tradición que en el mes de agosto los peruanos, y fieles de todo el mundo, acudan al convento que lleva el nombre de la Primera Santa de América. El origen de esta se explica en una de las placas que aparece en el Pozo de los Deseos. Esta precisa que “Rosa arrojó en el pozo de 19 metros de profundidad la llave del candado de una cadena que se puso en la cintura a modo de silicio, para hacer perpetua penitencia por los pecadores”. Se narra que la santa hizo un acto de sacrificio como penitencia por los pecados de las personas. Ella tiró la llave que cerraba el candado para no abrir el cinturón de hierro que utilizaba para flagelarse. Cuando los miembros de su clérigo se enteraron de lo ocurrido y vieron las heridas en su cuerpo, le pidieron que se desprenda de ese objeto, pero ella se rehusó. Pasado un periodo de tiempo, ella se dirigió al pozo y tras sus súplicas, la cadena se abrió milagrosamente por obra de Dios, otorgándole así un misticismo y devoción que hasta la fecha se mantiene. Sin duda, la visita al Santuario de Santa Rosa de Lima es una de los recorridos más importantes que se hace en la cultura religiosa del Perú. Ese día largas filas de feligreses se forman desde muy temprano a la espera de poder dejar una carta con sus peticiones en el Pozo de los Deseos, con la esperanza de que estos se vuelvan realidad. Cabe precisar que no es el único pozo que existe, ya que en la hoy llamada Santa Rosa de Quives - al noreste de la capital peruana, en el kilómetro 63 de la carretera que lleva a la ciudad de Canta - hay una muy visitada ermita donde se encuentra otra similar. Ello debido a que en ese lugar, la santa recibió el sacramento de la Confirmación de parte de Santo Toribio de Mogrovejo, Arzobispo de Lima. También es muy visitado, donde los fieles dejan sus cartas haciéndole algún pedido.